El Real Madrid sac¨® genio frente al Caja de Ronda
JUAN CARLOS CRESPO El Real Madrid encontr¨® ayer un genio que le era familiar en otras ¨¦pocas pero que ¨²ltimamente se mostraba de manera espor¨¢dica. Fue al final de un encuentro que hab¨ªa enfocado de forma anodina, que resolvi¨® en unos pocos minutos y ante el que parec¨ªa dispuesto a cumplir con el esfuerzo estrictamente imprescindible y el inter¨¦s de un funcionario ante una monta?a de expedientes atrasados.
El equipo de George Karl se coloc¨® muy pronto por delante en el marcador, estableci¨® una c¨®moda diferencia de ocho puntos y encendi¨® el piloto autom¨¢tico a la espera de que el tr¨¢mite concluyera. El Caja de Ronda apenas encontr¨® un par de resquicios para mantener esperanzas: Piculin Ortiz y Rornay sumaron tres faltas cada uno en s¨®lo doce minutos y, Antonio Mart¨ªn cometi¨® otras dos. Ello soupon¨ªa para los visitantes la esperanza de que los pivots madridistas tuvieran que limitar su tensi¨®n defensiva e incluso de que alguno se viera obligado a abandonar la cancha. Ello hizo que Mario Pesquera, entrenador visitante, encarara la segunda parte pensando en cargar el juego sobre los hombres m¨¢s altos de su rival para tantear la posibilidad de dar la vuelta al resultado.
Piculin Ortiz fue el primero en desempa?arle. No s¨®lo cumpli¨® con sobriedad en defensa, sino que encaden¨® una racha de siete lanzamientos sin fallo que parti¨® la defensa visitante, y Romay y Mart¨ªn le acompa?aron hasta el final con tan s¨®lo una falta m¨¢s del ¨²ltimo.
Con todo, el Madrid segu¨ªa entregado al tr¨¢mite y satisfecho con la ventaja de ocho puntos, mientras la grada se conformaba con un encuentro sin alicientes. Fue Villalobos quien acert¨® con la Fibra correcta, restableci¨® la comunicaci¨®n con el p¨²blico y renov¨® el inter¨¦s de sus compa?eros por el encuentro. El joven alero corri¨® tras un rebote destinado a perderse por la banda. Cuando estaba claro que no pod¨ªa llegar, dibuj¨® una sorprendente plancha a cambio una costalada que reson¨® en el Palacio y puso el bal¨®n en el centro de la pista para que Frederick y Llorente acabaran el contragolpe.
Cuando Villalobos se levant¨®, los tranquilos comentarios que hasta entonces se escuchaban en la grada se hab¨ªan convertido en clamor. Segundos despu¨¦s, Llorente rob¨® el bal¨®n, cruz¨® la pista como una flecha, se meti¨® entre dos contrarios y carg¨® al Caja de Ronda con dos puntos y una personal. Pesquera pidi¨® tiempo muerto y Karl tranquilidad. Pero no hab¨ªa ya nadie dispuesto a atender el consejo del norteamericano. El Madrid reconoci¨® un ritmo de juego y una fuerza que echaba de menos y, sin duda, se sinti¨® a gusto. Mucho m¨¢s que el Caja de Ronda, que s¨®lo pudo aguantar el temporal con la mejor cara posible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.