Huelga de limpieza
LAS HUELGAS en los servicios p¨²blicos plantean, en todos los pa¨ªses industrializados, problemas de dif¨ªcil soluci¨®n. En estos conflictos, la presi¨®n de los huelguistas se dirige irremediablemente antes contra los usuarios que contra la patronal. A mayor exasperaci¨®n del p¨²blico, mayores posibilidades de una intervenci¨®n de la Administraci¨®n a favor de una salida, aceptable para los trabajadores. Se trata de un mecanismo injusto y de efectos asociales: los perjudicados suelen ser los sectores de menor renta, que no pueden sustituir por otros privados los servicios p¨²blicos paralizados. Pero frente a la tentaci¨®n de generalizar en exceso es preciso reconocer que algunas de esas huelgas han puesto de manifiesto, si bien en la letra menuda de las informaciones, la existencia de condiciones de trabajo impropias de una sociedad desarrollada.Las recientes huelgas de los trabajadores de los transportes p¨²blicos de Madrid revelaron que muchos de ellos cobraban salarios miserables. La de la limpieza que estos d¨ªas ha llenado los peri¨®dicos e informativos televisivos de met¨¢foras relacionadas con los estercoleros ha servido para que se sepa que una limpiadora sin antig¨¹edad percib¨ªa un salario medio de 56.000 pesetas por 40 horas semanales, con un solo d¨ªa de descanso y sin plus para el trabajo dominical.
La huelga ha sido desconvocada tras 12 d¨ªas de paro y merced a la intervenci¨®n de un mediador designado por la Comunidad de Madrid. Doscientas trabajadoras voluntarias limpiaron las instalaciones del aeropuerto de Barajas -escaparate privilegiado de la huelga- inmediatamente despu¨¦s de lograrse el preacuerdo, y antes incluso de la desconvocatoria oficial del paro. Ese escaparate se hizo tan visible -lo vieron visitantes de los cinco continentes- que los poderes p¨²blicos intervinieron con una diligencia que se ha echado en falta en otras ocasiones. Actitudes de los huelguistas como la de esparcir la basura por los corredores son condenables. Pero tambi¨¦n lo son la intransigencia de la patronal del sector y la pasividad de la Administraci¨®n.
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