La condena de Bush a los asentamientos en el Jerusal¨¦n ¨¢rabe hundi¨® a Shamir

La ca¨ªda del Gobierno de Isaac Shamir, con la p¨¦rdida del voto de confianza en la Kneset (Asamblea), el pasado jueves se produjo en Jerusal¨¦n, pero el motor del declive fue un explosivo comentario de George Bush durante una conferencia de prensa celebrada la pasada semana en Los ?ngeles, en la que por primera vez un presidente norteamericano comparaba los asentamientos jud¨ªos en Jerusal¨¦n oriental con los de Cisjordania.

La condena de Bush a esos asentamientos, motivada por un sentimiento de frustraci¨®n cada vez m¨¢s patente en su Gobierno ante la negativa de Shamir a aceptar el plan de paz para Oriente Pr¨®ximo del secretario de Estado, James Baker, s¨®lo pod¨ªa tener una consecuencia, la ruptura de la coalici¨®n por parte del Partido Laborista de Sim¨®n Peres y la siguiente p¨¦rdida del voto de confianza del Likud.La jugada de la Administraci¨®n Bush era arriesgada. La equiparaci¨®n de los asentamientos en Jerusal¨¦n con los de los territorios ocupados en la orilla occidental del Jord¨¢n pod¨ªa convertirse en un boomerang contra Estados Unidos al volver a levantar el fantasma de una divisi¨®n de Jerusal¨¦n.

Funcionarios norteamericanos expresaron ayer su satisfacci¨®n porque en la moci¨®n de censura en el Parlamento israel¨ª el comentario de Bush ni siquiera fue objeto de debate y todos los partidos religiosos, cuyo apoyo es imprescindible, negaron su voto al Likud ¨²nicamente por las dilaciones del partido gobernante en aceptar el plan Baker.

Washington no quiere echar le?a al fuego y, seguramente, se abstendr¨¢ de hacer comentarios sobre la crisis israel¨ª, pero parece claro que con su intencionado comentario el presidente Bush indicaba dos cosas: la primera, su desilusi¨®n con la postura de Shamir que durante un a?o ha sido incapaz de poner en marcha el proceso de paz; la segunda, y m¨¢s grave, que Israel ya no tiene carta blanca en EE UU, pa¨ªs al que preocupan otros temas m¨¢s urgentes como el proceso de reforma y democratizaci¨®n en la Europa oriental, la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Am¨¦rica central.

Baker intenta, con la ayuda del presidente egipcio Hosni Mubarak, sentar a la mesa de negociaciones a israel¨ªes y palestinos para discutir una autonom¨ªa limitada en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza. Los palestinos, hasta ahora, se han ido plegando a todas las exigencias israel¨ªes con la esperanza de iniciar un proceso de negociaci¨®n, cuyo final ser¨ªa poner sobre el tapete la creaci¨®n de un estado palestino.

La Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) acept¨® no estar directamente representada en las conversaciones. Shamir lleg¨® a aceptar que en la delegaci¨®n palestina figurasen personas con doble residencia en Cisjordania y la zona ¨¢rabe de Jerusal¨¦n. Esta concesi¨®n fue demasiado para la derecha del Likud, provoc¨® una crisis en el partido y Shamir di¨® marcha atr¨¢s.