El Madrid no sentenci¨® su pase a la final de la Recopa

Sometido el Real Madrid actual a los designios del Maligno, cabe esperar de sus comparecencias no cualquier cosa, sino lo peor. Por tanto, el resultado ante el Zalgiris, visto lo que se vio, fue el peor posible. Y, a pesar de la medriocre estampa del conjunto lituano, tampoco es descabellado pensar que el Madrid no se clasifique para la final de la Recopa. Tuvo el Madrid hasta 25 tantos de ventaja y la eliminatoria sentenciada. Pero sucedi¨® lo peor: el marcador se?al¨® 13 de diferencia. S¨ª, 13, n¨²mero maldito.El Zalgiris, traspasados Kurtinaitis, Homicius y Sabonis, se ha quedado, en un equipo percher¨®n, est¨¦ticamente feo, t¨¦cnicamente situado en la postguerra, con muchos jugadores anchotes, de a dos metros de estatura, que no son ni pesos pesados ni ligeros tiradores. Ni fu ni fa. Y el Zalgiris es un equipo tan discreto que mantendr¨ªa a duras penas la categor¨ªa en la Primera Divisi¨®n espa?ola. Dicho esto, el Madrid afront¨® el partido desmoralizado por la lesi¨®n de Biriukov, pero convencido de poder resolverlo ayer.Cuando transcurr¨ªa el minuto 32, el marcador se?alaba un elocuente 75-50. El asunto apuntaba hacia un tr¨¢mite r¨¢pido. Pero, de golpe, los jugadores lituanos comenzaron a jugar con la l¨ªnea de 6,25 metros como ¨²nica referencia. Ese juego disparatado les result¨® exitoso y les permiti¨® anotar hasta siete triples, cuatro consecutivos. La sinraz¨®n del juego lituano cal¨® en los desva¨ªdos madridistas y, en uno de los mejores ejemplos del desprop¨®sito, la diferencia mengu¨® estrepitosamente. El p¨²blico no daba cr¨¦dito; los jugadores, tampoco. Este equipo s¨®lo aspira ya a una digna convalecencia.