Farzad Bazoft

Farzad Bazoft, periodista iran¨ª de 31 a?os, vive desde el s¨¢bado bajo la amenaza de una ejecuci¨®n inmediata. Bazoft ha sido condenado a muerte por el delito de investigar para el dominical brit¨¢nico The Observer una explosi¨®n en una planta de armamento secreta en Irak, tarea que a los ojos del r¨¦gimen de Sadam Husein equivale a espionaje. "?Por qu¨¦ ten¨ªa que coger una muestra de tierra de la zona si no es para espiar?", se pregunta Zuhir Ibrahim, ministro plenipotenciario de la Embajada iraqu¨ª en Londres.Donald Trelford, director de The Observer, present¨® el domingo una carta en la embajada en la que ped¨ªa la inmediata conmutaci¨®n de la sentencia por el presidente Husein y respondi¨® a la pregunta que le plante¨® Ibrahim: "Hay rumores de que en esa planta se fabrican armas qu¨ªmicas y de que incluso pudiera estarse trabajando con armas nucleares, as¨ª que nada m¨¢s l¨®gico, despu¨¦s del accidente, que analizar la tierra de la zona. A cualquier periodista se le hubiese ocurrido".

La noticia del accidente en la planta militar de Al-Iskandria, a un centenar de kil¨®metros al sur de la capital iraqu¨ª, se filtr¨® el pasado mes de septiembre, el mismo d¨ªa en que Bazoft, que desde 1975 vive en el Reino Unido, viajaba invitado por Bagdad hasta el pa¨ªs ¨¢rabe, donde ya hab¨ªa estado en varias ocasiones, para presenciar esta vez los trabajos de reconstrucci¨®n tras la guerra del Golfo y asistir a la celebraci¨®n de unas elecciones entre los kurdos, minor¨ªa ¨¦tnica v¨ªctima de genocidio a manos de Sadam Husein, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional. Concluida su visita oficial tutelada al Kurdist¨¢n, el periodista propuso a su Redacci¨®n en Londres investigar el accidente, en el que, presuntamente, hubo centenares de muertos, para lo que obtuvo el visto bueno.

Bazoft se hizo pasar por m¨¦dico egipcio y, acompa?ado de la enfermera brit¨¢nica Daphne Parish, que lleva a?os viviendo en Irak, consigui¨® burlar los controles militares en tomo a la planta. Cuando se dispon¨ªa a coger el avi¨®n de vuelta a Londres, fue detenido en el aeropuerto.

En noviembre, el periodista apareci¨® en la televisi¨®n iraqu¨ª diciendo que espiaba para Israel. Nadie en Londres se cree esta autoinculpaci¨®n, de la que Bazoft se desdijo en el juicio del s¨¢bado. S¨®lo el tribunal se la tom¨® en serio y, en consecuencia, le conden¨® a la pena capital. Parish, como c¨®mplice, fue sentenciada a 15 a?os de c¨¢rcel.

Margaret Thatcher ha pedido clemencia, la Comunidad Europea ha iniciado gestiones y el rey Husein de Jordania se ha brindado a ejercer sus buenos oficios ante Bagdad.

Los periodistas de The Observer conf¨ªan en volver a ver a Bazoft, que trabajaba como colaborador especializado en Oriente Pr¨®ximo. Bazoft, campechano y un punto impulsivo, estaba ansioso por hacerse un nombre y tener que dejar de preocuparse por las deudas. "La gente siempre asume riesgos en periodismo", dice Adrian Hamilton, subdirector de The Observer. "Si consigues traer una historia, eres un h¨¦roe. Pero si te pillan, te acusan de ingenuo". Los ingenuos de Londres dependen ahora de la voluntad del feroz Sadam Husein, el ¨²nico que puede revocar la sentencia. Su ministro de Informaci¨®n, Latif Nusif Jasem, dijo ayer que el juicio hab¨ªa sido impecable y que los intentos de la Comunidad Internacional por salvar a Bazoft "constituyen una flagrante injerencia en nuestros asuntos internos".