La carta de la paz

LA DESTITUCI?N del viceprimer ministro, el laborista Sim¨®n Peres, por el jefe del Gobierno, Isaac Shamir, l¨ªder de los conservadores del Likud, desmont¨® hace unos d¨ªas la insegura coalici¨®n que gobernaba en Israel. El jueves, adem¨¢s, por primera vez en la historia del pa¨ªs, un Ejecutivo no fue capaz de superar la moci¨®n de confianza en el Parlamento: lo que quedaba del Gobierno a¨²n llamado de unidad nacional fue derrotado al fallarle al primer ministro conservador el apoyo de los sefard¨ªes ortodoxos del partido Shas, favorables a una negociaci¨®n con los palestinos con el sensato argumento de que, si Israel es sagrado, m¨¢s lo es la vida humana.Sim¨®n Peres, jefe de la formaci¨®n laborista, ser¨¢ probablemente encargado de formar Gobierno; si lo hace con el compromiso de sentarse a la mesa de negociaci¨®n con los palestinos, es posible que cuente con el bloque Shas y con algunos de los partidos menores de izquierda, con lo que su Gobierno ser¨ªa viable. Pero en Israel nunca se sabe: puede ocurrir que Peres no consiga la confianza del Parlamento y que al final sea necesario convocar elecciones generales.

Debe destacarse que es la primera vez en la historia de Israel en que se ha quebrado una alianza gubernamental por culpa directa de un desacuerdo en torno al concepto mismo de la negociaci¨®n con los palestinos. Shamir, escudado en sus colaboradores m¨¢s intolerantes, no desea sentarse a una mesa de negociaci¨®n -pese a haber sido el padre de la idea, que concibi¨® como maniobra dilatoria- y no quiere o¨ªr hablar de una paz a la que estar¨ªa abocado por la presi¨®n de la intifada, de EE UU, de Egipto o de los palestinos. En cambio, Peres parece dispuesto a negociar, sin poner excesivas trabas a la hora de definir la idoneidad de los interlocutores palestinos. Dicho de otro merio, los laboristas est¨¢n dispuestos a aceptar el Plan haker, un proyecto no m¨¢s complicado que una simple conferencia a cuatro -EE UU, Egipto, Israel y los palestinos- para decidir c¨®mo se convocan elecciones en los territorios ocupados.

Existe una diferencia m¨¢s entre las posiciones de conservadores y laboristas. El concepto de tierra por paz, que aparece ya en los primeros planes del anterior secretario de Estado, George Shultz, y que es central en la teor¨ªa de pacificaci¨®n de los territorios palestinos ocupados, desmonta dos pilares de la pol¨ªtica de afirmaci¨®n del espacio estatal israel¨ª: los asentamientos de colonos -estimulados ¨²ltimamente por la emigraci¨®n jud¨ªa desde la URSS- y la ocupaci¨®n de Jerusal¨¦n este. Ambos principios son combatidos duramente por los palestinos. El Likud muestra su obcecada negativa a modificar la actual pol¨ªtica de ocupaci¨®n, mientras que un laborista en el poder no tendr¨ªa inconveniente en negociar el tema de los asentamientos pendientes, y menos a¨²n se opondr¨ªa a hablar en Washington con egipcios y estadounidenses sobre la configuraci¨®n de la negociaci¨®n. Conc¨¦dase por unos d¨ªas el beneficio de la duda a Israel y conc¨ªbase por un momento la esperanza de que con un Ejecutivo dirigido por Sim¨®n Peres se querr¨¢ jugar la carta de la paz.