Cr¨®nica de un suceso
La muerte de una mujer, funcionaria de un ministerio, en circunstancias dram¨¢ticas -semidesnuda, sobre un mont¨®n de escombros, en una gasolinera de carretera en el extrarradio de Madrid- dio lugar a un reportaje titulado Funcionaria de d¨ªa, prostituta de noche, -armado por Jes¨²s Duva y publicado el pasado 9 de febrero, que ha ofendido a algunos de los lectores de EL PA?S. Dos carta colectivas y una individual han, llegado al diario para protestar por lo que consideran una violaci¨®n de la intimidad de una persona.Compa?eros de la v¨ªctima han dirigido una carta, firmada por Jos¨¦ Rivero S¨¢nchez y 11 personas m¨¢s, en la que se extra?an de la publicaci¨®n del reportaje y "puntualizan en honor a la verdad" lo siguiente: "Los compa?eros de trabajo de Milagros no sospechan ni creen que Milagros B. recibiera ni realizara llamadas telef¨®nicas relacionadas con su otra supuesta actividad, durante su trabajo". Tras calificar de inexacta la cantidad recaudada "para ayuda al sepelio" que publicaba el reportaje, se?alan que es "parad¨®jico" que "se nos imputen comentarios sobre el desconocimiento que ten¨ªamos sus compa?eros sobre su vida privada, por ser ella una mujer muy reservada para sus asuntos, y que luego se nos achaquen comentarios sobre el reconocimiento de que ten¨ªa unos hijos que le daban bastantes problemas". Los compa?eros de la v¨ªctima que firman la carta niegan que al acto f¨²nebre acudieran "altos cargos del ministerio".
?ngela L¨®pez Vasconcellos ha escrito otra carta, que firman otras seis personas, en la que protesta porque el reportaje,"despreciando ol¨ªmpicamente el dolor de una familia y su buen nombre, se atrevi¨® a sacar a la luz p¨²blica la vida ¨ªntima de una persona que acababa de tener un fin tr¨¢gico y que nunca fue noticia porque jam¨¢s hizo da?o a nadie".
"No le bastaba", a?ade en otro p¨¢rrafo, "hacer la rese?a, como lo hicieron otros medios de comunicaci¨®n; poner las iniciales, hablar en t¨¦rminos generales; no, hab¨ªa que destacar todos los datos personales: nombre, apellidos, fecha, lugar de nacimiento y, por si esto no fuera bastante, puesto de trabajo y ubicaci¨®n del mismo. S¨®lo falt¨® una fotograf¨ªa a toda plana, que si no se public¨® no fue por falta de ganas".
Por su parte, Jes¨²s Cabanillas Montejo ha escrito al director para dar su "enhorabuena" al autor del reportaje, "para los m¨²ltiples jefes de secci¨®n y redactores-jefe y para usted mismo, que adoptaron la acertada decisi¨®n de publicarlo". "Todos cuantos de un modo u otro han hecho posible esta p¨¢gina ejemplar de la historia universal de la infamia han logrado suscitar en m¨ª un desprecio para el cual jam¨¢s; me cre¨ª capacitado", concluye el lector.
Sol Fuertes, jefa de la Secci¨®n de Madrid, en la que se public¨® el reportaje, ha respondido a las quejas de los lectores. "Puedo estar de acuerdo con los lectores en que no se debe dar el nombre completo de una persona cuando ¨¦sta no se puede defender. La noticia lleg¨® mediante una llamada telef¨®nica de sus propios compa?eros, que estaban sorprendidos por un breve aparecido en otro peri¨®dico madrile?o. Quer¨ªan comprobar si las iniciales respond¨ªan al nombre de su compa?era, en parte para paralizar una serie de homenales que ten¨ªan preparados para ella".
