La gran promesa socialdem¨®crata
"Esta en el umbral de la gloria, y el lo sabe", se?alaba recientemente el diario brit¨¢nico The Times en referencia a "un chico pobre de Saarlouis que pronto puede ser el canciller del pa¨ªs m¨¢s rico de Europa". Oskar Lafontaine, brillante orador, fajador pol¨ªtico nato y punta de lanza en la renovaci¨®n ideol¨®gica de la socialdemocracia alemana es la gran esperanza de la izquierda para arrebatar a Helmut Kohl la canciller¨ªa de la Rep¨²blica Federal de Alemania.Tras nueve a?os en la oposici¨®n el SPD afronta por primera vez unas elecciones federales con posibilidades reales de volver al Gobierno, con Lafontaine al mando. El atentado de ayer en Colonia podr¨ªa truncar una gran carrera y cambiar profundamente el curso de la vida pol¨ªtica de la gran Alemania en proceso de gestaci¨®n.
Nacido hace 47 a?os en la ciudad industrial de Saarlouis, en plena Guerra Mundial que se cobr¨® la vida de su padre, un obrero. Curs¨® sus estudios en un seminario cat¨®lico, gan¨® una beca para hacer la carrera de f¨ªsica y a los 23 a?os ingresa en el partido socialdem¨®crata (SPD), ya bajo la influencia de la Figura legendaria de la izquierda europea que es Willy Brandt.
Parlamentario en el Sarre desde los 27 a?os, comienza una fulgurante carrera pol¨ªtica con una ya proverbial agresividad verbal y decisi¨®n al afrontar los problemas con una originalidad que despierta recelos y sospechas hasta en su propio partido. Alcalde de Saarbr¨¹cken, la capital del Sarre, en 1974, dos a?os m¨¢s tarde es elegido presidente del SPD en este estado federado, tradicionalmente gobernado por la Democracia Cristiana.
En 1985, en plena crisis de identidad del SPD, realiza la gesta de arrebatar a la CDU el Gobierno en el Sarre. Desde entonces, eran ya muchos los socialdem¨®cratas que ve¨ªan en Lafontaine la gran promesa del SPD. Otros muchos, sin embargo, reforzaron su oposici¨®n a este pol¨ªtico siempre dispuesto a sorprender a seguidores y adversarios.
Indign¨® a los sindicatos con sus propuestas de reducir el desempleo reduciendo la jornada laboral y proporcionalmente los salarlos y soliviant¨® a la patronal de la industria con su pol¨ªtica antinuclear y su inflexible defensa del medio ambiente. Se granje¨® las iras de conservadores y aliados occidentales de la RFA con sus propuestas de desarme unilateral, ofendi¨® a los pangermanistas con su falta de inter¨¦s primero y cautela despu¨¦s ante la reunificaci¨®n.
Sus sugerencias para la creaci¨®n de una sociedad multicultural y su desprecio hacia el nacionalismo alem¨¢n molestan incluso en su propio partido. Finalmente provoc¨® una enorme pol¨¦mica con su campa?a para eliminar las subvenciones a los refugiados procedentes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana.
Lafontaine fue herido ayer cuando estaba realizando una de las tareas que mejor domina, la campa?a electoral. Hab¨ªa acudido a Colonia a apoyar ante las elecciones del pr¨®ximo d¨ªa 13 de mayo a su compa?ero de partido Johannes Rau, el presidente del Estado de Renania-Westfalia. Muchas son las diferencias entre estos dos pol¨ªticos que fueron rivales en la carrera por el nombramiento como candidato en las elecciones de 1987. Entonces se impuso Rau, un moderado que en ning¨²n momento tuvo posibilidad de imponerse frente a Kohl.
El 28 de enero pasado, Lafontaine dio el gran paso que la c¨²pula del SPD le exig¨ªa para alzarlo a la candidatura a la canciller¨ªa. Con una aplastante victoria en las elecciones del Sarre, ampli¨® su mayor¨ªa absoluta tras cuatro a?os de dura reestructuraci¨®n de la industria del Sarre y una pol¨ªtica ecologista que seg¨²n auguraba la derecha iba a batir en fuga a los empresarios. No fue as¨ª y el crecimiento econ¨®mico en el Sarre ha sido en los ¨²ltimos a?os superior al de la media federal.
Lafontaine, vicepresidente del SPD, ha sido tambi¨¦n uno de los art¨ªfices de la recuperaci¨®n de electorado joven, fugado hace una d¨¦cada al Partido de Los Verdes. Con una actitud abiertamente cr¨ªtica hacia una OTAN que considera dominada por los intereses de Washington, su defensa de un mayor papel para la mujer en la pol¨ªtica y en la sociedad y su decisi¨®n en frenar tambi¨¦n con m¨¦todos coercitivos, el deterioro del medio ambiente, ha sido visto con raz¨®n por los dirigentes verdes como su gran rival.
Lafontaine dirigi¨® la redacci¨®n del llamado Programa de Berl¨ªn, el documento ideol¨®gico aprobado en la ciudad a¨²n dividida en diciembre pasado y que sucede al c¨¦lebre Programa de Bad Godesberg de 1959.
Asegura haber establecido en el las l¨ªneas maestras del ecosocialismo, un proyecto para las sociedades postindustriales. El crecimiento cero, la distribuci¨®n equitativa del trabajo y el ocio, la remuneraci¨®n estatal del trabajo dom¨¦stico y la desnuclearizaci¨®n total, armamentista e industrial, son s¨®lo algunos de los retos que esboza este peque?o Napole¨®n -como le llaman sus detractores- que ayer estuvo a punto de morir antes de su principal batalla.
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