El 'golpe' del Jueves Santo
Los ladrones del Banco Herrero no sab¨ªan que hab¨ªa 120 cajas privadas
Los empleados del Banco Herrero de la calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde se dispon¨ªan a iniciar la jornada laboral entre bromas y risas. Cada uno contaba c¨®mo hab¨ªa pasado los cuatro d¨ªas de vacaciones de Semana Santa. De pronto, uno de ellos surgi¨® del s¨®tano, l¨ªvido y sin resuello. "Han robado en la c¨¢mara acorazada", grit¨®. Un grupo de delincuentes hab¨ªa entrado el Jueves Santo a trav¨¦s de un agujero, hab¨ªa despanzurrado 120 cofres y se hab¨ªa apoderado de unos 2.000 millones de pesetas en joyas y divisas.
El grupo sexto de la Brigada Provincial de Polic¨ªa Judicial est¨¢ tratando de identificar a los individuos que en s¨®lo unas horas se hicieron ricos. Les bast¨® con forzar la d¨¦bil puerta de un cuarto trastero y derribar varios ladrillos de una endeble pared para poder acceder al interior de la oficina bancaria cercana a la glorieta de Cuatro Caminos, que en esta ocasi¨®n se convirti¨® en una especie de cueva de Al¨ª Bab¨¢.El fastuoso golpe se inici¨® a ¨²ltimas horas de la noche del pasado Jueves Santo, cuando los cacos entraron subrepticiamente en la finca n¨²mero 2 de la calle del General Moscard¨®, colindante a la entidad bancaria. Desde el portal descendieron por una escalera hasta un s¨®tano, donde se hallan el cuarto de contadores el¨¦ctricos, los contrapesos de los ascensores y un largo pasadizo por el que nadie transita.
A tiro hecho
Los ladrones iban a tiro hecho y se dirigieron sin dudar hacia una puerta que permite el paso a un peque?o habit¨¢culo vac¨ªo. Con un destornillador apalancaron la cerradura y ¨¦sta cedi¨® con facilidad. Entraron al cuartucho y volvieron a cerrar la puerta para poder trabajar sin miedo a ser sorprendidos. Un simple golpe en el tabique sirvi¨® para que varios ladrillos cayeran al suelo, abriendo un boquete de un metro cuadrado. A los chorizos les debieron brillar los ojos en la oscuridad cuando vieron las instalaciones del Banco Herrero a trav¨¦s del hueco.
Saltaron dentro de la oficina y comenzaron a cortar burdamente los cables de los sistemas de seguridad. Eso hizo que en la sala del 091 saltase la alarma a las 23.54 del Jueves Santo. El TUS-35, el aparato que registra todas las alarmas que est¨¢n conectadas con la central de la polic¨ªa, hizo aparecer casi instant¨¢neamente en la pantalla de control el n¨²mero de la oficina bancaria en la cual pod¨ªa estar ocurriendo algo extra?o.
El jefe de sala orden¨® entonces a las patrullas que estaban por los alrededores que se acercasen a investigar el posible robo, aunque de nuevo podr¨ªa tratarse de uno m¨¢s de ese 90% de ruidos o vibraciones que provocan que en esta sala salte alguna alarma cada 13 minutos.
Dos agentes se presentaron a los pocos minutos en el lugar del suceso para comprobar lo que ocurr¨ªa. Durante un cuarto de hora revisaron el exterior de la oficina y preguntaron a los vecinos si hab¨ªan descubierto a alg¨²n intruso. Todo parec¨ªa normal. Al final la alarma call¨®. "Una m¨¢s de las 110 falsas alarmas bancarias que hay en Madrid", debieron de pensar los agentes en el momento de marcharse a seguir patrullando por las calles.
Al ver que hab¨ªa pasado el peligro, los ladrones subieron al patio de operaciones y empezaron a registrar los cajones en busca de dinero. Encontraron 200.000 pesetas. Pero era demasiado poco. Siguieron buscando y hallaron una caja fuerte port¨¢til, que hicieron rodar hasta el s¨®tano, amortiguando el ruido con cojines y cartones. Atacaron la caja con picos de hierro, mazos y cortafr¨ªos. Pero el cofre se resisti¨® a abrirse. Se dirigieron entonces a otras cajas empotradas, pero apenas lograron hacer unas mellas en su blindaje.
