"El Vaticano es la pura negaci¨®n del Evangelio", seg¨²n el fil¨®sofo Jos¨¦ Monserrat
Jos¨¦ Montserrat Torrents, ex sacerdote, profesor de Historia de la Filosof¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, acaba de publicar un libro pol¨¦mico -La sinagoga cristiana - en el que analiza los or¨ªgenes del cristianismo desde una peculiar perspectiva. Su esp¨ªritu cr¨ªtico le lleva a decir que el Vaticano es la pura negaci¨®n del Evangelio.
Este hombre de frente despejada y cara de sabio es el primer sorprendido ante el ¨¦xito de sus reflexiones sobre los primeros tiempos de la cristiandad. La teolog¨ªa y el pensamiento en general no son materias de moda en una ¨¦poca en la que el que no est¨¢ a la que salta para ver qu¨¦ pilla tiene problemas m¨¢s inmediatos que la existencia de Dios.La sinagoga cristiana arranca de la muerte de Jes¨²s, un personaje que para Montserrat Torrents "es un gran personaje del judaismo renovado, alguien que quer¨ªa cambiar las cosas desde dentro y que, en cierta medida, respond¨ªa al ejemplo hel¨¦nico. No era un pol¨ªtico ni ansiaba el poder. Por supuesto, no se consideraba hijo de Dios, tan s¨®lo un buen israelita, habitante de una Galilea liberal en la que no hab¨ªa que oponerse a los romanos por la sencilla raz¨®n de que no hab¨ªa. Fueron otros los que politizaron su mensaje. El, en realidad, no fund¨® nada ni aport¨® ning¨²n mensaje nuevo. Fueron grupos de Jerusal¨¦n y de la di¨¢spora quienes lo invistieron como profeta esperado. Y Pablo, quien por cierto era un hombre muy preocupado por el dinero (hay cartas suyas en las que se revela como un consumado pedig¨¹e?o), le endilg¨® el cargo de Mes¨ªas. Jes¨²s no era ni siquiera un iluminado. Piense que la Biblia es un texto que ha sido manipulado desde el siglo segundo por quienes ve¨ªan que de toda esta historia hab¨ªa algo a sacar".
Uno se pregunta a menudo qu¨¦ pinta Dios en los tiempos que corren. El se?or Montserrat lo tiene bastante claro: "Yo veo un lugar para Dios y para las creencias religiosas en el mundo actual. La fe ayuda a vivir y a enfrentarse a la muerte. Yo tuve fe, la viv¨ª muy intensamente y guardo de esa ¨¦poca recuerdos extraordinarios. Lo cierto es que yo no expuls¨¦ a Dios. En todo caso fue ¨¦l el que me expuls¨® a m¨ª, el que se apart¨® de mi lado. Pero Dios a¨²n cumple una funci¨®n. Ver¨¢ usted, yo no tengo mucha confianza en la raz¨®n humana. Es muy poca cosa, pero no hay nada m¨¢s. La raz¨®n, adem¨¢s, no puede hacer nada frente a la muerte, que es el cero absoluto. Yo he visto morir a mucha gente, y recuerdo que los creyentes mor¨ªan con una cierta tranquilidad. Lo desesperante era intentar consolar al ateo: era imposible".
Sacerdote
Jos¨¦ Montserrat fue sacerdote durante 10 a?os, entre 1958 y 1968. Lo suyo fue un viaje de ida y vuelta hacia la fe: "Crec¨ª en el seno de una familia creyente, y las posibilidades sociales que se me ofrec¨ªan no me interesaban, ni el negocio familiar ni la vida matrimonial. La religi¨®n me atra¨ªa por su esp¨ªritu de entrega a los dem¨¢s. Me la tom¨¦ tan en serio que empec¨¦ a hacerme preguntas sin parar. Me obsesion¨¦ tanto que me fui a Roma para acosar a los jesuitas, que se supone que tienen respuestas para todo. Pero sus respuestas no contestaban a mis preguntas".Sus contactos con el Vaticano le desmoralizaron de manera contundente: "Vi cosas que alg¨²n d¨ªa contar¨¦, cosas que afectan a altas jerarqu¨ªas de la Iglesia y que son absolutamente escandalosas. Miserias que no afectan al buen creyente, pero que dan que pensar. Mire, la verdad es que el Vaticano no es m¨¢s que un banco y un museo. Y el Papa es un pe¨®n de la actualidad pol¨ªtica internacional, un pe¨®n importante que juega una carta necesaria. El Vaticano, hablando claro, es la pura negaci¨®n del Evangelio, del mismo modo que el Catecismo es la degeneraci¨®n de la religi¨®n".
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