Los condenados de Chern¨®bil
M¨¢s de tres millones de personas viven en zonas contaminadas tras el accidente nuclear
Hoy se cumplen cuatro a?os desde que ocurri¨® el terrible accidente en la central at¨®mica de Chern¨®bil. M¨¢s de tres millones de personas -de ellas, m¨¢s de 700.000 ni?os- viven en tierras contaminadas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Enfermedades en la tiroides, leucemia, debilitamiento del sistema inmunitario y muchas otras enfermedades que pr¨¢cticamente condenan a muerte a miles de personas son el resultado de la rebeli¨®n del ¨¢tomo pac¨ªfico. Pero la principal culpa de ello la tienen las autoridades con su criminal pol¨ªtica de ocultamiento de la verdad. Mucha gente pide que sean juzgadas.
La explosi¨®n del cuarto bloque de la central y su consiguiente incendio, acompa?ado de escape e sustancias radiactivas, se produjeron el 26 de abril de 1986. La poblaci¨®n sovi¨¦tica se enter¨® del hecho s¨®lo a los tres d¨ªas. Pero ni entonces ni a lo largo de estos cuatro a?os se ha dicho toda la verdad sobre las consecuencias del accidente.El 1 de mayo de 1986, como si nada hubiera sucedido, en Ucrania y Bielorrusia se celebraron las tradicionales manifestaciones del D¨ªa del Trabajo. Nadie advirti¨® a la poblaci¨®n del peligro al que se expon¨ªa. Sobre la ciudad rusa de Briansk, por ejemplo, se cerni¨® una nube radiactiva; no obstante, adultos y ni?os salieron a la calle a desfilar.
Como explicaron las autoridades, "para no crear p¨¢nico debemos actuar como siempre". Resultado: todos los ni?os que participaron en la manifestaci¨®n y marcha del 1 de mayo ahora tienen problemas con el tiroides.
"La mentira de la ¨¦poca de la gl¨¢snost: eso es hoy la verdad sobre Chern¨®bil", dice el escritor bielorruso V¨ªctor Kozk¨®. Para Kozk¨®, la medicina se ha destadado por ser "especialmente optimista y mentirosa". "Al ver su humanitarismo, a una persona normal se le ponen los pelos de punta", ironiza.
La "antihumanitaria y maligna pol¨ªtica de ocultar informaci¨®n clave por parte de los m¨¦dicos" la ha demostrado la resoluci¨®n que el Ministerio de Salud de la URSS adopt¨® en 1986 declarando "confidenciales" todo los datos sobre las enfermedades contra¨ªdas a causa de la aver¨ªa de Chern¨®bil, estima el ec¨®logo y escritor Vasil Yakovenko.
S¨®lo debido a la "connivencia y est¨ªmulo" de las autoridades sanitarias, dice Yakovenko, han podido suceder las siguientes cosas criminales: congelaron la construcci¨®n de accesos a la provincia, obras en las que ya se han invertido millones de d¨®lares; los tractores y veh¨ªculos declarados inutilizables por su alto grado de contaminaci¨®n, en lugar de ser destruidos, se han llevado a distritos que estaban relativamente poco contaminados.
Carne contaminada
En las empresas c¨¢rnicas hay hasta hoy carne contaminada y decenas de miles de toneladas de esta carne peligrosa se agrega a la normal que la gente consume; de las zonas contaminadas se llevan piensos a otras "limpias", con lo que se contamina la leche del ganado; lo mismo sucede con los animales, que con sus excrementos contaminan cada vez m¨¢s zonas, y as¨ª es como se extiende la cadena de contaminaci¨®n.No s¨®lo las autoridades m¨¦dicas son culpables, por supuesto. Tambi¨¦n los pol¨ªticos. "El primer secretario del partido comunista bielorruso en el momento de la aver¨ªa en la central de Chern¨®bil, Nikol¨¢i Sliunkos, al poco tiempo se convierte en miembro del Politbur¨® del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) y se muda a Mosc¨². El presidente del Soviet de Bielorrusia, Gueorgui Taras¨¦vich, le sigue y hoy preside la comisi¨®n parlamentaria de relaciones inter¨¦tnicas. ?No les pesa la conciencia, camarada Sliunkov y camarada Taras¨¦vich?", afirma Kozk¨®.
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