Un experto policial cree que los butroneros (as¨ª llamados por emplear el butr¨®n, procedimiento de robo consistente en hacer un agujero en el tabique colindante al lugar objeto del saqueo, para acceder a ¨¦ste) desconoc¨ªan la existencia de la c¨¢mara en la que estaban las 120 cajas privadas de seguridad. Tal vez no se dieron cuenta hasta que descubrieron que en una pared hab¨ªa una ventana de aireaci¨®n y, cuando se asomaron, vieron relucir a trav¨¦s de ella el metal de los cofres de alquiler, seg¨²n la misma fuente.
Los maleantes intentaron entrar en la c¨¢mara haciendo un agujero en el techo. Pero el cemento result¨® demasiado dure, para las herramientas que llevaban. Se decidieron por ¨²lItimo a retirar la rejilla de la ventana de aireaci¨®n y comprobaron que ¨¦sta no, estaba conectada a ninguna alarma. As¨ª lograron tener un agujero que, pese a su estrechez, permit¨ªa el paso de un hombre hasta el lugar donde les aguardaban las joyas, las cuberter¨ªas de plata, los d¨®lares y hasta las cartas de amor tan celosamente guardadas por los clientes del banco.
Con mucho cuidado
Durante el Viernes Santo, los cacos destriparon los 120 cofres y seleccionaron lo que les interesaba. Cogieron las joyas y el dinero y despreciaron los objetos de plata y los papeles. Finalizado el trabajo, volvieron a salir por el mismo camino.
Nadie les vio, pese a que deb¨ªan portar varias bolsas cargadas de oro, piedras preciosas y d¨®lares. Es l¨®gico pensar que los autores del golpe celebraron su suerte comiendo y bebiendo hasta saciarse, muy lejos del ayuno y la abstinencia t¨ªpicos de Semana Santa.
Tras la pista de los 'novatos'
Fuentes pr¨®ximas a los investigadores del caso creen que los padres del robo no son unos aut¨¦nticos profesionales de la modalidad del butr¨®n. "Si fuera as¨ª, no se entiende por qu¨¦ trabajaron como negros intentando abrir las cajas del banco, cuando cualquier chorizo sabe que eso es imposible sin tener la herramienta adecuada".Los mismos medios opinan que los ladrones no descubrieron las cajas privadas hasta el final, despu¨¦s de estar desesperados de su mala suerte: "Primero debieron mirar por todos los cajones en busca de unos miles de pesetas y reventar las taquillas de los empleados del banco. Porque no es l¨®gico que unos t¨ªos que tienen en sus manos cientos de millones de pesetas, obtenidos con los cofres privados, se dediquen luego a recoger un poco de calderilla. Eso es absurdo".
Los agentes no quieren decir c¨®mo llevan sus investigaciones. Pero no hay que olvidar que estos mismos hombres fueron los que recuperaron las joyas robadas, en noviembre de 1986, en el Banco de Santander de la plaza de Cascorro, saqueada por unos butroneros que entraron en la c¨¢mara acorazada a trav¨¦s de un t¨²nel horadado en las alcantarillas.
Doble saqueo
En aquella ocasi¨®n, los ladrones, bastante m¨¢s profesionales, apostaron por adentrarse en una oficina bancaria que hab¨ªa sido saqueada, hac¨ªa tan s¨®lo un a?o, por el mismo procedimiento, sin que la polic¨ªa lograse encontrar a los autores. Pero en la segunda ocasi¨®n, los agentes de la Brigada Judicial tardaron poco m¨¢s de un mes en dar con los asaltantes, y en recuperar una parte de los 1.000 millones del bot¨ªn. Un dato que, sin duda, no servir¨¢ para tranquilizar a los que el Jueves Santo limpiaron el Banco Herrero.
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