Una perspectiva
La ¨¦poca de prosperidad que sigui¨® a la II Guerra Mundial no produjo ¨¦xitos art¨ªsticos significativos, pero si tecnol¨®gicos. No vivimos en un per¨ªodo, por lo que a grandiosidad e inovaci¨®n se refiere, en el que se est¨¦ creando arte trascendental. Vivimos en la era de los ordenadores, la TV, los misiles, los F-16 y la producci¨®n en serie.En el terreno de la m¨²sica cl¨¢sica, por ejemplo, no se ha compuesto nada significativamente relevante durante los ¨²ltimos 50 a?os; sin duda, nada de la magnitud de Beethoven, Mozart o Brahms. En cuanto a la pintura, la ¨²ltima etapa sobresaliente se desarrolla a lo largo de los ¨²ltimos a?os del siglo XIX, y agoniza con el optimismo de comienzo de nuestro siglo XX durante los anos que trascurrieron entre las dos Guerras Mundiales.
Con estos par¨¢metros, no nos puede sorprender que Juan Belmonte haya sido, a principio de siglo, el ¨²ltimo en revolucionar el toreo y que, precisamente, su revoluci¨®n haya generado los llamados toreros artistas como Chicuelo, Cagancho y Gitanillo de Triana. Lo que Federico Garc¨ªa Lorca confes¨® en su ¨²ltima entrevista tiene tanto de verdad y de actualidad hoy en d¨ªa como la tuvo para ¨¦l en 1936: "Creo que los toros es la Fiesta m¨¢s culta que hay hoy en el mundo... Por temperamento y por gusto po¨¦tico, soy profundo admirador de Belmonte".
Respecto a la tauromaquia, como en el mundo de las artes, el periodo posterior a la II Guerra Mundial tampoco depar¨® ninguna ruptura revolucionaria, aunque s¨ª produjo mejores t¨¦cnicos y mejores dominadores. Las dos excepciones son, ?c¨®mo no!, Curro Romero y Rafael de Paula, aunque sus momentos de gloria pasaron hace tiempo. Tenemos que darnos cuenta de que la tauromaquia en s¨ª misma encaja dentro de la era moderna y avanza sobre terrenos t¨¦cnicos, aunque no menos importantes.
El F-16 del toreo
Siguiendo este criterio, hoy por hoy no podemos m¨¢s que admirar a Espartaco por sus actuaciones. ?l es el IBM, el F-16 del del toreo. Hablando de eficiencia, la t¨¦cnica, la preparaci¨®n mental, son reglas del juego, y es en ellas donde resplandece. Espartaco sobresale del resto de los toreros por su pura mentalizaci¨®n positiva, dejando de lado cualquier posibilidad mental o romanticismo de ser cogido por un toro; y tal como ¨¦l mismo dijo, no est¨¢ preparado para asumir ning¨²n fracaso. Utiliza los terrenos con inteligencia, aplica las distancias adecuadas y, claro est¨¢, es el que mejor ejecuta la suerte de matar. Nos guste o no el estilo de Espartaco, ¨¦l est¨¢ ah¨ª para triunfar, y triunfar es lo que hace.
Y precisamente porque el toreo es un arte, y es arte que queremos prescenciar durante la lidia, ponemos nuestras miras en Julio Aparicio, hijo, para as¨ª salvarnos de la t¨¦cnica y dominio como fin, confiando en que llegar¨¢ un torero en el que veremos esa t¨¦cnica y dominio utilizados como medio.
Dan Harlap es editor de la revista Taurolog¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.