Una lucha contra el imperialismo
El jueves 15, en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, se reunieron los presidentes de Estados Unidos, Colombia, Bolivia y Per¨² para tratar del problema del tr¨¢fico de drogas. En este texto, extracto de un art¨ªculo m¨¢s extenso, el presidente peruano explica cu¨¢l fue la posici¨®n de su pa¨ªs en dicha reuni¨®n.
El prop¨®sito de este art¨ªculo es recapitular los conceptos que sobre el problema de la droga hemos expresado en los ¨²ltimos a?os, orden¨¢ndolos desde una perspectiva: la relaci¨®n de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina con el Norte industrializado. En esta relaci¨®n, la gravitaci¨®n y el dominio econ¨®mico voluntario o involuntario de los pa¨ªses m¨¢s ricos, y entre ellos el de Estados Unidos, se denominan generalmente como imperialismo. Creo que la lucha contra el narcotr¨¢fico es tambi¨¦n una lucha contra el imperialismo.A) La producci¨®n y el comercio de la droga es s¨®lo uno de los varios elementos en la relaci¨®n global de Am¨¦rica Latina con Estados Unidos y los pa¨ªses industrializados. Esos varios elementos est¨¢n profundamente vinculados y dependen unos de otros. As¨ª, la producci¨®n y el comercio de la coca¨ªna son parte del modelo de acumulaci¨®n capitalista dependiente de nuestros pa¨ªses. No son un hecho aislado y policial. La producci¨®n de coca¨ªna aumenta y se expande no s¨®lo por la mayor demanda en los pa¨ªses ricos, sino porque se contraen los precios de productos como, por ejemplo, el petr¨®leo (en 1986, el precio cay¨® de 25 a nueve d¨®lares) y el caf¨¦ (en el a?o 1989, el precio se redujo a la mitad). En consecuencia, ingresan menos d¨®lares a la econom¨ªa. Debido a ello, la ¨²nica materia prima de Am¨¦rica Latina, que mantiene su alto valor o sube de precio constantemente es la coca y sus derivados.
De otro lado, en los ¨²ltimos 10 a?os, el continente se ha descapitalizado. En 1979 deb¨ªa 100.000 millones. En los 10 a?os siguientes pag¨® 258.000 millones, pero termin¨® debiendo 430.000 millones, mientras sus materias primas ca¨ªan de precio y disminu¨ªa el valor de su producci¨®n. En esas condiciones, cada a?o, en los pa¨ªses andinos, las tierras dedicadas a la coca crecen en un 10%.
B) El proceso de subdesarrollo de nuestras econom¨ªas en este siglo las convirti¨® en adictas al consumo de d¨®lares. Al comenzar el siglo, la relaci¨®n con el capitalismo mundial orient¨® la econom¨ªa latinoamericana hacia las exportaciones de materias primas. Despu¨¦s de la II Guerra Mundial, la relaci¨®n con el exterior se orient¨® a la instalaci¨®n de industrias ensambladoras en todo el continente. Con mercados de consumo reducidos, esa industria, hacia los a?os setenta, hab¨ªa llegado a su l¨ªmite. Entonces, la relaci¨®n con el mundo exterior se convirti¨® en una relaci¨®n financiera para cobrar la deuda generada por la instalaci¨®n de las industrias en la fase anterior.
En esas circunstancias, cuando los ajustes del Fondo Monetario Internacional se hicieron frecuentes en nuestros pa¨ªses, la necesidad de d¨®lares para la sociedad se asoci¨® con la pobreza del campo y con la demanda de drogas en los pa¨ªses ricos, encontrando una soluci¨®n en la exportaci¨®n de la coca y sus derivados.
C) El cultivo integral de la coca es la forma m¨¢s perversa de influencia del imperialismo. Se calcula que el valor al por menor de la coca¨ªna en las calles de Estados Unidos es de 100.000 millones de d¨®lares. Es el negocio m¨¢s rentable dentro del propio Estados Unidos. Y lo es porque tiene un mercado asegurado de 25 millones de consumidores eventuales y de casi 10 millones de consumidores frecuentes. De los 100.000 millones, tal vez 6.000 lleguen a Am¨¦rica Latina. Los otros 96.000 millones constituyen un mercado monetario informal en Miami, Nueva York, California, o est¨¢n depositados y son lavados en los bancos norteamericanos. As¨ª pues, el principal negocio se da en el interior de Estados Unidos.Las mejores tierrasLa perversa consecuencia es que las mejores tierras del Per¨² se destinan a la coca. El crecimiento parece indetenible, porque si se acepta que s¨®lo en Per¨² ingresan 700 millones por la pasta b¨¢sica de la coca¨ªna, esa suma es mucho m¨¢s que la producida por la explotaci¨®n legal del cobre, la harina de pescado o la plata.
