Sam Nujoma, 30 a?os en el exilio
Tuvieron que pasar 30 a?os para que Sam Nujoma, de talante amable, permanente sonrisa en los labios y 60 a?os de edad, pudiese volver del exilio en septiembre a su pa¨ªs, Namibia. Muchas cosas hab¨ªan cambiado en su ausencia. La ONU hab¨ªa puesto en marcha la resoluci¨®n 435, que preve¨ªa la retirada de Sur¨¢frica de Namibia, y el apartheid ya no era tan virulento como en los tiempos en que la represi¨®n le oblig¨® a huir.Sin embargo, nada hab¨ªa alterado el liderazgo indiscutible que desde 1960 viene manteniendo en la SWAPO, el movimiento que capitaliz¨® la lucha contra la ocupaci¨®n surafricana.
Sencillez y modestia son los calificativos con los que Nujoma m¨¢s se identifica. Consecuente con ello, no reniega de sus recuerdos de infancia en Ovamboland, en el norte del pa¨ªs, como pastor de cabras; ni tampoco se averg¨¹enza de admitir su modesta cultura formal, limitada a los estudios que, "en una ¨¦poca en que no se daba importancia a esas cosas", su padre le oblig¨® a realizar en la misi¨®n finlandesa cerca de su pueblo, Etunda. Seg¨²n sus propias palabras, su conciencia pol¨ªtica despert¨® en 1946, cuando el general Jan Smuts pidi¨® ante la ONU la plena Integraci¨®n de Naw¨²bIa a Sur¨¢frica. Entonces ya hab¨ªa marchado a Walvis Bay y luego Windhoek, donde se ganaba la vida como empleado de los ferrocarriles. En la capital, bajo la Influencia del otro l¨ªder hist¨®rico, Tolvo Ja Tolvo, y el jefe heredero, Hosea Kutako, se consagr¨® a la lucha pol¨ªtica contra Sur¨¢frica, que en 1959 hab¨ªa comenzado a extender a Namibia su pol¨ªtica de segregaci¨®n racial.
Le acusaron de ser el Incitador de la resistencia de la poblaci¨®n nativa a abandonar su habitual lugar de residencia pr¨®ximo a una zona para blancos y marchar a Katatura, en las afueras de Windhoek, donde hoy se concentra la mayor parte de la poblaci¨®n de la capital. Se sucedieron las detenciones. Decidi¨® huir. Fue un largo viaje, a lomos de mula, con la gu¨ªa y protecci¨®n de varios jefes tribales, a trav¨¦s de Malawi, Botsuana y Tanzania hasta llegar a Jartum, la capital de Sud¨¢n. Desde entonces no volvi¨® a ver a su mujer y sus cuatro hijos hasta pasados 18 a?os. Al volver este a?o a Namibia fij¨® su residencia de nuevo en Katatura.
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