En el esp¨ªritu de Moli¨¨re
La reconstrucci¨®n hist¨®rica fiel es uno de los retos continuos del mundo cultural. El g¨¦nero de la comedia-ballet uni¨® a Moli¨¨re con Lully. Intermedios instrumentales, danzas y pantomimas se intercalaban en las obras teatrales para gozo del rey y sus afines. Ilustran sobre el esp¨ªritu de una ¨¦poca.Tras 10 a?os de fruct¨ªferas relaciones, la obtenci¨®n por el intrigante Lully del privilegio de crear una Academia Real de M¨²sica, otorgado por el rey Luis XIV, facilit¨® que Moli¨¨re contactase con un joven m¨²sico de 30 a?os, Marc-Antoine Charpentier, para las partes musicales de su comedia El enfermo imaginario. Como si fuese una burla del destino, Moli¨¨re (que incorporaba teatralmente al enfermo) fallec¨ªa tras la cuarta representaci¨®n.
El enfermo imaginario
De Moli¨¨re y Charpentier. Direcci¨®n musical: WiIliam Christie. Puesta en escena: Jean Marie Vill¨¦gier. Trajes: Patrice Cauchetier. Grupo Les Arts Florissants. Ris et Danceries. Teatro Municipal de Ch¨¢telet. Par¨ªs, 18 de marzo.
El reciente descubrimiento en los archivos de la Comedia Francesa por el music¨®logo americano John S. Powell de los manuscritos en que se encuentran los intermedios musicales entre los actos I y II y la peque?a ¨®pera intercalada en la historia teatral, considerados totalmente perdidos, han posibilitado la reconstrucci¨®n de una obra que hace furor en Francia. La grabaci¨®n de Les Musiciens du Louvre figura entre los 10 discos m¨¢s vendidos, seg¨²n las listas del FNAC.
Las 20 representaciones de la temporada de ¨®pera del teatro de Ch¨¢telet, en una coproducci¨®n con la Opera de Montpellier, adonde ir¨¢ a continuaci¨®n, permiten la aproximaci¨®n en vivo. La versi¨®n que se utiliza en ambos casos es la original de 1673, antes de las reformas introducidas al a?o siguiente para su representaci¨®n en Versalles con la presencia del propio Luis XIV.
William Christie es a Charpentier lo que Mazkerras a Janacek o Colin Davis a Berlioz. Desde que se crease el grupo Les Arts Florissants (t¨ªtulo de una obra de Charpentier), la atenci¨®n del int¨¦rprete americano con el m¨²sico franc¨¦s ha sido constante. Vi¨¦ndole, vestido de ¨¦poca, con sus zapatos de tac¨®n alto dorados, dirigiendo a una orquesta situada en el foso y los palcos, con los Instrumentistas ataviados al estilo barroco (penachos de pluma incluidos), se siente la extraordinaria vinculaci¨®n de este m¨²sico con su trabajo.
El espect¨¢culo es una delicia de principio a fin. Jean Marie Vill¨¦gier (el mismo director de escena que el m¨ªtico Atys de Lully) ha utilizado un espacio sencillo de gran profundidad gracias a la perspectiva inversa del trazado del escenario, donde se mueven, en medio de una explosi¨®n de color, actores, cantantes, bailarines, c¨®micos, con un vestuario debido a Patrice Cauchetier de enorme originalidad y belleza. Todo tiene sabor barroco.
Los niveles interpretativos son de extraordinaria calidad en sus diferentes apartados. Las danzas, los personajes, los polichinelas, los formidables cantantes y m¨²sicos, transmiten alegr¨ªa de vivir. As¨ª lo entiende tambi¨¦n el p¨²blico franc¨¦s, que en un notable porcentaje lleva a los ni?os al teatro para que vivan desde j¨®venes su cultura y su historia.
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