"En la informaci¨®n", a?adi¨®, "se habla de. que el monto de la colecta que se hizo en el ministerio fue de 120.000 pesetas. Como se sabe, en las colectas no hay hora de cierre, por lo que muy bien ¨¦sta pudo aumentar en las siguientes horas". "Creo", concluy¨®, "que la informaci¨®n fue del todo respetuosa con la fallecida". El autor de la informaci¨®n, Jes¨²s Duva, no quiso responder a los comentarios de los lectores.
La cr¨®nica de sucesos saca habitualmente a la luz p¨²blica a personas que viven en zonas mal iluminadas de la sociedad. La publicaci¨®n de su filiaci¨®n completa o ¨²nicamente de sus iniciales muchas veces depende m¨¢s de la nota policial que se facilita que de la decisi¨®n de los redactores de un peri¨®dico. El Libro de estilo del diario s¨®lo obliga a poner en iniciales los nombres de los menores de 16 a?os involucrados en alg¨²n suceso, aunque los periodistas tienen la libertad de poner iniciales en determinados nombres si lo consideran conveniente. En este caso, la publicaci¨®n de la filiaci¨®n completa d¨¦ la v¨ªctima no parece necesaria.
Cuando se profundiza en este tipo de noticias, m¨¢s all¨¢ del despacho de agencia, los periodistas suelen encontrar historias dram¨¢ticas. La decisi¨®n de publicar o no la informaci¨®n recogida pertenece a la conciencia profesional de cada periodista, sin m¨¢s limitaci¨®n que la veracidad y el respeto por las personas, concepto ¨¦ste dif¨ªcil de definir y que ser¨¢ siempre objeto de pol¨¦mica.
Sacerdotes perdidos
Una entrevista con el cardenal Miguel Obando y Bravo, publicada el pasado 16 de febrero, dio lugar a un equ¨ªvoco que fue detectado por la lectora Karen Hatherley. El cardenal nicarag¨¹ense, en respuesta a una pregunta sobre sus relaciones con el Gobierno sandinista, afirmaba: "En estos a?os hemos tenido tensiones muy fuertes". "Yo mismo perd¨ª en un solo d¨ªa 10 sacerdotes. Recuerdo que un comandante dec¨ªa que al arzobispo Obando le hab¨ªan matado a 10 comandantes en un solo d¨ªa. Tambi¨¦n nos cerraron la radio cat¨®lica".
La lectora subray¨® al ombudsman la gravedad de la acusaci¨®n del cardenal -la supuesta muerte de 10 sacerdotes cat¨®licos en un d¨ªa-, suceso del que no se hab¨ªa tenido noticia.
El autor de la entrevista, Antonio Ca?o, explic¨® al ombudsman que el cardenal hac¨ªa referencia a la expulsi¨®n de Nicaragua, en julio de 1984, de 10 sacerdotes, cuatro de ellos espa?oles. La noticia fue recogida en la primera p¨¢gina de EL PA?S el 11 de julio de aquel a?o. El corresponsal lament¨® este equ¨ªvoco y se?al¨® que deber¨ªa haberse explicado el dato para evitar la confusi¨®n que alarm¨® a la lectora.
Traductora traicionada
Mari-Carmen Ruiz de Elvira Hidalgo, traductora del art¨ªculo de Abolhassan Bani-Sadr publicado en este diario el pasado d¨ªa 4, ha escrito para protestar por un error que se le ha atribuido y del que ella no era responsable.
"Se cambi¨® en tres ocasiones", escribe, "la palabra mullahs, que es la que figuraba en el original y la que yo como traductora hab¨ªa utilizado (despu¨¦s de consultar con el Libro de estilo de ese peri¨®dico -p¨¢gina 218, donde la define como "sacerdote musulm¨¢n"-), por la palabra muyahidin, cuyo significado, totalmente distinto, es "soldado de Dios". Un lector que repar¨® en el error escribi¨® una carta al director, que se public¨® el pasado d¨ªa 16.
El ombudsman ha consultado las diferentes versiones del art¨ªculo y ha podido saber que el error se produjo en el departamento de correcci¨®n, que, en un exceso de celo, cambi¨® el t¨¦rmino correcto.
El tel¨¦fono directo del ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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