Civilizaci¨®n o barbarie
Los pasados meses de octubre y noviembre fueron particularmente tensos en Per¨², y pueden muy bien tomarse como base para una reflexi¨®n sobre los terribles antagonismos que desgarran al pueblo peruano. Las elecciones municipales del 12 de noviembre sirvieron, en efecto, para que subieran al escenario todos los actores de la actual historia pol¨ªtica nacional. Unos escogieron las palabras y la raz¨®n; otros, las armas, el terror y la muerte. En la revista Debate, el sender¨®logo Ra¨²l Gonz¨¢lez hab¨ªa escrito meses antes: "As¨ª las cosas, los pr¨®ximos comicios deben sortear dos tipos de problemas distintos. El primero corresponde a los lugares donde Sendero Luminoso act¨²a, pero todav¨ªa existe presencia del Estado. El segundo, a los lugares donde Sendero se ha asentado, y el Estado, con polic¨ªa incluida, se ha esfumado. En el primer caso, la situaci¨®n puede revertirse (...). En el segundo caso, la existencia de patrullas militares o policiales no ser¨¢ suficiente por cuanto, casi con seguridad, no existir¨¢n candidatos".Por su parte, el general Sinesio Jarama, experto en la lucha antisenderista, declaraba: "Sendero Luminoso est¨¢ dejando que la sociedad se destruya. Sendero es el caso m¨¢s ins¨®lito: no hace nada m¨¢s de lo estrictamente necesario. No es que Sendero est¨¦ ganando la guerra, sino que nosotros la estamos perdiendo por no hacer nada de lo mucho que deber¨ªamos hacer".
Para el general Jarama, a Sendero se le debe combatir demostrando que se vive mejor en democracia que en totalitarismo, y esto s¨®lo se puede obtener modificando las condiciones estructurales de Per¨²: "Si eso no cambia, la fuerza armada se convierte en un elemento que puede incentivar a¨²n m¨¢s la violencia., porque va a defender un statu quo que est¨¢ siendo cuestionado en su esencia". Pero a Sendero nunca se le ha combatido debidamente. El anterior Gobierno no supo percatarse de que se trataba de una organizaci¨®n real, y el ex presidente Bala¨²nde incluso se refiri¨® a Sendero como a un pu?ado de fan¨¢ticos extranjeros.
Hoy, una gran parte de la Prensa peruana clama por una pol¨ªtica antisubversiva que el actual Gobierno aprista parece no haber sabido poner en pr¨¢ctica. Se sigue utilizando ¨²nicamente la represi¨®n militar, con unas tropas tan pauperizadas como desmoralizadas. La desesperante situaci¨®n preelectoral era descrita as¨ª por el general Cisneros Vizquerra, ex ministro del Interior, considerado uno de los duros dentro del Ej¨¦rcito peruano: "Postergando la elecci¨®n municipal, habr¨ªa que tomar una acci¨®n m¨¢s directa en las zonas comprometidas. Si no realizamos elecciones en las zonas de emergencia estar¨ªamos admitiendo que Per¨² est¨¢ dividido en dos: una parte democr¨¢tica y otra que maneja Abimael (el l¨ªder de Sendero Luminoso). ;Podemos aceptar esa realidad, Antes que suceda, deber¨ªamos iniciar una contraofensiva, dotando a las fuerzas armadas de los recursos indispensables (...). Si se ha despilfarrado tanto dinero en este Gobierno, ?no se puede gastar un poco para comprar helic¨®pteros, para realizar una acci¨®n efectiva de la fuerza militar? En la zona de emergencia, al soldado que va de patrulla le dan 400 intis (menos de una peseta) diarios para su comida, que es lo que cuesta un pan. Y eso es todo lo que come en 24 horas. Tiene que ir a pedir alimentos a los poblados por donde pasa. ?Es posible que nuestros soldados caminen con los uniformes desharrapados, sin la m¨ªnima protecci¨®n, y que: hasta les recorten la cantidad de munici¨®n porque no hay dinero...?
