Perspectivas opuestas
Para los autores del art¨ªculo el problema -o el m¨¢s importante de los varios que existen- en torno a las elecciones en Nicaragua es el de saber si Estados Unidos aceptar¨¢ un hipot¨¦tico y predecible triunfo sandinista en dicho proceso electoral y, consiguientemente, si lo aceptar¨¢n tambi¨¦n sus rivales, la Uni¨®n Nacional Opositora encabezada por Violeta Chamorro, y la contra.
El pr¨®ximo d¨ªa 25, en el que los ciudadanos van a acudir nuevamente: a las urnas en Nicaragua, marc2L una fecha cuya importancia trasciende ampliamente las fronteras de dicho pa¨ªs. Desde el derrocamiento de Somoza con el triunfo de la revoluci¨®n sandinista, Nicaragua, un pa¨ªs materialmente peque?o y poco poderoso, m¨¢s situado en una delicada zona geopol¨ªtica y capaz de crear una pol¨ªtica profundamente innovadora, se ha convertido reiteradamente en centro de la atenci¨®n internacional.Llegamos as¨ª a una situaci¨®n en que la problem¨¢tica de las pr¨®ximas elecciones se encuentra intensamente crispada -hay que tener en cuenta lo que significa la presencia de todo un ej¨¦rcito de invasi¨®n en la frontera-7 y sometida al enfoque de dos puntos de vista radicalmente opuestos. En la perspectiva que trata de imponer la Administraci¨®n estadounidense, con su poderosa influencia en los medios de comunicaci¨®n, el gran problema reside en la dificultad del sandinismo para afrontar unas elecciones democr¨¢ticas.
Por el contrario, una contemplaci¨®n no manipulada de la realidad nos descubre un panorama inverso: lo que hay que cuestionarse es la capacidad de la Administraci¨®n estadounidense y sus seguidores p1ra aceptar la voluntad del pueblo nicarag¨¹ense si ¨¦sta no se ajusta a sus intereses, tal como ocurri¨® en las pasadas elecciones de 1984. Los grandes obst¨¢culos para la expresi¨®n libre de dicho pueblo provienen justamente de la intervenci¨®n norteamericana. Una intervenci¨®n guiada por la obsesi¨®n de mantener gobiernos d¨®ciles en la zona, no ciertamente por el af¨¢n de extender la democracia, cual muestra su apoyo a reg¨ªmenes con un largo historial desp¨®tico y sangriento, que en El Salvador, por ejemplo, ha saltado recientemente a la luz.
Ciertamente, la decisi¨®n objetiva entre ambos puntos de vista s¨®lo puede conseguirse comparando en sus momentos decisivos las trayectorias seguidas de una parte por los sandinistas, de otra, por la Administraci¨®n estadounidense. En este sentido, frente a la confusi¨®n globalizadora y emocional con que el r¨¦gimen nicarag¨¹ense ha sido presentado y descrito, ya con apelativos descalificadores, como el de dictatorial, ya inexactos, cual de marxista-leninista, resulta necesario recordar, como punto de partida, la peculiaridad genuina e innovadora del proyecto revolucionario sandinista, tanto en su lucha contra la dictadura como en la construcci¨®n del nuevo Estado.
Se encuentra, en efecto, orientado el proyecto en tres grandes v¨ªas: pol¨ªticamente, por la construcci¨®n de una democracia pluralista; econ¨®micamente, por el avance hacia la justicia a trav¨¦s de un sistema de econom¨ªa mixta; internacionalmente, por la no alineaci¨®n en la pol¨ªtica de bloques. La novedad del proyecto es acentuada en la pr¨¢ctica por aspectos tales como la colaboraci¨®n de cristianos progresistas y no creyentes, que rompe las posibilidades de una cosmovisi¨®n oficial, dogm¨¢tica y cerrada, as¨ª como por la ausencia de un l¨ªder carism¨¢tico, concentrador del poder.
Realizar el proyecto
Esbozado el proyecto, ?c¨®mo se puede juzgar su realizaci¨®n? Evidentemente es la terquedad de los hechos lo que cuenta, ya que las declaraciones son siempre cuestionables. Pues bien, no puede desconocerse que el r¨¦gimen sandinista orienta su andadura desde los primeros momentos seg¨²n la voluntad democr¨¢tica formulada en su programa.
Algunos datos fundamentales resultan decisivos. Inmediatamente despu¨¦s del triunfo se suprime la pena de muerte, se establece un pluralismo de partidos y una Asamblea Nacional y muy pronto se anuncia la apertura de un proceso electoral. En 1984 tienen lugar las primeras elecciones, cuya limpieza es reconocida sobre el terreno por 400 observadores internacionales de muy diversa adscripci¨®n pol¨ªtica y refrendada hoy por investigadores de la ciencia pol¨ªtica que se han ocupado del tema. En ellas triunfa el Frente Sandinista, cosa nada sorprendente para quien conoce su arraigo en el pueblo, por m¨¢s que los prejuicios conservadores se nieguen a aceptar tal posibilidad. Una an¨¦cdota significativa es la expulsi¨®n de Alianza Popular del observador que hab¨ªa reconocido semejante limpieza. Tras las elecciones, y con una participaci¨®n popular sin parang¨®n, se elabora la actual Constituci¨®n, en la que el pluralismo pol¨ªtico es asentado. El proceso electoral que se avecina no constituye, pues, ninguna novedad, ni mucho menos una imposici¨®n exterior, sino una profundizaci¨®n del desarrollo emprendido por Nicaragua bajo el r¨¦gimen sandinista.
