La leyenda de Greta Garbo acab¨® rodeada del mismo misterio que inspir¨® toda su vida
La actriz pidi¨® a los m¨¦dicos que no revelasen la causa de su fallecimiento
La actriz sueca nacionalizada estadounidense Greta Garbo, llamada la divina, la estrella m¨¢s famosa y enigm¨¢tica de la historia del cine, falleci¨® la noche del domingo de Pascua en un hospital de Nueva York, rodeada del mismo misterio que envolvi¨® su vida en el ¨²ltimo medio siglo. La actriz ten¨ªa 84 a?os y habr¨ªa cumplido 85 el pr¨®ximo 18 de septiembre. La muerte le sobrevino en una de las habitaciones privadas del New York Hospital, situado a pocas manzanas de su lujoso apartamento del East Side, en Manhattan. Los m¨¦dicos que atendieron a Greta Garbo en sus ¨²ltimos d¨ªas recibieron de ella el encargo de no revelar la causa de su fallecimiento.
Un portavoz del New York Hospital, Andrew Banoff, se limit¨® a anunciar la muerte de la actriz sin revelar las causas del fallecimiento. Banoff explic¨® que esa fue la ¨²ltima voluntad de Greta Garbo y a?adi¨® que, de acuerdo con los deseos de sus familiares, el entierro se realizar¨¢ en la m¨¢s absoluta intimidad.Seg¨²n declaraciones de algunos de sus vecinos, Greta Garbo padec¨ªa una dolencia renal y acud¨ªa con frecuencia al hospital donde ahora ha fallecido para ser sometida a un tratamiento de di¨¢lisis. Seg¨²n parece, fue el pasado mi¨¦rcoles cuando acudi¨® por ¨²ltima vez a esta instituci¨®n sanitaria, pero regres¨® a su apartamento, situado junto al East River, en la calle 52. Este fue el domicilio de la actriz desde hace 20 a?os. Ninguno de estos extremos ha sido confirmado por el hospital.
Nacimiento de una leyenda
Greta Garbo es una de las escasas estrellas del cine cuya fama no s¨®lo no decreci¨® sino que se increment¨® hasta llegar a la categor¨ªa de leyenda al pasar del cine mudo al hablado. Se retir¨® completamente de toda actividad art¨ªstica en 1941, cuando s¨®lo ten¨ªa 36 a?os y poco despues de haber rodado uno de sus grandes filmes, La mujer de las dos caras, dirigido por George Cukor, que inicialmente no tuvo mucho ¨¦xito pero que como consecuencia de la retirada de la actriz fue revisado y se convirti¨® mas tarde en uno de los t¨ªtulos m¨¢s c¨¦lebres de su filmograf¨ªa. A partir de entonces, Greta Garbo adopt¨® el seud¨®nimo de Harriet Brown y se recluy¨® en su apartamento de Nueva York, desde donde s¨®lo sal¨ªa para pasar algunas temporadas en otros pisos de su propiedad en Suiza y Francia.
Greta Lovisa Gustafsson naci¨® en Estocolmo el 18 de septiembre de 1905 en el seno de una familia muy humilde. Despues de trabajar como dependienta en unos grandes almacenes y en una peluquer¨ªa de su ciudad, la futura divina entr¨® en el cine a trav¨¦s de la publicidad, al posar para el anuncio de una marca de trajes de ba?o. Despu¨¦s de una temporada de estudio en la Real Escuela de Arte Dram¨¢tico de Estocolmo, Greta Garbo hizo tres pel¨ªculas en Suecia, antes de trasladarse a Hollywood contratada por el magnate de la Metro-Goldwyn-Mayer, Louis B. Mayer, donde arroll¨®, primero en el cine mudo y despues en el sonoro.
Greta Garbo rod¨® 24 pel¨ªculas en la Meca del cine, todas ellas con la Metro. La cr¨ªtica se volc¨® con elogios por sus interpretaciones en algunos filmes hoy considerados cl¨¢sicos del cine, como El demonio y la carne, Mata Hari, Anna Christie, Cristina de Suecia, Ana Karenina, Margarita Gautier, Gran Hotel y Ninotchka. En la creaci¨®n de su incomparable fotogenia intervino decisivamente un hombre fundamental en su vida, el fot¨®grafo e ilumidador Walter Daniels, que realiz¨® la luz de 19 de sus pel¨ªculas y que supo extraer de los delicados y poderosos rasgos del rostro de la actriz sueca una enorme variedad de registros y matices.
Entre estos directores hay que destacar, adem¨¢s del citado George Cukor, a Rouben Mamoulian y Clarence Brown. Especialmente este ¨²ltimo fue quien entabl¨® una relaci¨®n profesional m¨¢s estrecha y continuada con la actriz, hasta el punto de que en los mentideros del Hollywood de aquella ¨¦poca se le consider¨® como su Pigmali¨®n particular.
El olvido del Oscar
Cuando Greta Garbo anunci¨® su retirada en 1941, todos creyeron que su apartamiento de la pantalla ser¨ªa temporal y que reanudar¨ªa su actividad al final de la segunda guerra mundial. Hubo algunos que incluso creyeron que se trataba de una estratagema publicitaria de la actriz para mantener su nombre vivo, hacerse llamar y acudir de nuevo a los estudios. Pero no fue as¨ª. Unas veces por que no encontr¨® el gui¨®n que so?aba, otras por las desproporcionadas cifras que ped¨ªa para su retorno y que a todas luces parec¨ªan una provocaci¨®n para que los productores se olvidaran de ella, Greta Garbo no volvi¨® a actuar en ninguna pel¨ªcula.
Pese a ser seleccionada en tres ocasiones para el Oscar a la mejor interpretaci¨®n femenina, la divina no consigui¨® el preciado galard¨®n durante su vida activa como actriz. Sin embargo, la Academia de Hollywood le concedi¨® un Oscar honor¨ªfico en el a?o 1955 por "una serie de actuaciones luminosas e inolvidables".
En la mejor tradici¨®n de la Garbo, la actriz no se present¨® a recoger el galard¨®n, para as¨ª no verse sometida a lo que consideraba "la tortura de la publicidad". Otro tanto ocurri¨® cuando el Gobierno sueco le concedi¨® la m¨¢s alta condecoraci¨®n de su pa¨ªs en el a?o 1983. La actriz se neg¨® a viajar a Suecia para recogerla, exigiendo que fuera el emba ador sueco en Estados Unidos quien se la entregara en su domicilio de Manhattan.
La Garbo nunca contrajo matrimonio pero sus romances, verdaderos o ficticios, fueron fuente inacabable de especulaci¨®n en los peri¨®dicos. Entre los hombres ligados sentimentalmente a la actriz est¨¢n el actor John Gilbert despu¨¦s del rodaje en 1927 del filme El demonio y la carne, el director Leopoldo Stokowski y el diet¨¦tico Gaylord Hauser.
En la pel¨ªcula Gran Hotel el guionista hizo decir a Greta Garbo esta frase: "Quiero estar sola". La frase se convirti¨® m¨¢s tarde en norma durante el resto de su vida e incluso de su muerte, aunque ella manifestase en cierta ocasi¨®n que lo que en realidad quer¨ªan decir aquellas palabras era que "la dejaran en paz".
Babelia
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