?Qu¨¦ religi¨®n?
Existe desde hace un tiempo, agudizada ahora con motivo de la discusi¨®n sobre la LOGSE, una cierta pol¨¦mica sobre la ense?anza de la religi¨®n en las escuelas. Pero nos encontramos en un Estado aconfesional -como puntualmente se recoge en la Carta Magna, la Constituci¨®n-, y entonces surge la pregunta: ?qu¨¦ religi¨®n? Porque tenemos la budista, la mahometana, la jud¨ªa, la cristiana, etc¨¦tera. Y en un Estado que se dice aconfesional todas han de ser medidas por el mismo rasero, sin perjuicio de que en Espa?a tengamos una tradici¨®n de Iglesia cat¨®lica-apost¨®lica-romana, que al final es, sin duda, la que impera, aunque ¨¦ste sea otro tema. Por tanto, de forma salom¨®nica se pod¨ªa satisfacer a todos ense?¨¢ndolas todas. ?Pero qu¨¦ barbaridad!, se me dir¨¢ en seguida. Pues no es para tanto, es muy sencillo, basta con ense?ar los fundamentos, el soporte o asentamiento de cada una de ellas -de las cuatro o cinco principales, puesto que en ellas se encierran casi todas las dem¨¢s- y se acab¨®. A?adiendo unos temas espec¨ªficos, muy pocos, a la asignatura de historia, por ejemplo, en la escuela ser¨ªa suficiente. Luego, cada cual, a trav¨¦s de su entorno: padres, sacerdotes de las distintas confesiones, familiares, amigos, y sobre todo de sus conocimientos y vivencias en la vida, ya se decantar¨¢ por aquella religi¨®n -en el fondo me parece a m¨ª que todas tienen sus atractivos- que m¨¢s le llene, o, como tambi¨¦n puede ocurrir, no se inclinar¨¢ por ninguna espec¨ªficamente, lo cual no es ¨®bice para ser un hombre o mujer de bien.Lo que s¨ª ser¨ªa importante es inculcar a los ni?os en la escuela y a los j¨®venes y menos j¨®venes en los institutos y luego en la Universidad un sentido ¨¦tico de la vida (que no digo que no se haga, pero s¨ª que fuera m¨¢s amplio, m¨¢s a fondo). Es decir: impregnarlos, a todos los niveles, de un verdadero humanismo. Aqu¨ª s¨ª que creo que radica el quid de la cuesti¨®n.-
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