La mara?a de expedientes del cabo Rosa
El dirigente del sindicato de la Guardia Civil, convertido en un s¨ªmbolo del car¨¢cter civil del cuerpo
ANDR?S MANZANO Manuel Rosa Recuerda, 39 a?os, cabo de la Guardia Civil, hijo y hermano de guardias civiles, es el hombre que el 20 de septiembre de 1986 desat¨® un hurac¨¢n con su petici¨®n de crear una asociaci¨®n, que no un sindicato, de miembros del cuerpo. Desde entonces permanece en el centro de la escena, aferr¨¢ndose a sus apoyos, cada vez m¨¢s numerosos, para no ser abatido por el vendaval. Ha sido tildado de loco, megal¨®mano, y en torno suyo gira. una mara?a de expedientes, procesos militares, recursos de amparo, un consejo de guerra suspendido, odios y amores.
Como trasfondo de la batalla judicial, una cuesti¨®n pol¨ªtica: ?la Guardia Civil es un cuerpo civil o militar, o ambas cosas? Rosa cree que s¨®lo civil, y eso le est¨¢ costando caro. "Rosa es un personaje muy singular. Tiene algo de rom¨¢ntico a la antigua, dispuesto a luchar hasta la muerte por sus ideas. Asumi¨® el riesgo personal de poner las cartas sobre la mesa, sabiendo que eso le iba a traer serios problemas, y no se ha rendido, ni creo que lo haga". Esta opini¨®n, recogida en Madrid de labios de una persona que ha seguido muy de cerca las peripecias del cabo, coincide casi exactamente con la opini¨®n de una segunda, colega de profesi¨®n, recogida en Sevilla: "El propio Manolo me lo dijo una vez: cuando estoy convencido de una cosa la defiendo hasta el fin".En esta ¨²ltima semana han coincidido dos hechos importantes. Por una parte, el Tribunal Supremo da la raz¨®n al Ministerio del Interior, ratifica el car¨¢cter militar de la Guardia Civil y considera v¨¢lida la no inscripci¨®n de la asociaci¨®n promovida por Rosa, por entender que se trata de un sindicato encubierto. Unos d¨ªas antes aparece en escena el componente pol¨ªtico que Rosa estaba buscando: Nicol¨¢s Redondo, en Sevilla, y destacados miembros de CC 00 y UGT, en Madrid, se solidarizan p¨²blicamente con ¨¦l y lo que representa: el derecho de los 65.000 miembros de la Guardia Civil a constituir sindicatos en defensa de sus reivindicaciones profesionales, verdadero proyectil a la l¨ªnea de flotaci¨®n de la ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, por tanto, al car¨¢cter militar de la Guardia Civil.
Nada hac¨ªa presagiar que Manuel Rosa Recuerda llegara a convertirse en el enemigo n¨²mero uno de la Guardia Civil, una instituci¨®n. a la que quiere por convicci¨®n personal y tradici¨®n familiar. Nacido en el pueblo sevillano de El Coronil, el 2 de abril de 1950, es hijo de guardia civil, jubilado hace ya unos 15 a?os y a quien toda esta historia ha sumido en la amargura. Rosa Recuerda tiene una hermana, mayor que ¨¦l, y dos hermanos menores, tambi¨¦n guardias civiles, destinados hoy uno en Benidorm y otro en Toledo.
'Hijo del cuerpo'
Como hijo del cuerpo, Manuel Rosa pasa su infancia deambulando por las localidades a las que su padre va siendo destinado. Termina el bachillerato superior y, cuando le queda poco por finalizar Magisterio, le llega la hora de cumplir la mili y no lo duda: ingresa en el cuerpo y cumple su per¨ªodo de academia en el cuartel de Erita?a, donde luego pasar¨ªa meses prisionero en un calabozo.
Hasta 1986, Rosa Recuerda no es m¨¢s que uno entre 65.000 guardias civiles m¨¢s. Es destina do a Verger (Alicante); luego, a la propia capital alicantina. Aprueba el curso de cabo, para lo que pasa. una temporada en Madrid y luego le destinan a Andorra, un pueblo minero de Teruel, posteriormente a Ronquillo (Sevilla), donde le coge la sorpresa del golpe de Estado del 23-F, y, por ¨²ltimo, a Sevilla capital, en el servicio de aduana del muelle.
