Patrizia Tacchella
Liberada la hija del 'rey de los vaqueros'
Patrizia Tacchella, la ni?a de ocho a?os hija del presidente de Carrera Jeans, apellidado el rey de los vaqueros, uno de los grandes industriales de ropa de este pa¨ªs, ha vuelto feliz a los brazos de sus padres y de su hermanita Amalia tras 79 d¨ªas de prisi¨®n en manos de un grupo de bandidos que la hab¨ªan secuestrado en su chal¨¦ de Stallevana, en el norte del pa¨ªs.La vuelta de la peque?a Patrizia, que hab¨ªa desaparecido entre la niebla mientras se alejaba unos pasos de casa para comprar unas chocolatinas, ha sido celebrada con enorme j¨²bilo en todo el pa¨ªs, que hab¨ªa vivido en su propia carne como una pesadilla y una negra proyecci¨®n personal la tragedia de la familia Tacchella.
Y lo que m¨¢s ha impresionado de esta historia ha sido, por una parte, que los secuestradores esta vez no eran ni calabreses, ni sardos, ni gente ruda e ignorante, sino un grupo de peque?os empresarios del norte: que viv¨ªan en el lujo, y que al haberles empezado a ir mal los negocios no hab¨ªan tenido escr¨²pulos en secuestrar a una ni?a inocente para pedirles a sus padres nada menos que 2.000 millones de pesetas de rescate.
Otra sorpresa ha sido la reacci¨®n de Patrizia, su entereza, su madurez, al haberse comportado como una adulta. Y por ¨²ltimo, la operaci¨®n brillante y espectacular de los grupos Testa di Cuoio, que, junto con carabineros y polic¨ªa secreta, esta vez han dado con el paradero de la ni?a secuestrada y la han arrancado literalmente de las manos de sus carceleros sin disparar un tiro.
La ten¨ªan escondida en un chal¨¦ residencial insospechable, de 100 millones de pesetas, cerca de G¨¦nova, y ninguno de los empresarios de la banda ten¨ªa antecedentes penales. Uno de ellos hasta era candidato para las municipales del 6 de mayo por el Partido Liberal.
Desde Juan Pablo II hasta el presidente de la Rep¨²blica, Francesco Cossiga, miles de personas han telefoneado a la familia para unirse a su j¨²bilo, mientras el pa¨ªs en pleno ha cubierto de desprecio a los ricos, que, no contentos de su alta posici¨®n, no se hab¨ªan parado ni ante la inocencia para sacar dinero f¨¢cil.
La mayor satisfacci¨®n de Patrizia, dice, ha sido el haber sabido por la televisi¨®n que sus compa?eros de escuela no la olvidaron ni un solo d¨ªa y le mandaban mensajes de afecto para que "no tuviera miedo", al tiempo que le dedicaban dibujos llenos de esa sencilla sabidur¨ªa que s¨®lo los ni?os saben plasmar con los colores.
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