Francia vive la 'fiebre Cyrano de Bergerac'
G¨¦rard Depardieu interpreta en el cine al personaje, y Jean-Paul Belmondo, en el teatro
Los espectadores se quedan boquiabiertos, lloran como ni?os a los que un autom¨®vil ha atropellado el perrito y, vueltos a este mundo, agotan el arsenal de los elogios. Son los s¨ªntomas de la fiebre Cyrano de Bergerac, que se ha apoderado de Francia. El pasado mi¨¦rcoles, decenas de cines estrenaron la pel¨ªcula Cyrano, superproducci¨®n de Jean-Paul Rappeneau en la que G¨¦rard Depardieu interpreta al h¨¦roe de la gran nariz y el coraz¨®n de oro.
Pero hay m¨¢s. Desde comienzos del pasado febrero, y con la sala a reventar todas las noches, Jean-Paul Belmondo encarna en el teatro Marigny el Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand. Las cadenas de televisi¨®n se suman al fervor nacional repescando viejas filmaciones de representaciones de la pieza teatral; las librer¨ªas exhiben por doquier el texto de Rostand y los m¨²ltiples ensayos que le han sido consagrados; los diarios y semanarios dedican al fen¨®meno cultural y sociol¨®gico del a?o sus portadas y p¨¢ginas y m¨¢s p¨¢ginas."Al interpretar Cyrano, me he sentido orgulloso de ser franc¨¦s", ha dicho G¨¦rard Depardieu, actor nada sospechoso de chovinismo. El cr¨ªtico de Lib¨¦ration, diario tambi¨¦n poco propenso a este tipo de exaltaciones, ha terminado su comentario de la pel¨ªcula de Rappeneau con un sonoro "?viva Francia, viva Rostand, viva Rappeneau, viva Depardieu, viva todos!". En la presentaci¨®n del filme a la Prensa y el mundo del cine, Catherine Deneuve no pudo decir ni una palabra: por primera vez en su carrera p¨²blica, las l¨¢grimas corr¨ªan su maquillaje.
El retorno triunfal del mito de Cyrano de Bergerac es, seg¨²n el periodista Thierry Grillet, "una expresi¨®n de la crisis de la identidad francesa, amenazada en el interior por la emigraci¨®n magreb¨ª, y en el exterior, por la unificaci¨®n europea". Cyrano, dice Grillet, "reafirma el alma francesa en lo que tiene de m¨¢s noble: la superioridad del esp¨ªritu frente a la materia. Cyrano representa el amor cort¨¦s frente a la sensualidad, la belleza de la palabra frente a la belleza f¨ªsica, el individuo frente a la sociedad".
Nacido en 1619 y fallecido a la edad de 36 a?os, el Cyrano de Bergerac hist¨®rico fue al mismo tiempo un espadach¨ªn, un actor de teatro y un librepensador. La conversi¨®n de esa figura en el gran mito franc¨¦s de nuestro tiempo data de una noche de la Navidad de 1897, aquella en que fue estrenada en Par¨ªs la obra de teatro de Edmond Rostand. Esa noche, escribi¨® Paul Morand, Rostand habr¨ªa podido ocupar el El¨ªseo. Enfervorizado, el p¨²blico aplaudi¨® durante hora y media.
Lo curioso es que la pieza de Rostand, escrita en alejandrinos, no es precisamente una joya del arte cl¨¢sico. Cyrano de Bergerac es un producto tard¨ªo del romanticismo, un anacronismo formal desde el momento mismo de su nacimiento. Y si se ha convertido en la obra m¨¢s representada en Francia, si los franceses memorizan desde ni?os muchos de sus versos, es porque el personaje Cyrano alumbrado por Rostand pertenece al club de los grandes desmesurados literarios, como Falstaff o Don Quijote.
A mitad de camino entre Voltaire y D'Artagnan, Cyrano tiene los pies en la tierra y la cabeza en las estrellas. Es un feo que sufre de amor. Perdidamente enamorado de Roxana, no se atreve a declararse por temor a ser rechazado. Qu¨¦ mujer, piensa, podr¨ªa soportar su descomunal nariz.
Entonces, Cyrano deja el terreno libre a su amigo Christian de Neuvillette para que seduzca a Roxana. A¨²n m¨¢s: escribe las cartas del guapo Christian, le dicta las palabras que ha de decir, cartas y palabras que conquistan el coraz¨®n de la bella. S¨®lo cuando Cyrano muere, Roxana comprende: "Las cartas erais vos... La voz en la noche erais vos...". Tel¨®n.
Sue?o de Orson Weiles
Orson WeIles so?aba con hacer de esta historia inmortal una gran pel¨ªcula. La ha hecho Jean-Paul Rappeneau y la cr¨ªtica francesa no sale de su asombro: su Cyrano, siendo tan fiel a Rostand que hasta conserva los alejandrinos, es un puro producto cinematogr¨¢fico.El espect¨¢culo de masas est¨¢ garantizado por 2.000 figurantes, otros tantos trajes, 500 lanzas, 300 espadas, un r¨ªo y un bosque readaptados a las necesidades del rodaje y 130 narices postizas para Cyrano.
Excepci¨®n hecha de Belmondo, s¨®lo Depardieu pod¨ªa dar al personaje de Rostand su naturaleza tierna y patibularia. El actor ha dicho: "Cyrano es un dolor y una c¨®lera, un enamorado que no se soporta f¨ªsicamente y que se rebela contra todo, y antes que nada, contra s¨ª mismo".
[En Espa?a, es Josep Maria Flotats el Cyrano m¨¢s conocido en los escenarios (lo represent¨® en un montaje dirigido por Maurizio Scaparro). El actor dijo ayer que es muy l¨®gico que el p¨²blico desee ver a sus actores favoritos encarnando a grandes h¨¦roes cl¨¢sicos como Cyrano, cuya dimensi¨®n arquet¨ªpica ha sido heredada hoy, "en parte y de manera menos sutil", por personajes como Batman.]
Babelia
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