El buen toreo del toricantano
Moura / Joselito, Litri, Ponce
Cinco toros de Joao Moura, terciados, flojos, de juego desigual; 1?, sobrero de Diego Puerta, chico, cinque?o, inv¨¢lido. Joselito: estocada; la presidencia le perdon¨® un aviso (petici¨®n, ovaci¨®n y salida a los medios); estocada corta baja (ovaci¨®n con pitos y salida al tercio). Litri: aviso con retraso antes de entrar a matar; bajonazo (oreja); bajonazo descarado (algunas palmas). Enrique Ponce, que tom¨® la alternativa: estocada corta muy baja y rueda de peones (oreja); estocada corta descaradamente baja (aplausos). Plaza de Valencia, 16 de marzo. S¨¦ptima corrida fallera.
El buen toreo que se vio ayer en Valencia lo hizo el toricantano; es decir, Enrique Ponce, nuevo matador de alternativa. Toricantano pertenece a la terminolog¨ªa de los revisterios antiguos -no muy antiguos: la escuela de K-Hito, sin ir m¨¢s lejos- y parafraseaba misacantano = el que canta misa; de donde cabe deducir que toricantano ser¨ªa el que canta toro. Dicho as¨ª no queda muy bien, francamente; lo que suele acontecer casi siempre cuando se dan explicaciones. Toricantano vale tal cual se pronuncia y es preferible no meterse en averiguaciones.En cambio, del toreo de quien en la tarde cant¨®-toro, o se alternativ¨®, o recibi¨® el doctorado, o como se quiera expresar, s¨ª convendr¨¢ dar explicaciones, aunque s¨®lo sea para dejar constancia de la pureza con que marc¨® los tiempos de las suertes, el gusto con que las interpret¨®, la frescura y la naturalidad con que transfigur¨® en arte el canon de la tauromaquia. La perfecci¨®n qued¨® distante, por supuesto, pero fue porque all¨ª faltaba toro, o para decirlo con propiedad, faltaba la embestida cabal del toro.
El padrino tambi¨¦n hizo toreo bueno y tambi¨¦n le falt¨® toro. El padrino, Joselito, impecable en los terrenos que pis¨®, en el cite, en el temple, logr¨® que el reserv¨®n lloro le tomara la muleta, hizo despu¨¦s un largo alarde de encimismo, mat¨® de un magn¨ªfico estoconazo. Lo malo del padrino fue el tiempo que emple¨® en hacer lo que narrado queda en tan pocas l¨ªneas. El padrino ten¨ªa la tarde pelma -en su otro toro a¨²n se llegar¨ªa a exceder- e igual le ocurr¨ªa al testigo, que apodan Litri.
El testigo que apodan Litri hizo el toreo m¨¢s desastrado de la feria y el p¨²blico se lo recompens¨® con los m¨¢s estruendosos ol¨¦s, lo cual podr¨ªa ser una paradoja o un sarcasmo. El testigo que apodan Litri, en el tercero, met¨ªa pico exagerado, embarcaba r¨²stico, remataba por alto, echaba a correr para rectificar terrenos. Litri ejecut¨® de tal guisa una faena completa y como no acababa de encender las mechas del entusiasmo, ejecut¨® otra a continuaci¨®n, al estilo tremendista, donde se incluyeron manoletinas, molinetes de rodillas y derechazos mirando al tendido. Estaba en las manoletinas cuando la presidencia le envi¨® un aviso.
En el quinto toro, de las dos faenas mencionadas Litri repiti¨® la primera, quiz¨¢ porque la casta del toro le aconsejaba no probar fortuna con la segunda, y emple¨® el tiempo que el reglamento marca para el primer aviso. En el cuarto Joselito hab¨ªa repetido la de su toro anterior, aunque s¨®lo la parte aquella del largo alarde de encimismo y no acababa nunca. Padrino y testigo se pusieron pesad¨ªsimos y al salir de nuevo el toricantano a la palestra, era ya de noche.
A lo mejor es lo que pretend¨ªan padrino y testigo. Los toreros son muy cucos. De cualquier forma, a la amarillenta luz de los focos pudo verse que el toro se acobardaba en banderillas, m¨¢s a¨²n cuando Enrique Ponce le instrument¨® trincherazos fin¨ªsimos seguidos de naturales cargando la suerte, y entonces se puso a recular por el redondel. En estas circunstancias no hab¨ªa posibilidad de toreo bueno, acaso ni del otro, y Ponce remat¨® la funci¨®n de un cruel bajonazo. Le falt¨® toro, le falt¨® suerte, pero la demostraci¨®n de su torer¨ªa, eso no le falt¨®. No todos los toricantanos pueden decir lo mismo, la verdad.
Babelia
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