A veces
A veces estalla una burbuja en el interior del pensamiento y la b¨®veda craneal se llena de memoria. A veces estalla un apellido en el interior del viernes y se transforma en Viernes Santo. Entonces, t¨², que est¨¢s frente a ese mar que cada a?o te encuentra un poco m¨¢s mayor, depositas la mirada en las olas y adviertes el ascenso de la marea en tu conciencia. Cada vez que el agua se retira, abandona sobre las orillas del alma los despojos de una edad remota, aquella en que hab¨ªas dejado de ser ni?o sin alcanzar por eso otro estado conocido. Entonces era Viernes Santo. Ol¨ªa a cera en el ambiente, y las iglesias se llenaban de mortajas que cubr¨ªan la muerte provisional de las im¨¢genes. Recuerdas el exceso de celo con que llevabas a cabo el v¨ªa crucis, el camino de la cruz. Recuerdas las ca¨ªdas de Cristo, la corona de espinas, los latigazos que recib¨ªa su espalda en el trayecto. Luego, los clavos taladrando las manos de aquel hombre, quebrando los huesos de los pies. Te dijeron, y as¨ª lo cre¨ªste, que el autor de los golpes eras t¨², que cada vez que practicabas el vicio solitario, cada vez que te fugabas a On¨¢n, a?ad¨ªas una espina a la corona, un desgarro m¨¢s en la piel de aquella espalda. Y as¨ª creciste, alimentando con tu placer el dolor de otro, matando a alguien cada vez que conquistabas una parcela de tu cuerpo. El placer y el dolor quedaron anudados para siempre, formando un solo bulto, un tumor que ha crecido contigo, pero que no ha llegado a encon,rar alojo en tu conciencia.?Qu¨¦ fue de aquel Jes¨²s? ?Qu¨¦ fue de ti a lo largo de todos estos a?os? ?Qui¨¦n es este sujeto que contempla el mar y se hace cargo de una memoria que parece de otro?
A veces estalla un olor en el cerebro, se quiebran las compuertas de tu memoria olfativa y el pensamiento reconstruye un escenario. Cesa, pues, el olvido y lo que iba a ser un viernes an¨®nimo se convierte en la v¨ªspera de una resurrecci¨®n. Aunque no de la tuya.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.