D) Sin duda, la lucha contra el narcotr¨¢fico es una lucha antimperialista. Nuestra posici¨®n ante la droga se fundamenta en una interpretaci¨®n doctrinal a la que no debernos renunciar, porque sin ella el tema se convierte err¨®neamente en un hecho policial.
E) El origen del 'problema de la coca' se encuentra en la desfiguraci¨®n de algunos de los valores que 'mueven' a las sociedades desarrolladas.
Recuerdo que en los a?os sesenta, y con la m¨²sica melanc¨®lica de Bob Dylan, el mandato era terminar con lo establecido: investigar el sentido de las cosas, ampliar la experiencia y el placer personal. Despu¨¦s, la guerra de Vietnam y su fracaso, y la agudizaci¨®n del individualismo, le dieron otro sentido al uso de la droga. No sirve ya para descubrir algo, sino para evitarlo. La revuelta juvenil est¨¢ adormecida o se expresa en otras formas. El consumo de la droga se hace masivo, alcanza a los sectores m¨¢s altos. No es casual que el alcalde de Washington fuera un consumidor, porque la droga aporta las sensaciones de lucidez, de omnipotencia y de celeridad que corresponden a una sociedad que desde hace 40 a?os fue educada en las im¨¢genes de Superman y Batman.
F) As¨ª pues, la soluci¨®n es integral, cultural y econ¨®mica. Despu¨¦s de 10 a?os sabemos que la represi¨®n policial y la sanci¨®n penal han fracasado contra la ganancia econ¨®mica y los est¨ªmulos culturales. Este es un problema que exige gigantescos recursos econ¨®micos capaces de competir con la ganancia de los 100.000 millones que se venden en las calles de Estados Unidos.
G) Pero la soluci¨®n es de largo plazo. S¨®lo comprendiendo esto se puede superar el inmediatismo que lleva a conductas equivocadas. Creer en una soluci¨®n a breve plazo conduce inevitablemente a la l¨®gica policial militarista.
H) La sociedad norteamericana debe trabar una alianza con los cocaleros de los Andes. Puesto que est¨¢n organizados o en camino de estarlo, los cocaleros pueden ser los m¨¢s eficaces aliados de la lucha contra el narcotr¨¢fico. Nunca he cre¨ªdo que la soluci¨®n pase por dar algunas armas al Estado peruano o al boliviano.
I) Un programa econ¨®mico integral es responsabilidad esencial de Estados Unidos.
1) Debe sustituirse el cultivo, es verdad, y los productos est¨¢n ya definidos: caf¨¦, cacao, achote, palma aceitera. La rentabilidad de esos productos depende de la tecnolog¨ªa del cultivo, de las semillas mejoradas, de los fertilizantes. Pues bien, todos estos factores abundan en Estados Unidos.2) Un elemento adicional es la necesidad de un mercado seguro para esos productos, y ello depende de una decisi¨®n pol¨ªtica de la Administraci¨®n norteamericana.
3) Y todo ello ser¨¢ m¨¢s factible en la medida en que la producci¨®n sea transformada adecuadamente. Porque una cosa es vender caf¨¦ y cacao y otra es transportar Nescaf¨¦ o barras de chocolate.
4) Los narcotraficantes se?alaron un claro camino con el uso de sus avionetas. La sustituci¨®n s¨®lo ser¨¢ posible con medios de transporte a¨¦reo.
5) Sin embargo, la sustituci¨®n no es un proceso que interesa solamente a los campesinos. Un programa econ¨®mico integral debe considerar los efectos globales en la econom¨ªa de los pa¨ªses. Aunque ?legal, la venta de coca otorga divisas y recursos a la sociedad.
