"Alianza de Mujeres, hasta que los dos sexos luchen por lo mismo"
HoImfridur Gardarsdottir milita en el ¨²nico partido feminista con grupo parlamentario propio
Holmfridur Gardarsdottir milita en Islandia en el ¨²nico partido feminista del mundo que ha conseguido seis representantes y grupo propio en el Parlamento desde 1983. Alianza de Mujeres, avalado por el 10% de los votos, se plantea como una transici¨®n en el juego pol¨ªtico tradicional. ?Tres, cien a?os?, "s¨®lo hasta que sea innecesaria la segregaci¨®n de los sexos para reivindicar". Se explica, "luchamos por el bienestar de la mujer, que es el bienestar de la humanidad".
Gardarsdottir intervino ayer en un debate sobre las mujeres y el poder pol¨ªtico, organizado en el Ateneo de Madrid por la Plataforma Aut¨®noma Feminista con motivo del D¨ªa de la Mujer Trabajadora. ?Qu¨¦ es el poder?. "Para los hombres tiene un significado lejano con el que es dif¨ªcil identificarse; para nosotras es que nos den trabajo y la responsabilidad de realizarlo. Siempre ,en colaboraci¨®n, porque nadie tiene en su mano la soluci¨®n maravillosa".Tiene 32 a?os, un largo apellido que en Islandia incorpora el patron¨ªmico, y est¨¢ embarazada de cinco meses. Aprendi¨® un buen castellano en Costa Rica y, posteriormente, en Buenos Aires, donde concluy¨® su especializaci¨®n en literatura latinoamericana.
Se incorpor¨® al partido en 1983, justo cuando Alianza de Mujeres consigui¨® sus primeras tres representantes en el Parlamento island¨¦s. "En los peri¨®dicos nos dibujaban haciendo punto en el hemiciclo".
El hecho de que ya entonces fuera mujer la presidenta de la rep¨²blica no impidi¨® el cachondeo. "Bueno, es una sociedad muy peque?a (250.000 habitantes). Hoy todav¨ªa los diputados se r¨ªen cuando una de nuestras representantes, que es muy femenina, se pinta los labios en la c¨¢mara", relata Holmfridur con fastidio.
En Alianza de Mujeres, integrada por amas de casa, estudiantes, habitantes de peque?os pueblos pesqueros y profesionales cualificadas, no hay l¨ªder, ni cargos, ni tentaciones de formar profesionales de la pol¨ªtica. En Islandia trabaja el 80% de la poblaci¨®n Femenina; en Islandia el 90% de las mujeres pararon en sus actividades un d¨ªa de 1975 y colapsaron el pa¨ªs, seg¨²n Holmfridur. "Si no participamos en pol¨ªtica es por la inseguridad que produce el que tradicionalmente se hayan infravalorado nuestras capacidades", afirma, "?quien dice que nuestra l¨®gica no sirve para tomar decisiones?. En cualquier caso siempre ser¨¢ distinta nuestra perspectiva sobre los problemas por el hecho de ser mujeres".
La econom¨ªa: "luchar primero por el salario m¨ªnimo para que las mujeres no sigan cobrando a igual tarea un 40% menos que los hombres". La carrera de armamento: "no interesa a la mujer porque el dinero que se invierte en armas sirve para matar a nuestros hijos y no para darles de comer".
La educaci¨®n, los servicios sociales: "Si estamos saliendo de casa para participar en la producci¨®n que la sociedad requiere, alguien nos lo tiene que facilitar. La sociedad nos hace elegir o sentirnos culpables de no haber cumplido la tarea".
Cuesti¨®n de lenguaje
Las mujeres islandesas consiguieron en la d¨¦cada de los 70 la lesgislaci¨®n sobre el derecho al aborto y los permisos laborales por maternidad. Le llama la atenci¨®n que usemos los t¨¦rminos coloquiales de "baja" y "alta" por maternidad, porque considera el lenguaje un instrumento decisivo en el movimiento de liberaci¨®n feminista.
"Cuando una mujer fue elegida presidenta de Islandia hubo que cambiar todo el lenguaje legal sobre la figura del primer mandatario". "Hoy seguimos estudiando una cultura y una historia protagonizada por nombres y filosof¨ªas masculinas", insiste HoImfridur. "?Como conseguiremos comunicarnos?", plantea.
La militante de Alianza de Mujeres asegura que su partido no pretende durar siempre. "S¨®lo hasta que cambien las mentalidades y no sea necesario". Utop¨ªa o no, Holmfridur Gardarsdottir explica que apoyan cualquier propuesta "no importa de donde venga si nos conviene" y que se consideran la facci¨®n m¨¢s progresista en el combate por el cambio.
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