Sin embargo, las elecciones municipales tuvieron lugar. No faltaron candidatos muertos y heridos. Algunos, con sus esposas e hijos. Pero el pueblo peruano respondi¨® acudiendo a las urnas.
La guerra sucia se recrudeci¨® con la venganza senderista tras las elecciones. Entre las v¨ªctimas, esta vez no s¨®lo hab¨ªa alcaldes y regidores reci¨¦n electos y pertenecientes a todas las tiendas pol¨ªticas. Religiosos, profesores y hasta escolares se un¨ªan ahora a las listas del terror.
Nueve d¨ªas antes de la elecciones municipales, los defensores de la democracia decidieron reunirse en las calles de Lima. Mario Vargas Llosa, candidato presidencial del centro derecha, decidi¨® sumarse al llamado de Franklin Pease, candidato de IU, y participar en lo que llegar¨ªa a ser una marcha por la paz, aunque un tanto frustrada Sin duda alguna, el Frente Democr¨¢tico, que preside el escritor, IU y la Iglesia fueron lo ¨²nicos que supieron darle pluralidad y apertura a un acto que estuvo a punto de quedar en lo meramente partidario. Sin embargo, no se supo aprovechar la oportunidad de organizar un acto realmente imponente, y si algo caracteriz¨® a la marcha fue su desorden y su improvisaci¨®n. El candidato oficialista a la presidencia lleg¨® con escasos partidarios y se march¨® antes de que llegaran otras agrupaciones. Grandes sectores de la ciudadan¨ªa encontraron imperdonable la ausencia del presidente Alan Garc¨ªa.
La campa?a electoral para las municipales dej¨® un panorama bastante claro en lo que a las pr¨®ximas presidenciales se refiere. El candidato del APRA, actualmente gobernante, no podr¨¢ hacer nada para contrapesar el desgaste ocasionado a su partido por el mandato de Alan Garc¨ªa, quien hoy parece debatirse c¨ªnicamente entre una apresurada aplicaci¨®n de medidas propuestas en su campa?a por Vargas Llosa y un caprichoso empeoramiento de la situaci¨®n que le pondr¨ªa las cosas m¨¢s que dif¨ªciles al pr¨®ximo Gobierno, o que incluso lograr¨ªa hacer rugir los motores de un golpe de Estado. El Fredemo, con Mario Vargas Llosa a la cabeza, parte favorito sobre la izquierda desunida, en lo que se est¨¢ convirtiendo en una campa?a polarizada del centro-derecha contra el comunismo y de la izquierda dividida contra la derecha eterna reunida.
Hay algo muy curioso, y es que el nuevo alcalde de Lima, el independiente Ricardo Belmont, jam¨¢s neg¨® que en las presidenciales que se avecinan votar¨¢ por Vargas Llosa. Sus electores, sin embargo, no votaron por el candidato del Frente Democr¨¢tico liderado por el escritor. Seg¨²n el lime?o diario Expreso, el 43% del electorado que vot¨® en los comicios municipales por Belmont votar¨¢ por el candidato presidencial del Fredemo, Mario Vargas Llosa, en las elecciones legislativas de 1990. El 24% votar¨¢ por el Acuerdo Socialista (AS); el 16%, por IU, y el 8%, por el APRA.
La elecci¨®n mayoritaria de un independiente, Ricardo Belmont, en Lima puede darnos una idea clara del hartazgo y desconfianza que los pol¨ªticos profesionales han terminado por generar entre el pueblo peruano. La preocupaci¨®n es grande entre la clase pol¨ªtica, y la revista Oiga llegaba a decir, en su primer editorial despu¨¦s de las, municipales: "...los votantes piden caras nuevas y hay que d¨¢rselas; sin mengua de principios ni doctrinas, los partidos tienen que atraer a sus filas a hombres sin partido que, en los ¨²ltimos a?os, se han distinguido en la acci¨®n social".
