El espectro de la Callas atenaza La Scala
El teatro milan¨¦s repone, despu¨¦s de 26 a?os, 'La Traviata', con direcci¨®n esc¨¦nica de Liliana Cavan
Callas, Visconti, La Traviata, 1955: dos nombres, un t¨ªtulo y un a?o destinados a erigirse en uno de los m¨¢s formidables mitos que pesan sobre la historia del primer teatro l¨ªrico del mundo, La Scala de Mil¨¢n. Desde entonces, la ¨®pera verdiana ha quedado marcada por el terrible s¨ªndrome de la insuperabilidad. En 1964, Karajan, Freni y Zeffirelli pretendieron romper el hechizo, pero naufragaron en el intento. Tal fue el terror levantado por la contestaci¨®n que Violeta y Alfredo desde ese momento faltan de la capital lombarda. Hoy han decidido volver, de la mano de un osado Riceardo Muti y de Liliana Cavani, dispuestos a arremeter contra el peso de la tradici¨®n.
La consigna de la direcci¨®n art¨ªstica de La Scala, repetida obsesivamente estos d¨ªas, es una sola: devolver La Traviata a la normalidad. A los actuales directivos del centro les parece inconcebible que uno de los m¨¢s populares t¨ªtulos de Verdi contin¨²e represent¨¢ndose con ¨¦xito por todo el mundo e incluso en la propia Italia y que en Mil¨¢n, donde el compositor estudi¨®, triunf¨® y muri¨® en 1901, no se haya podido programar en los ¨²ltimos 26 a?os.Muti ha optado por la acaso ¨²nica v¨ªa que las circunstancias le impon¨ªan: confiar los principales papeles a cantantes j¨®venes, libres de tics interpretativos. Tiziana Fabbricini, de 28 a?os, ser¨¢ Violeta; Roberto Alagna encarnar¨¢ a Alfredo, y Paolo Coni, ya m¨¢s experimentado, har¨¢ de pap¨¢ Germont. De la puesta en escena se encargar¨¢ otra debutante en la escena milanesa: la cineasta Liliana Cavani, quien, sin embargo, no es nueva en las lides l¨ªricas.
Como ya ocurriera en la inauguraci¨®n de la temporada, el pasado 7 de diciembre con I vespri siciliani, el silencio impuesto de los protagonistas ha sido la t¨®nica de los d¨ªas previos al gran estreno. Muti ha pretendido crear un clima de recogimiento y trabajo en aras de la m¨¢xima concentraci¨®n. Pero en un pa¨ªs como Italia sus esfuerzos han alcanzado s¨®lo parcialmente los objetivos deseados. El espectro de la Callas se alza imponente desde las p¨¢ginas de los diarios desde hace varias semanas.
"Seg¨²n ese mismo razonamiento, yo no deber¨ªa pisar el podio de La Scala, pues aqu¨ª trabaj¨® Toscanini [mito personal de Muti]", declar¨® el director en la ¨²nica conferencia de prensa concedida a los medios informativos el pasado 7 de abril, a la que ¨²nicamente asistieron ¨¦l y Lillana Cavani. "Simplemente, y con toda la modestia que convenga, estamos trabajando en una nueva propuesta de Traviata, cosa que me parece una obligaci¨®n mo ral de este teatro. Con ese mis: mo esp¨ªritu, en pr¨®ximas temporadas repondremos Il trovatore y Rigoletto [los otros dos t¨ªtulos de la trilog¨ªa popular verdiana, asusentes tambi¨¦n de la escena milanesa desde hace tiempo]". "La puesta en escena ser¨¢ muy respetuosa con la obra, cualquier interpretaci¨®n modernista habr¨ªa obstaculizado la recepci¨®n de la extraordinaria m¨²sica", declar¨® por su parte la Cavan?, quien ha optado por recrear un ambiente balzaquiano fiel al esp¨ªritu de ese 1850 en el que Verdi situ¨® la acci¨®n.
Pol¨¦mica
Pese a todas las precauciones y a la serenidad que la direcci¨®n ha pretendido infundir a este estreno, no han faltado la pol¨¦mica, los nervios, las contradicciones e incluso las amenazas. "Desgraciadamente, nuestro objetivo de pasar La Traviata del mito a la normalidad se ha conseguido s¨®lo en parte", declara a EL PA?S Cesare Mazzonis, director art¨ªstico de La Scala. "La culpa en buena parte la tiene la Prensa, que no ha sabido entender el sentido de nuestro esfuerzo". Quiz¨¢ ¨¦ste sea el precio que se paga por ser el primer teatro del mundo. "Quiz¨¢", dice Mazzonis, "pero yo no considero que ¨¦sta sea la operaci¨®n m¨¢s importante de las que he realizado aqu¨ª. Reponer La Traviata s¨ª es la apuesta m¨¢s peligrosa que he realizado en estos a?os, pero no la m¨¢s dif¨ªcil".Al comentario de que estas expectativas y tensiones se producen s¨®lo en La Scala, Mazzonis confiesa que muy a gusto se las ahorrar¨ªa: "Esta constante comparaci¨®n con la versi¨®n de la Callas me parece un fen¨®meno de estupidez del que no podemos sentirnos orgullossos de ning¨²n modo. Tenemos en general un p¨²blico muy experto, entre el que se confunde, sin embargo, una serie de exhibicionistas y locos peligrosos. Piense que han llegado a telefonear a Tiziana Fabbricini amenaz¨¢ndola para que no cantara".
Quienes as¨ª se comportan son los llamados viudos de la Callas, francotiradores de los pisos altos, terroristas de la l¨ªrica que viven en la clandestinidad y a los que este diario no ha logrado tener acceso, pese a las m¨²ltiples pesquisas realizadas. "Todos los viudos antes o despu¨¦s se consuelan", ironiza Giannino Tenconi, presidente de la asociaci¨®n Amici del Loggione (amigos del gallinero, en traducci¨®n libre). "Son pocos, pero hacen mucho ruido, sus silbidos caen como cuchillas", a?ade Tenconi. "Aqu¨ª el ¨²nico error grave es haber mantenido durante tanto tiempo La Traviata en el congelador".
El malhumor de los tifosi ha ido in crescendo en las ¨²ltimas horas. La entrada al ensayo general del jueves qued¨® rigurosamente limitada a los empleados del teatro. Por si fuera poco, por primera vez en la historia del teatro no se pondr¨¢n a la venta las ¨²ltimas 150 entradas de general el mismo d¨ªa de la representaci¨®n. Por este motivo, el alcalde de Mil¨¢n ha recibido ya cerca de 500 cartas de protesta. Cifra, sin embargo, sensiblemente inferior a las 20.000 llegadas a la taquilla despu¨¦s de que se anunciara que s¨®lo por este procedimiento se podr¨ªan obtener entradas.
Babelia
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