El transporte de Madrid
LA HUELGA con que los trabajadores de la Plataforma Sindical de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) vienen dejando sin autobuses p¨²blicos a los madrile?os desde hace 19 d¨ªas -sobre todo, a los que viven en los barrios perif¨¦ricos y carecen de la alternativa del servicio del metro, es decir, a los econ¨®micamente menos favorecidos- no es s¨®lo un asunto estrictamente sindical en cuanto cuestiona el actual modelo de relaciones laborales dominado por las centrales mayoritarias. Tambi¨¦n plantea en toda su crudeza un problema social que los poderes p¨²blicos y las propias organizaciones sindicales no pueden dejar de solucionar cuanto antes: la necesidad de evitar el abandono de los ciudadanos en los supuestos de huelga en los servicios p¨²blicos.La primera cuesti¨®n ata?e exclusivamente a los sindicatos, que deber¨¢n analizar c¨®mo una agrupaci¨®n de trabajadores no representada en el c¨®mite de empresa logra alzarse con el santo y la limosna, desborda a las centrales representativas e impone en la pr¨¢ctica la voluntad de quienes la apoyan. Sin duda, en el estallido de este conflicto tiene su parte de culpa una gesti¨®n de la EMT que durante a?os ha ido erosionando el nivel salarial de los trabajadores, y de la que no se puede responsabilizar al actual alcalde, sino a las anteriores administraciones locales.
La soluci¨®n se puede vislumbrar con la votaci¨®n en el refer¨¦ndum convocado por las centrales sindicales, con propuestas negociadas y que en gran medida coinciden con los motivos del conflicto, entre otros la recuperaci¨®n progresiva del poder adquisitivo de los asalariados de la EMT. El emplazamiento a una consulta paralela de la Plataforma Sindical no sirve sino para aumentar la confusi¨®n. Es leg¨ªtimo pedir a los trabajadores de la EMT que se pronuncien con todas las garant¨ªas -es decir, con votaci¨®n secreta y no a mano alzada- sobre un conflicto que afecta a los madrile?os desde hace casi tres semanas. Pero mientras ¨¦ste se resuelve -y es sospechoso el maximalismo con que quienes promueven la huelga obstruyen una salida razonable- queda pendiente la prestaci¨®n de los servicios p¨²blicos esenciales, de los que los ciudadanos llevan privados casi tres semanas, al no existir ni servicios m¨ªnimos.
Una cuesti¨®n de la cual no pueden abdicar los poderes p¨²blicos mientras se llega a un pacto definitivo sobre la autorregulaci¨®n de la huelga, contenido en la Propuesta Sindical Prioritaria, de Comisiones Obreras y la Uni¨®n General de Trabajadores, seguramente con el objetivo de evitar una ley de huelga restrictiva.
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