La izquierda, por un lado, vuelve a dividirse, se acusa de todo, y present¨® hasta tres candidatos en una localidad norte?a durante los pasados comicios municipales. El comentarista Luis Durand escribe: "Los electores que se inclinan por la izquierda tendr¨¢n que obedecer consignas y seguir los mandatos de su fe, porque habr¨¢ que tener la fe que traslada monta?as para votar por candidatos que no tienen ning¨²n plan para reducir la inflaci¨®n, aumentar la producci¨®n y combatir con eficacia el narcotr¨¢fico". El candidato a alcalde Pease discurre convincentemente sobre la basura, los ambulantes y el tr¨¢nsito. Pease, candidato (ahora) a la presidencia, s¨®lo repite que ha llegado el momento de la polarizaci¨®n y que hay que votar contra el Fredemo. El electorado de izquierda va a naufragar en un mar de confusiones si Pease o Barrantes (candidatos de IU y Acuerdo Socialista, respectivamente) no van m¨¢s all¨¢ de la fraseolog¨ªa marxista o los ataques a Vargas Llosa. Esta izquierda contin¨²a totalmente desactualizada y su comportamiento, a¨²n hoy, se ci?e fielmente a estas frases de Popper: "El elemento prof¨¦tico del credo marxista predomin¨® en las mentes de sus adeptos (...), desterrando el poder del juicio fr¨ªo y cr¨ªtico y destruyendo la creencia de que es posible cambiar el mundo por medio de la raz¨®n".
S¨®lo Alfonso Barrantes, carism¨¢tico y popular ex alcalde de Lima, parece haber comprendido la necesidad de un socialismo democr¨¢tico y no militarista ni vanguardista en Per¨². Es el candidato de la segunda izquierda (la primera ser¨ªa IU, no exenta de los peores dogmatismos y desuniones y con un candidato, Pease, a quien todo el mundo habr¨ªa imaginado al lado de Barrantes), reunida en el Acuerdo Socialista, donde se ubica tambi¨¦n la izquierda no partidarizada. Barrantes llama a un consenso nacional, que la situaci¨®n exigir¨ªa, y todo parece indicar que lo hace con tanta sinceridad cuanto desinter¨¦s tiene por ganar las pr¨®ximas presidenciales. Pero Vargas Llosa hace caso omiso de sus llamados. Para el l¨ªder del Fredemo, Barrantes es un lobo disfrazado de cordero, aunque uno de sus socios pol¨ªticos, el senador Manuel Ulloa, ex primer ministro del pasado Gobierno, opine que el lobo est¨¢ fam¨¦lico y que es totalmente sincero.
Pero tambi¨¦n la cruzada antiizquierdista de Vargas Llosa empez¨® con un antipoliticismo similar (aunque mucho m¨¢s culto) al del nuevo alcalde de Lima. A¨²n hoy, al frente de una alianza con dos partidos que dos veces fracasaron en el Gobierno de Per¨², contin¨²a manteniendo una enorme distancia con la pol¨ªtica que los peruanos hab¨ªamos estado acostumbrados a ver. Su asombrosa y valiente manera de llamarle pan al pan y vino al vino no ha dejado de traerle conflictos. Vargas Llosa habla demasiado de democracia y habla demasiado sinceramente y demasiado bien de democracia y de neoliberalismo, aun para el gusto de sus propios partidarios.
Preocupados, algunos de estos partidos quisieran ver convertida en realidad, en el caso del escritor, la c¨¦lebre frase de Rossini: "Tiene de bueno y de nuevo, con la circunstancia de que lo bueno no es nuevo y lo nuevo no es bueno". Y es que el conglomerado fredemista no es tan convencidamente dem¨®crata como Vargas Llosa desear¨ªa. En alguna oportunidad he declarado que ciertos sectores de la democracia peruana tienen una peligrosa inclinaci¨®n al pinochetismo. Se me respondi¨® con ira santa, y la ira santa hace cerrar los ojos. No los cierra el general Sinesio Jarama en unas recientes declaraciones en las que habla de ese mismo pinochetismo. Y en Lima me contaba un fredemista lo que me hab¨ªa perdido por no ver la televisi¨®n tal d¨ªa: un banquero, nada menos que un pugnaz y muy representativo banquero lime?o, hab¨ªa declarado que lo que ¨¦l realmente deseaba era un golpe de Estado democr¨¢tico.
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