Los socialistas franceses intentan llegar a un compromiso
Los dirigentes del Partido Socialista franc¨¦s (PS) se re¨²nen hoy en Par¨ªs para intentar encontrar una soluci¨®n de compromiso a la crisis desencadenada por su prematura guerra por el papel de sucesor de Fran?ois Mitterrand. El congreso del PS, celebrado el pasado fin de semana en Rennes, ha supuesto el entierro de la corriente mitterrandista y la libanizaci¨®n de la principal fuerza pol¨ªtica de Francia.
Queda por saber si todav¨ªa es posible un acuerdo provisional entre Laurent Fabius y el t¨¢ndem formado por Lionel Jospin y Pierre Mauroy para repartirse la direcci¨®n del partido.Aver¨ªa, Crisis sin precedentes, Fin de ¨¦poca, Domingo sombr¨ªo, Un barco borracho y titulares semejantes subrayaron ayer en la Prensa francesa el hecho de que por primera vez en los ¨²ltimos 20 a?os el PS hab¨ªa clausuradoun congreso sin una clara mayor¨ªa, un programa pol¨ªtico, una direcci¨®n y un secretario general. Todos los comentaristas coincid¨ªan en afirmar que -a cinco a?os de la jubilaci¨®n del presidente de la Rep¨²blica- ha comenzado el posmitterrandismo.
El partido de Mitterrand ha dado una penosa imagen de desuni¨®n, de falta de proyectos ideol¨®gicos y pol¨ªticos, de lucha a cuchillo por meras ambiciones personales. "Los jefes del PS", dec¨ªa ayer Le Figaro, "no quieren acordarse del que les ha hecho pr¨ªncipes. Han olvidado todo, excepto la ingratitud". Rennes, seg¨²n Le Quotidien, "ha consagrado el hecho de que ya no hay idea socialista, ni siquiera ilusi¨®n socialista". El congreso, escribi¨® Serge July en Lib¨¦ration, "ha visto morir un partido socialista sin haber logrado dar a luz uno nuevo". De la muerte del mitterrandismo han nacido de momento dos grandes corrientes: las encabezadas por el ministro de Educaci¨®n, Lionel Jospin, y el presidente de la Asamblea Nacional, Laurent Fabius, quien el diario Le Monde llamaba recientemente Fabius Imperator.
Michel Rocard puede ser el principal beneficiado del fracaso del congreso de Rennes. El actual primer ministro, que nunca ha pertenecido a la familia mitterrandista, se ha revelado de nuevo como el hombre virtuoso que no quiere mezclarse en los compl¨®s de pasillo.
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