S¨¢nchez Ferloso y la isla de La Cartuja
Rayado como una cebra, de Rafael S¨¢nchez Ferlosio (EL PA?S, domingo 18 de febrero), es un archiargumentado art¨ªculo en el que el autor hace gala de su habitual precisi¨®n dial¨¦ctica a prop¨®sito del esc¨¢ndalo que nos invade y otros asuntos. Pero parece incre¨ªble que don Rafael, tan ejercitado en hilar fino, patine de forma tan estrepitosa en alguno de esos gruesos asuntos que ¨¦l considera, olvidados por la Prensa. A saber: la "grandiosa destrucci¨®n de la isla de La Cartuja de Sevilla, con sus 200 hect¨¢reas recalificadas como solar publicitario consagrado a la exaltaci¨®n del pentacentenario cumplea?os de la Sangrienta Epopeya Nacional" (?Oh¨², don Rafael, sabr¨¢ quedao uzt¨¦ tranquilo!). Sin embargo:1. La isla de La Cartuja de Sevilla no tiene 200 hect¨¢reas, sino 450. El recinto de la Exposici¨®n Universal ocupa 215 en la parte sur de la isla. El ¨¢rea restante est¨¢ siendo acondicionada como el mayor parque metropolitario de la ciudad.
2. El presupuesto estimado de inversi¨®n fija en el recinto es de 75.000 millones de pesetas (no de un mill¨®n de millones, se?or Ferlosio, que ser¨ªa el c¨®mputo total de inversiones de las administraciones p¨²blicas en el conjunto de obras de infraestructura, las nuevas carreteras, trenes, aeropuertos, telecomunicaciones, obra hidrogr¨¢fica, puentes, etc¨¦tera, relacionadas indirectamente por su contribuci¨®n a la ordenaci¨®n del territorio circundante con Expo 92). Abultado error, don Rafael, pues, entre otras cosas, incurre (involuntariamente, supongo) en la trampa de contar dos veces, en su suma de despilfarros presupuestarios, la misma cantidad, la asignada al TAV, con la cual cifra el horror millonario del primer asunto, el mismo TAV, y del segundo tambi¨¦n, la isla de La Cartuja, donde comprime una gran parte de las obras p¨²blicas que se est¨¢n realizando en todo el sur de Espa?a, TAV incluido (?eso s¨ª que ser¨ªa un destrozo!).
3. Pero hay adem¨¢s un importante desliz conceptual: la isla de La Cartuja ser¨¢ un gran solar publicitario. Cierto, las exposiciones universales, siendo acontecimientos de comunicaci¨®n por excelencia, no s¨®lo publicitan unilateralmente un determinado mensaje al mundo y constituyen excelente promoci¨®n de un pa¨ªs, una regi¨®n y una ciudad, sino que al tiempo absorben la gran variedad y riqueza de los participantes, casi todo el mundo (103 pa¨ªses) en Expo 92, constituyendo ocasi¨®n excepcional para el di¨¢logo y el intercambio de ideas. Pero no ser¨¢ un solar publicitario del V Centenario, aunque Expo 92 se celebre con ocasi¨®n del mismo, sino de algo que, partiendo de 1492, va mucho m¨¢s all¨¢ de la fijaci¨®n con una fecha o un viaje. El tema de Expo 92 es La era de los descubrimientos, 500 a?os de una contradictoria historia de hallazgos, inventos, innovaciones e ideas que nos han llevado a un mundo nuevo, ¨²nico, interdependiente e intercomunicado, gracias a las carabelas, las diligencias, los correos aventurados, los seiscientos, los trenes, los aviones, tel¨¦grafos, tel¨¦fonos, televisiones, teletipos, sat¨¦lites o la misma imprenta, que nos permite conocer de los asuntos que afectan a todos, incluidos los asuntos de los singular¨ªsimos art¨ªculos de don Rafael.
Finalmente, se?or Ferlosio, ?conoce usted la isla de La Cartuja? ?Sab¨ªa usted que no era un parque natural, sino un amplio espacio vac¨ªo, artificialmente formado entre 1975 y 1982 por una desviaci¨®n del Guadalquivir? ?Sab¨ªa que una de las obras relacionadas con la exposici¨®n es la reapertura del cauce natural del r¨ªo y el saneamiento de sus riberas contaminadas? ?Que lo ¨²nico que hab¨ªa en la isla era el viejo monasterio de La Cartuja, donde Col¨®n estuvo, vivo y muerto, y que fue destrozado a partir de 1841 con la instalaci¨®n de una gran f¨¢brica de cer¨¢mica por un industrial ingl¨¦s llamado Charles Pick¨ªnan? ?Y que ese monasterio est¨¢ siendo restaurado, no a la mayor gloria de Col¨®n, sino en beneficio de nuestra memoria hist¨®rica, con sus ruinas, construcciones, reformas, superposiciones y a?adidos? Todo un testimonio a la capacidad de asumir la propia herencia, destrozos incluidos. ?Lo conoce el se?or Ferlosio? Si no es as¨ª, deber¨ªa recorrer la isla de La Cartuja montado en su cebra particular. A lo mejor se le caen las rayas- Javier de la Puerta.
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