La oposici¨®n acusa a Thatcher de "injusticia social"
Gobierno y oposici¨®n brit¨¢nicos se mostraron ayer unidos en el Parlamento en su condena de los actos vand¨¢licos que asolaron el s¨¢bado el coraz¨®n de Londres, pero a duras penas evitaron un frontal ataque sobre las causas de los desmanes. El ministro del Interior, David Waddington, atac¨® a los 30 parlamentarios que apoyan a quienes se niegan a pagar el impuesto municipal, id¨¦ntico para todos los adultos, y la oposici¨®n acus¨® al Gobierno de incurrir en injusticia social que degenera en violencia. M¨¢s de 70 detenidos el s¨¢bado en la batalla de Trafalgar comparecieron ayer ante los tribunales.
El debate empez¨® con una declaraci¨®n de Waddington en la que ofreci¨® la versi¨®n gubernamental de lo ocurrido, en concordancia con lo sabido hasta el momento, y descartando que la polic¨ªa hubiese actuado indebidamente o se hubiese extralimitado en el empleo de la fuerza. El ministro se?al¨® que, una vez concluida pac¨ªficamente la concentraci¨®n y disueltos los elementos m¨¢s revoltosos, unos 3.000 individuos divididos en cuatro grupos partieron desde Trafalgar en cuatro direcciones distintas asaltando y destruyendo todo lo que encontraban a su paso, "en una de las m¨¢s feroces violencias vistas en las calles de Londres".El ministro dio cuenta de la apertura de dos investigaciones, una criminal en la que ya est¨¢n trabajando cien polic¨ªas y otra sobre las lecciones a extraer de lo ocurrido. Para la primera dijo que ya se contaba con valioso material gr¨¢fico de Prensa y televisi¨®n y adelant¨® que esperaba una estrecha colaboraci¨®n de los medios informativos, lo que en anteriores ocasiones ha provocado enfrentamientos al negarse la Prensa a entregar a los investigadores el material no publicados o transmitido.
Roy Hattersley, responsable parlamentario de Interior del Partido Laborista, apoy¨® al ministro y pidi¨® sanciones ejemplares para los violadores del derecho pac¨ªfico de expresi¨®n. Seg¨²n Hattersley, los violentos actuaron conforme a un plan preconcebido pues "es incre¨ªble que sea espont¨¢nea una violencia de tal magnitud". Este versallesco intercambio de palabras y apoyos entre los dos cabezas de serie, no fue seguido por los parlamentarios de base de uno y otro partido. Un conservador pidi¨® que se investigara a fondo las conexiones de los revoltosos con los partidos pol¨ªticos y, por ah¨ª, se entr¨® en un ataque velado al Partido Laborista, treinta de cuyos parlamentarios han llegado a manifestar que no ha de pagarse un impuesto tan injusto como el poll-tax.
Conforme a la mec¨¢nica parlamentaria, el ministro respond¨ªa a cada diputado que interven¨ªa y fueron palabras como las del laborista Tony Benn, uno de los 30 objetores, las que calentaron la atm¨®sfera. Benn dijo que un paso m¨¢s de la protesta pac¨ªfica es la objeci¨®n de conciencia, en la que ¨¦l ve un instrumento para no acatar el poll-tax. "La historia muestra que la injusticia social est¨¢,en la ra¨ªz de los disturbios sociales y sobre el Gobierno recae una gran responsabilidad".
Merlyn Rees tambien abund¨® en esa l¨ªnea, cuando dijo que lo que "hay que investigar es qu¨¦ pasa en nuestra sociedad para que se destruya la ley y el orden", y otro correligionario escoc¨¦s aludi¨® a la "violencia institucionalizada contra lospobres". M¨¢s parlamentarios laboristas entonaron la misma letan¨ªa -"impuesto injusto medieval", "los extremistas de la calle necesitan a los extremistas del Gobierno", "vamos a asistir a un verano largo y caliente", entre otras- mientras los parlamentarios conservadores clamaban contra los laboristas por no condenar una violencia que "ha dejado a 374 agentes y 20 caballos heridos", seg¨²n dijo uno de ellos.
Wadd¨ªngton replic¨® a todas las intervenciones de sus rivales pol¨ªticos diciendo que el lenguaje inflamatorio como el que estaban empleando en esos momentos era un acto de irresponsabilidad que incitaba a la violencia y al desafio de la ley. El ministro se vi¨® forzado a criticar a Neil Kinnock, l¨ªder de la oposici¨®n, por no disciplinar a los 30 parlamentarios objetores, palabras ante las que el dirigente laborista, presente en la c¨¢mara, no reaccion¨®.
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