Los errores del elefante
J. V. Mitterrand, ausente fisicamente del congreso en su calidad de presidente de todos los franceses, hab¨ªa enviado a Rennes a algunos de sus pr¨®ximos, entre ellos los ministros de Exteriores y de Asuntos Europeos, Roland Dumas y Edith Cresson, respectivamente. Pero ni uno ni otra soltaron una palabra acerca de cu¨¢l de sus hijos era el favorito del que los socialistas franceses llaman Dieu (Dios).
Al mediod¨ªa de ayer, la sala del congreso era un hervidero. Muchos delegados cantaban La Internacional, y era francamente surrealista ver a aquellos hombres encorbatados y a aquellas mujeres con trajes de marca y medias de seda entonar el viejo himno revolucionario. Se ve¨ªa que era una manera de desfogar los nervios. Otras gentes gritaban: "Un elefante se equivoca, dos se equivocan enormemente ", o "Detened vuestros mercadeos", o, pura y simplemente, "Democracia".Los congresistas estaban irritados con la divisi¨®n de sus jefes y decepcionados al ver c¨®mo ¨¦stos arreglaban en privado sus cuentas en una sala pr¨®xima al pleno del congreso. Cuando los, jefes reaparecieron Y anunciaron definitivamente que no hab¨ªa fumata bianca, el abucheo fue monumental.
Los denominados elefantes hab¨ªan pasado la noche anterior, en blanco en la alcald¨ªa de la ciudad bretona en busca de una f¨®rmula de s¨ªntesis. A las nueve de la ma?ana del domingo abandonaron en sus limousines la alcald¨ªa. Oliendo a caf¨¦, tabaco y desuni¨®n, se dirigieron hacia el congreso.
En esa dura velada, los partidarios del primer ministro, Michel Rocard, cuya moci¨®n hab¨ªa obtenido un 24% de los mandatos, no quisieron tomar partido por ninguno de los cachorros de Mitterrand. Rocard, opositor hist¨®rico a Mitterrand en el seno del moderno movimiento socialista franc¨¦s, ahora su primer ministro fiel, sabe que las encuestas; le presentan como el presidenciable favorito de los franceses, pero tambi¨¦n es consciente de que a¨²n no le ha llegado el momento de tomar el poder en el seno del PS.
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