Obsesi¨®n
Si tal ha sido el curso interior de los acontecimientos en Nicaragua, ?cu¨¢les han sido las reacciones de la Administraci¨®n estadounidense en su planetaria pol¨ªtica intervencionista? Inicialmente la ca¨ªda de Somoza fue favorablemente acogida, e incluso propiciada. Mas tal actitud se troc¨® en hostilidad apenas la vida nicarag¨¹ense se enderez¨® por caminos de independencia y transformaci¨®n social, llegando a convertirse el derribo del r¨¦gimen sandinista en verdadera obsesi¨®n de Reagan. Se lanza as¨ª una ingente ofensiva en un triple frente: el de la violencia militar y terrorista, con la organizaci¨®n y financiaci¨®n de todo un ej¨¦rcito representado por la contra y con la multiplicaci¨®n de las acciones de sabotaje; el econ¨®mico, bloqueando y cercando la econom¨ªa nicarag¨¹ense para hundir a su poblaci¨®n en la miseria; el propagand¨ªstico, lanzando una imagen no s¨®lo deformada, sino calumniosa, de la pol¨ªtica nicarag¨¹ense y sus dirigentes, presentando, de un modo tan alucinante como grotesco, a un pa¨ªs tan poco poderoso materialmente cual un peligro terrible para la seguridad norteamericana.
El recorrido de estos 10 a?os de ofensiva resulta aqu¨ª imposible dada la multiplicaci¨®n incesante de sus acciones. Hoy d¨ªa sorprende tanto la firmeza del pueblo nicarag¨¹ense para resistir heroicamente como el cinismo con que las normas de la ¨¦tica y del derecho internacional han sido arrasadas. Cual una muestra entre tantas habr¨ªa que recordar el desprecio de la Administraci¨®n estadounidense por las cinco sentencias condenatorias del Tribunal Internacional de La Haya. Y es interesante observar, adem¨¢s de su violencia, la h¨¢bil articulaci¨®n de todo este hostigamiento. As¨ª, el acoso b¨¦lico, que inicialmente pretend¨ªa la victoria o, al menos, arrancar una cabeza de puente en la que establecer un Gobierno t¨ªtere, serv¨ªa, en todo caso, para minar la econom¨ªa del pa¨ªs y dificultar su vida democr¨¢tica ' tratando entonces, apenas el Gobierno se consideraba obligado a tomar alguna medida de excepci¨®n, de denunciarlo y crispar la opini¨®n p¨²blica. La campa?a ideol¨®gica actuaba, a su vez, como intento legitimador.
S¨¢dica realidad
El contraste entre la realidad y la imagen de la contra representa un exponente tr¨¢gicamente significativo de todo este proceder. Cualquiera que en Nicaragua recorra las zonas en que dicha fuerza ha operado y converse con sus habitantes conoce la realidad, criminal hasta el sadismo, de tal ej¨¦rcito. Seg¨²n estimaciones que se han hecho p¨²blicas, el n¨²mero de sus v¨ªctimas civiles desde enero de 1980 hasta agosto de 1988 se cifra en 3.935 muertos, 2.177 heridos, 6.345 secuestrados: ¨²ltimamente, desde marzo de 1988 a octubre de 1989, los datos son de 736 muertos, 1.153 heridos, 1.481 secuestrados o desaparecidos. Mas no s¨®lo tales informaciones llegan escasamente a la opini¨®n p¨²blica, sino que, adem¨¢s, la imagen de la contra ha ido experimentando un curioso proceso cosm¨¦tico en los medios de comunicaci¨®n. De su designaci¨®n como ex guardias somocistas pasaron a convertirse, nada menos, que en "luchadores de la libertad", seg¨²n la calenturienta expresi¨®n de Reagan, o en "Resistencia Nicarag¨¹ense", con el cortejo de asociaciones favorables que tal designaci¨®n connota. Y m¨¢s recientemente est¨¢n apareciendo en diversos reportajes de televisi¨®n y de la Prensa tales verdugos convertidos en v¨ªctimas embarcadas por fuerzas ajenas en una aventura de dif¨ªcil salida, clamando por una ayuda alucinantemente designada como humanitaria.
La maniobra es clara: se trata de mantener viva una fuerza de agresi¨®n que ya ha manifestado su voluntad de no disolverse ante una eventual victoria del Frente Sandinista. La Uni¨®n Nacional Opositora y la contra act¨²an en estrecha relaci¨®n. La Administraci¨®n estadounidense, que las sostiene, en el caso de que se produzca un nuevo triunfo electoral del sandinismo, seg¨²n predicen bastantes encuestas, ?ser¨¢ capaz de aceptar el resultado? ?ste y no otro, es el gran problema que pesa hoy sobre Nicaragua, cuando todav¨ªa est¨¢ lejos la libertad de los pueblos para decidir su destino. Y cuando en la lucha por esta libertad se han empe?ado a muerte los hombres y mujeres de Nicaragua, con cuya noble aspiraci¨®n debemos ser solidarios respetando y apoyando la voluntad que en las urnas expresen.
Firman este art¨ªculo con (presidente de la Asociaci¨®n Rub¨¦n Dar¨ªo de Amistad Hispano-Nicarag¨¹ense) Enrique Miret Magdalena, Benjan¨²n-Forcano, Jos¨¦ Torres (vicepresidente) y Pilar Navarro (secretaria). Tambi¨¦n lo suscriben Lidia Falc¨® y Javier S¨¢daba.
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