Un cat¨®lico t¨ªmido y triste

La cabeza ligeramente inclinada de costado, la voz insegura cuando se dirige invariablemente en sus dircusos a "mis queridos compatriotas...", la imagen del rey Balduino I es, para el hombre de la calle, la de un personaje triste, dram¨¢tico, t¨ªmido y un tanto misterioso. Los pol¨ªticos le tienen por uno de los expertos mejor informados de un pa¨ªs que, por su exuberancia, en nada se le parece.Nacido en Bruselas el 7 de septiembre de 1930, Balduino ha vivido de cerca varios dramas familiares. En 1934, su abuelo, el rey Alberto I, al cual se encontraba muy unido, falleci¨® en un accidente de monta?a, y un a?o despu¨¦s lo hac¨ªa su madre a consecuencia de un accidente de autom¨®vil. En la primavera de 1940, cuando B¨¦lgica es invadida por las tropas alemanas, el pr¨ªncipe y sus hermanos tienen que refugiarse en Francia y en Espa?a, mientras su padre, el rey Leopoldo III, es confinado por los alemanes en el castillo belga de Laeken.

El pueblo asegura que s¨®lo una vez vieron al monarca sonre¨ªr en p¨²blico. Fue en 1960, cuando anunci¨® su matrimonio con la espa?ola Fabiola de Mora y Arag¨®n. Un peri¨®dico popular titulaba entonces: "Piadosa y guitarrista, ¨¦sta es Fabiola, nuestra futura reina". Sus s¨²bditos sostienen tambi¨¦n que el rey sufre por no haber tenido hijos y que se siente aprisionado por los protocolos excesivos que acompa?an todos y cada uno de sus actos p¨²blicos.