El precio del dinero y la soberbia
La soberbia, el autoritarismo y la arrogancia han sido los pecados que, seg¨²n el autor del art¨ªculo, han llevado al escritor peruano Mario Vargas Llosa a la derrota pol¨ªtica en la primera ronda de las elecciones peruanas.
En abril de 1989 el seguro ganador de la elecciones de 1990 era Alfonso Barrantes, dirigente mayor de Izquierda Unida. ?l y sus amigos estaban seguros de que gobernar¨ªan Per¨² y que los llamados radicales ultras del Partido Unificado Mariateguista (PUM) ser¨ªan un obst¨¢culo por su discurso aparentemente violento. Convencidos de su propia fuerza, hicieron lo necesario para separarse de Izquierda Unida y formaron el grupo llamado Izquierda Socialista. ?sta fue su mejor contribuci¨®n para el inmediato ¨¦xito de la candidatura de Mario Vargas Llosa.En 1987 surgi¨® la esperanza pol¨ªtica del escritor como figura nueva de la derecha. Los viejos l¨ªderes Bela¨²nde y Bedoya hab¨ªan acabado su ciclo, y era necesario un reemplazo para hacer frente a una izquierda electoralmente importante. El novelista surgi¨® como el defensor del "derecho que 21 millones de peruanos tenemos de ser banqueros". ?sta ha sido la principal libertad por la que Vargas Llosa combati¨®. Con esta propuesta no fue dif¨ªcil unir a la derecha y convertirse en su m¨¢s firme esperanza electoral.
Durante todo el ¨²ltimo a?o, Vargas Llosa y los empresarios felices de acompa?arlo habr¨ªan gastado entre 30 y 50 millones de d¨®lares en la campa?a electoral m¨¢s cara de la historia peruana. Los candidatos del Frente Democr¨¢tico (Fredemo) compitieron ferozmente entre s¨ª -sobre todo en la televisi¨®n- para ganar el voto preferencial y se apropiaron de todas las virtudes humanas para tratar de ganar la simpat¨ªa de los electores. Individualmente, se declararon propietarios de la inteligencia, la libertad, la verdad y la honestidad.
El escritor se sent¨ªa ya presidente de la Rep¨²blica. Desde ese alt¨ªsimo rango neg¨® toda posibilidad de conversar con los "bribones", "cacasenos" y "corruptos" de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), y con los "totalitarios izquierdistas", "enemigos de la libertad". Desde esas alturas era natural que no se ocupara del ingeniero Fujimori.
Por su lado, el candidato del APRA centr¨® su campa?a en la urgencia de un acuerdo nacional "para salvar" Per¨². Sorpresas tiene la vida: el partido que llev¨® al desastre a la econom¨ªa peruana, con un 1.000.000% de inflaci¨®n en cinco a?os, y que nunca convers¨® o negoci¨® con la oposici¨®n, apelaba al di¨¢logo buscando un tard¨ªo salvavidas para no hundirse.
En la noche del domingo 8 de abril, el rostro tenso y f¨²nebre del escritor fue elocuente en su regreso a la realidad. La ficci¨®n hab¨ªa terminado. Obtuvo menos de la mitad de los votos que esperaba, y Fuiimori alcanz¨® casi tantos votos como ¨¦l. El pueblo peruano castig¨® la soberbia del escritor porque no soport¨® que se le enrostrara su pobreza y miseria con los millones de d¨®lares de publicidad y porque no aguant¨® el autoritarismo, la arrogancia y la vanidad del escritor, que en los hechos negaba totalmente su discurso.
Humilde y astuto
En el polo opuesto, el ingeniero Fujimori hizo una campa?a econ¨®micamente franciscana, con muy pocas palabras, sin contradecir su discurso, humilde y astuto. La comunicaci¨®n boca a boca del pueblo, harto del permanente doble juego de la llamada clase pol¨ªtica, pudo m¨¢s que la fuerza del dinero, la imagen televisiva y el exceso de palabras.
El escritor debe estar pasando los d¨ªas m¨¢s tristes de su vida. Si mantiene el deseo de ganar las elecciones tendr¨¢ que pedirle apoyo a los "bribones", "cacasenos", "totalitarios" y otros "insignificantes"; en otras palabras, se ver¨ªa obligado a apelar a la humildad. ?Y su soberbia? Es siempre mejor rectificar un error que insistir en ¨¦l; pero apelar a la humildad despu¨¦s de una enorme soberbia en el mismo proceso electoral equivale a cambiar de caballo a mitad del r¨ªo. El riesgo de ser llevado por las aguas es m¨¢s fuerte que la esperanza de alcanzar la otra orilla con los votos de los que antes se despreci¨®. Ni el APRA ni Izquierda Unida podr¨ªan votar por Vargas Llosa en la segunda vuelta. En consecuencia, el escritor dif¨ªcilmente podr¨¢ obtener m¨¢s votos de los que ya consigui¨®, y deber¨¢ enfrentar adem¨¢s el fantasma que estar¨¢ rondando ya a una parte de sus aliados, que para salvar sus intereses tendr¨¢n tambi¨¦n que cambiar de caballo a mitad del r¨ªo. Muchos empresarios y pol¨ªticos no tendr¨¢n escr¨²pulos de ver la manera r¨¢pida y eficaz de treparse al tren de Fujimori. En la historia del pa¨ªs, lo han hecho ya muchas veces.
Si lo que acabo de decir es cierto, una probable victoria de Vargas Llosa en la segunda vuelta no depende de ¨¦l ni de sus empresarios, sino de los errores que Fujimori pueda cometer en las pr¨®ximas semanas. La nueva figura pol¨ªtica del pa¨ªs ha respondido con sensatez ante el ¨²ltimo error del escritor: se ha negado a renunciar a la segunda vuelta a cambio de una coalici¨®n con el Fredemo. Desde la ficci¨®n, el escritor esperaba que Fujimori -el ganador real- aceptara que su victoria es una derrota.
Para ganar la segunda vuelta, Fujimori no necesita negociar con los partidos perdedores. Le ser¨¢ suficiente conservar sus virtudes, pero despu¨¦s tendr¨¢ que negociar para gobernar. Los problemas comenzar¨¢n ah¨ª. Se requiere de 2.000 a 3.000 personas para gobernar en Per¨². Esta cifra parece muy alta para el nov¨ªsimo grupo Cambio 90. De la euforia del triunfo al duro traj¨ªn de gobernar hay un salto peligroso. Entonces ser¨¢n indispensables las alianzas. All¨ª se despejar¨¢n las inc¨®gnitas sobre Fujimori y sus reales posibilidades.
M¨¢s all¨¢ del resultado de la segunda confrontaci¨®n, el escenario pol¨ªtico de Per¨² ha cambiado notablemente. La derrota de las izquierdas y del APRA, junto con la grav¨ªsima crisis econ¨®mica, social, moral y pol¨ªtica, son le?os que alimentan el fuego que Sendero Luminoso enciende desde 1980.
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