Locos
El Ministerio del Interior anuncia multas terribles para las infracciones de tr¨¢fico a fin de escarmentar a los que hacen burradas con el coche. La medida dar¨¢ escasos resultados, pues quienes hacen burradas con el coche saben que pueden matarse, y si matarse no les importa, menos les ha de importar que les multen.M¨¢s eficacia tendr¨ªa averiguar qu¨¦ les ocurre a los ciudadanos cuando suben a un coche, lo ponen en marcha, pisan el acelerador, manejan el volante... Por qu¨¦ unos ciudadanos, en estas circunstancias, conducen tranquilamente hasta donde tengan que ir, y no pasa nada, mientras otros la emprenden a bocinazos y a insultos, dan pasadas a los dem¨¢s coches, adelantan peligrosamente, van como locos...
A estos ciudadanos habr¨ªa que bajarles del coche y mandarles al psiquiatra. A lo mejor van como locos porque est¨¢n locos. La locura y la gripe se conocen por los s¨ªntomas. Pasearse en cueros vivos bajo una nevada, hacer pis en los buzones de correos, regalar billetes de mil a los viandantes, atar moscas por el rabo, pueden ser s¨ªntomas de locura; pero para poner el coche a cien por hora cuando se ve un sem¨¢foro rojo y luego pegar un frenazo hay que estar m¨¢s zumbado que las maracas de Antonio Mach¨ªn.
En realidad, de estos ¨²ltimos hay muchos. Por eso la publicidad, que no es tonta y se dirige a las mayor¨ªas, dise?a spots con coches saltando y brincando por los techos de los trenes en marcha, o cayendo de un avi¨®n y aterrizando enteritos despu¨¦s de recibir un misilazo, o meti¨¦ndose en lujosos salones donde les atacan perros rabiosos, que son historias propias de zumbados.
As¨ª que las multas de tr¨¢fico no van a arreglar nada. Salvo que su importe se emplee en pagarles a los zumbados una sesi¨®n de psiquiatra o una larga estancia en el manicomio, seg¨²n la magnitud de la burrada que les haya dado por hacer con el cocherito ler¨¦.
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