IiL'oy la familia vive en Sevilla en un piso de la calle de Pedro Gual Villalb¨ª, en un barrio impersonal situado en las afueras de la ciudad. Nada importante que rese?ar en estos a?os, a no ser los contactos y las conversaciones con otros compa?eros en las que, al final, siempre se acaba hablando de lo mismo, los problemas del cuerpo, las horas extras que no se pagan, los permisos suspendidos, los abusos de algunos mandos, la comparaci¨®n con el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, que, como instituci¨®n civil, se permite el lujo de tener sindicatos profesionales que negocian las condiciones de trabajo. En 1972 se cas¨® con Carmen Romero Serrano, una mujer a la que hay que reconocer una entereza tremenda, y que est¨¢ siendo el principal sost¨¦n de Rosa en los momentos dif¨ªciles. Han tenido tres hijos: Roc¨ªo, de 16 a?os; Soraya, de 14, y Jos¨¦ Manuel, de nueve.
Los que le conocen, que por causas l¨®gicas prefieren guardar el anonimato, destacan de ¨¦l su car¨¢cter tranquilo y decidido. "Es un hombre de hablar pausado, cuya ¨²nica afici¨®n conocida, aparte de ver alg¨²n que otro partido de f¨²tbol, es la lectura. No es un loco que quiera protagonismo, ni tampoco ha pertenecido ni ha simpatizado con un partido pol¨ªtico concreto. Tiene inquietudes sociales y profesionales y no puede aguantar la filosof¨ªa del ordeno y mando que a¨²n impera dentro del cuerpo".
El cabo de la Guardia Civil Manuel Rosa Recuerda se ha convertido ahora en un personaje, un s¨ªmbolo que no permite que se adormezca de nuevo la cuesti¨®n del car¨¢cter militar o civil del cuerpo, que, seg¨²n muchas veces ha dicho, no quiere abandonar.
Los sindicatos policiales y de clase y sus compa?eros uniformados est¨¢n convencidos de que al final sus ideas triunfar¨¢n. Sus amigos personales y, por supuesto, su esposa, tampoco dudan de ello, pero temen que, mientras tanto, los procesos, las presiones, la separaci¨®n de su familia, le dejen orgulloso, pero f¨ªsica y ps¨ªquicamente maltrecho.
Amenazas y presiones
A. M. Manuel Rosa sigue con su campana por la democratizaci¨®n interna de la Guardia Civil, entre dificultades, amenazas, presiones y presuntos malos tratos -hay denuncia por las lesiones producidas en una de las detenciones- El caso Rosa, cuentan sus abogados, ha generado siete procesos por la jurisdicci¨®n militar, m¨¢s de 30 expedientes disciplinarios, una cuesti¨®n de inconstitucionalidad presentada por la Audiencia de Sevilla, un intento de consejo de guerra que fue suspendido por el Tribunal Constitucional, 15 querellas, 10 recursos planteados por conflictos de jurisdicci¨®n, 15 recursos de amparo, seis contenciosos, una demanda en Estrasburgo y dos informaciones abiertas por Amnist¨ªa Internacional.
El 20 de septiembre de 1986, tras aprobarse la ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el cabo Rosa present¨® una solicitud para crear una asociaci¨®n en la Guardia Civil. Ese mismo d¨ªa fue encarcelado hasta el 16 de septiembre de 1987. Cinco d¨ªas en libertad y es arrestado de nuevo durante seis meses en el cuartel de Erita?a (Sevilla). Las malas condiciones del calabozo donde estuvo encerrado agravaron sus dolencias de reuma por lo que los diversos arrestos de 1988 los cumpli¨® en su domicilio. El 10 de febrero de 19.89 es llamado de Capitan¨ªa general de Sevilla, y de all¨ª es enviado a la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares-Meco (Madrid). Sale en libertad provisional el 8 de septiembre de 1989, y cinco d¨ªas m¨¢s tarde le cae un nuevo arresto por otros tres meses, que cumple tambi¨¦n en su domicilio. Por ¨²ltimo, el 14 de febrero pasado es arrestado en el cuartel sevillano de Montequinto y de all¨ª de nuevo a la prisi¨®n militar de Alcal¨¢, donde permanece a¨²n recluido.
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