J) Las pol¨ªticas de ajuste del Fondo Monetario contribuyeron a la cocalizaci¨®n de nuestros pa¨ªses. Ya hemos recordado c¨®mo la relaci¨®n con el capitalismo es ahora esencialmente financiera: pedir cr¨¦ditos para pagar vieja deuda, contraer el consumo empobreciendo la sociedad, para cumplir con los bancos; abrir el mercado a los productos extranjeros, originando baja producci¨®n y desempleo. Todas ¨¦stas son pol¨ªticas globales que llevan a la obtenci¨®n de d¨®lares mediante la producci¨®n cocalera.
Pero tambi¨¦n en el uso de los intrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica el fondomonetarismo contribuye a la cocalizaci¨®n de la econom¨ªa. Por ejemplo, cuando hay un d¨®lar oficial y paralelamente hay un d¨®lar negro o flotante, los d¨®lares coqueros se compran y venden con prescindencia del Estado. Pero las cartas de intenci¨®n exigen que el d¨®lar oficial flote, es decir, que se ajuste al d¨®lar paralelo y, a partir de ese momento, el Estado se vuelve un comprador y utilizador de los d¨®lares provenientes del narcotr¨¢fico.
K) Es un error que los d¨®lares del narcotr¨¢fico son recursos para el desarrollo. En primer lugar, porque a los pa¨ªses andinos entra una m¨ªnima parte de la ganancia global. Si el valor al menudeo en Estados Unidos es de 100.000 millones, el precio al por mayor es de 25.000 millones, pero de ¨¦stos se calcula que s¨®lo unos 6.000 millones ingresan a Am¨¦rica Latina.
Esos d¨®lares alimentan los mercados paralelos, financian el terrorismo y se redepositan en bancos extranjeros. Esos d¨®lares van a los grupos de m¨¢s alto ingreso y estimulan las importaciones. Adem¨¢s, la masa de d¨®lares origina que una enorme proporci¨®n de la liquidez en moneda nacional est¨¦ congelada en un compartimento paralelo a la econom¨ªa formal. Toda esa masa circulando no se aplica ni a la inversi¨®n ni al consumo.
L) La represi¨®n es complementaria, pero exige m¨¢s recursos tecnol¨®gicos.
Si una potencia mundial entiende como parte de su seguridad nacional el problema de la droga y a la vez tienen sat¨¦lites radiales u otros medios, debe ponerse al servicio de los pa¨ªses decididos a restringir el cultivo integral. Hasta ahora, la l¨®gica ha sido dar a los pa¨ªses subdesarrollados medios subdesarrollados y emp¨ªricos. Es esencial el uso de los radares en las fronteras Per¨²colombiana, tambi¨¦n lo es el control de productos qu¨ªmicos y de armas, que f¨¢cilmente puede realizar de manera cibern¨¦tica el gobierno de Estados Unidos. Adem¨¢s, es fundamental la investigaci¨®n de los dep¨®sitos sin origen claro en los bancos de Estados Unidos.
Adem¨¢s, la represi¨®n policial o militar es el tema m¨¢s sensible, pol¨ªticamente, a nuestros pa¨ªses. La invasi¨®n de Panam¨¢ implica la interpretaci¨®n de toda presencia armada. Una acci¨®n integral exige, por eso, que no sea ¨²nicamente Estados Unidos el pa¨ªs que trate sobre este tema con Per¨², Colombia y Bolivia, sino que se materialice la presencia de Europa, que es el mercado del futuro.
M) Debe abandonarse la condena cultural a la coca. Sin caer en la propuesta de una legalizaci¨®n, creo que la sociedad norteamericana debe ser muy bien informada respecto a la diferencia entre coca y coca¨ªna. Y debe afrontar progresivamente y con naturalidad el concepto no prohibido de la hoja de coca. No porque de ella se haga coca¨ªna y se criminalice su comercio la coca debe ser condenada o ignorada. Resulta injusto que en una civilizaci¨®n de estimulantes en que vivimos, habituada al consumo del caf¨¦, tabaco y el alcohol, se pretenda, por razones policiales, ignorar las virtudes de la coca y los usos alternativos que pueda tener.
He visto funcionarios americanos hablar largamente contra la coca y sorber despu¨¦s un vaso de Coca-Cola.
N. En s¨ªntesis, por ¨¦stas y otras muchas razones, la lucha contra la droga es una lucha antiimperialista que debe ser afrontada responsable y sistem¨¢ticamente, asumiendo las debidas responsabilidades.
es el presidente de Per¨².
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