Pauvert: "Sade siempre est¨¢ m¨¢s lejos"
El editor y bi¨®grafo del marqu¨¦s considera que el autor de 'Justine' no es un escritor er¨®tico
Jean-Jaeques Pauvert ten¨ªa 21 a?os en 1947, cuando consider¨® que si Donatien Alphonse Fran?ois, marqu¨¦s de Sade (Par¨ªs, 1740-Chareton, 1814), ten¨ªa tan buenos valedores entre la intelectualidad de su pa¨ªs ser¨ªa justo que tambi¨¦n tuviera un editor. Public¨® Justine poniendo, por primera vez en la historia en un libro del marqu¨¦s, su nombre y direcci¨®n en la contraportada. El gesto le vali¨® procesos y condenas durante 10 a?os. Hoy es un especialista en la obra del l¨²cido libertino, de quien piensa que es "un pensamiento en continuo movimiento, que siempre est¨¢ m¨¢s lejos que sus imitadores".
Pregunta. ?El marqu¨¦s de Sade fue en mayor medida un intelectual o un libertino?Respuesta. Es exactamente las dos cosas de una forma dif¨ªcilmente separable. Annie Lebrun, que ha escrito un libro maravilloso sobre Sade, sobre la lectura de Sade, dice que es un coraz¨®n agitado que vive en su coraz¨®n. Sade pensaba con su coraz¨®n y viv¨ªa con su coraz¨®n. En mi opini¨®n, su raz¨®n de sentir, pensar, vivir y escribir es la misma. ?l ha cometido cr¨ªmenes, delitos, tanto para la mentalidad de su ¨¦poca como para la nuestra.
P. ?Su temperamento y sus obras literarias se inscriben en alguna tradici¨®n viva en su tiempo?
R. Sade es un hijo perfecto de la tradici¨®n hist¨®rica de los libertinos del siglo XVI, tradici¨®n que se conforma como un verdadero movimiento en el XVII. Un movimiento que une la negaci¨®n de Dios, la lucha contra la religi¨®n y por lo mismo contra el control de la sociedad. Este combate es a muerte, como lo demuestra la ejecuci¨®n del poeta Pierre Petit.
P. Una tradici¨®n que jug¨® un importante papel en la Revoluci¨®n Francesa.
R. S¨ª, adem¨¢s Sade tendr¨¢ un papel protagonista en la Revoluci¨®n al frente de los movimientos anticlericales, y tambi¨¦n contra los jacobinos, que aspiraban a reconstruir el poder. Se pone a la cabeza de la Revoluci¨®n con los descamisados del movimiento popular. Robespierre le conden¨® a muerte por sus posiciones contra la religi¨®n y tambi¨¦n por su obra Justine.
P. ?Qu¨¦ aport¨® Sade al movimiento surrealista, que ha sido en gran medida el que lo ha reivindicado para el siglo XX?
R. Es una cuesti¨®n muy complicada. Yo he hablado mucho de esto con Andr¨¦ Breton. Sade no aporta un sistema, no crea una filosof¨ªa. La filosof¨ªa sadiana es ¨¦l mismo, pensaba que todo estaba en su naturaleza. y que a partir de ah¨ª actuaba sin necesitar justificarse. El surrealismo parte del sue?o y lo que hace es acoger dentro de ¨¦l la fuerza evocadora y po¨¦tica de Sade, una fuerza enormemente liberadora. Paul Eluard describe en un breve texto muy bien la cuesti¨®n: Sade ha liberado la imaginaci¨®n amorosa de su sujeto. Es, por tanto, la libertad. No aporta ning¨²n sistema, e incluso resulta corrosivo para cualquiera. ?l parte de la tradici¨®n libertina y materialista para llegar a unos extremos en los que no puede ser alcanzado por nadie. Sade siempre est¨¢ m¨¢s lejos.
P. Sin embargo, los surrealistas le toman por maestro.
R. Eso es algo que puede hacer cualquiera, pero en todo caso ser¨¢ un maestro que est¨¢ siempre al otro lado. Intentar apresarlo, como lo intentaron Bataille, Blanchot y algunos otros, es absurdo porque Sade es un pensamiento siempre en movimiento, un camino sin puentes. En todo caso, el gran m¨¦rito del surrealismo es haberlo escogido como una luz.
Duchamp, incompatible
P. ?Y Marcel Duchamp?R. Marcel Duchamp es otra cosa. Con Duchamp entramos en un plano excesivamente intelectual. La mente de Duchamp, por as¨ª decirlo, es un mecanismo artificial, algo totalmente incompatible con Sade. La. m¨¢quina intelectual de Sade es su coraz¨®n y desde luego la m¨¢quina c¨¦libe de Duchamp no es Sade. Esto lo explica muy acertadamente tambi¨¦n Annie Lebrun en su libro introductorio a las obras completas de Sade.
P. ?Qu¨¦ concepto del mal ten¨ªa Justine o las desdichas de la virtud?
R. Sade no es un te¨®rico del mal. No es un satanista. ?l es consciente de que el mal est¨¢ en ¨¦l, en la naturaleza humana. La ideolog¨ªa dominante en el Siglo de las Luces dec¨ªa que el hombre es bueno. ?l prefiri¨® vivir dentro de la tradici¨®n materialista y pensar que el mal conforma la realidad y al mismo tiempo no negar ninguna expresi¨®n de esa realidad.
P. ?Puede pensarse que la tradici¨®n liberadora representada por Sade tuvo alguna influencia en el ¨²ltimo despertar emancipador de Francia, el movimiento contracultural del 68?
R. No lo creo. Aquellos movimientos fueron muy diferentes. Adem¨¢s, en 1968 en Francia casi nadie hab¨ªa le¨ªdo a Sade. Sade fue muy le¨ªdo en el siglo XIX, en Francia y en el mundo, porque el mundo entonces le¨ªa franc¨¦s. Si, por ejemplo, Daniel Cohn Bendit hubiera le¨ªdo verdaderamente a Sade y hubiera recibido la fuerza liberadora de su obra, una fuerza que es corrosiva para cualquier ideolog¨ªa, las cosas hubieran sido muy distintas.
P. ?Existe alg¨²n paralelismo hist¨®rico entre la represi¨®n de la sexualidad y la de las drogas?
R. Lo cierto es que hay un paralelismo entre la represi¨®n sexual y la represi¨®n pol¨ªtica a lo largo del tiempo. El problema de la droga es saber si la droga es una liberaci¨®n. Sade en su conducta personal es siempre contrario a cualquier alienaci¨®n. Yo creo que existe un despotismo en la droga. Sade no beb¨ªa alcohol, le gustaba comer pero no beber, pienso que porque crea dependencia.
Babelia
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