Ruptura en la UNO a las 48 horas de llegar al poder en Nicaragua
La Uni¨®n Nacional Opositora (UNO) ya no es una, sino dos. El sector m¨¢s radical de la variopinta alianza de 14 partidos que derrot¨® al sandinismo en las urnas el 25 de febrero ha roto virtualmente con el entorno m¨¢s inmediato de la nueva presidenta, Violeta Barrios de Chamorro, cuando ¨¦sta no hab¨ªa tenido apenas tiempo de tomar la medida al sill¨®n de mando. Las divergencias sobre la continuidad al frente del Ej¨¦rcito del sandinista Humberto Ortega, hermano del anterior jefe de Estado, son el pretexto de la crisis, cuyo aut¨¦ntico origen se encuentra en la lucha por el poder entre tecn¨®cratas y pol¨ªticos.
Ely Altamirano, l¨ªder del pintoresco Partido Comunista, considera una "traici¨®n intolerable" la actitud tomada por los m¨¢s pr¨®ximos colaboradores de Violeta Barrios de Chamorro: su yerno Antonio Lacayo cerebro de la nueva Administraci¨®n y hombre fuerte del Gabinete, y el cu?ado de ¨¦ste, Alfredo C¨¦sar, que perdi¨® la presidencia del Parlamento ante la pol¨ªtica Miriam Arg¨¹ello, en una batalla que dej¨® ya herida de muerte la precaria cohesi¨®n de la UNO.Los pol¨ªticos, representados por ocho de los 14 partidos de la UNO, reprochan a los tecn¨®cratas (que controlan los otros seis) haber traicionado los pactos de la coalici¨®n, al no haber recibido una cuota de participaci¨®n en el Gobierno acorde con su peso real y su influencia en la victoria electoral. Ante el exterior, sin embargo, la principal objeci¨®n que plantean se centra en la "claudicaci¨®n" ante el sandinismo que supuestamente representa mantener al general Humberto Ortega al mando del Ej¨¦rcito, al menos hasta que la Contra se desarme, en cumplimiento de los pactos para la transici¨®n pac¨ªfica.
El control del Ej¨¦rcito
Unos 10.000 guerrilleros contin¨²an armados hasta los dientes en territorio nicarag¨¹ense, sin haber entregado un fusil ni mostrar intenci¨®n de hacerlo en tanto Ortega siga en su puesto. El sandinismo, derrotado en las urnas, pero que mantiene intacto todo su peso organizativo en las fuerzas armadas, en los sindicatos y en otras organizaciones de masas, no est¨¢ dispuesto, por su parte, a afrontar el peligro de revanchismo que considera inevitable si pierde el control del Ej¨¦rcito Popular.La fecha de inicio de la entrega de las armas por la guerrilla, el pasado mi¨¦rcoles, el mismo d¨ªa del relevo presidencial, pas¨® sin que ocurriese otra cosa que la reafirmaci¨®n del comandante Franklyn, jefe del Estado Mayor de la Contra, de que ¨¦sta no abandonar¨¢ sus armas en esas condiciones. M¨¢s grave a¨²n, pese a los esfuerzos de la fuerza de paz de la ONU (ONUCA), campan por sus respetos fuera de los 2.500 kil¨®metros cuadrados de las cinco zonas fijadas para su concentraci¨®n. Cuesta trabajo creer que el pr¨®ximo 10 de junio pueda haberse completado el proceso de desmovilizaci¨®n previsto en el acuerdo alcanzado el 18 de junio con representantes de los Gobiernos entrante y saliente.
La ruptura de la alianza de 14 partidos que derrot¨® al sandinismo no tiene a¨²n carta oficial de naturaleza, pero se da por hecha tras las declaraciones, coincidentes con las de Altamirano, de Jaime Bonilla, dirigente del Partido Liberal Independiente y cercano colaborador de Godoy, aut¨¦ntico promotor de la crisis , aunque su cargo de vicepresidente le obligue a refrenarse en p¨²blico.
El vicepresidente intenta todav¨ªa guardar las formas, pero no puede evitar mostrar su irritaci¨®n. El pasado jueves (madrugada del viernes en Espa?a) declar¨® que ejercer¨ªa las funciones propias de su cargo (escasas, por no decir nulas) en la sede de su partido, tras comunicarle la jefa de Estado que no contar¨ªa con oficina propia en la sede del Gobierno.
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