La inform¨¢tica desaf¨ªa a la rueda de la fortuna
Un grupo de estudiantes de California utiliz¨® min¨²sculos ordenadores para acertar apuestas en los casinos de Las Vegas
?Se pueden aplicar las leyes del movimiento de Newton y las teor¨ªas f¨ªsicas del caos, la fricci¨®n y predicci¨®n al azar aparente de la ruleta? ?sa fue la tentadora pregunta que un grupo de estudiantes de inform¨¢tica de la Universidad de California decidi¨® resolver. Los estudiantes consiguieron unos equipos inform¨¢ticos capaces de proporcionarles un 33% de ganancias en los casinos de juego de Las Vegas. Thomas A. Bass, uno de los participantes en el experimento, ha dejado constancia de esta experiencia en el libro The newtonian casino, que est¨¢ a punto de aparecer en el Reino Unido.
Durante algo menos de una d¨¦cada, el grupo, dirigido por Doyne Farmer, intent¨® resolver las complejidades log¨ªsticas de dise?ar un ordenador que se pudiera llevar puesto secretamente y utilizar en un casino. Necesitaba ser programable en una sala de juego por alguien que estuviera observando la rotaci¨®n de la rueda y la forma en que hac¨ªa saltar la bola. Y la electr¨®nica ten¨ªa que ser capaz de transmitir discreta mente mensajes para apostar a un c¨®mplice sentado a la ruleta con una pila de fichas. Las v¨ªctimas del ambicioso plan eran las brillantes salas de juego de Las Vegas, Nevada.Tras numerosas pruebas abortadas por dise?os defectuosos, incluso ordenadores en los sujetadores, que experimentaban cortocircuitos y produc¨ªan des cargas el¨¦ctricas a la usuaria cuando sudaba, los estudiantes crearon finalmente lo ¨²ltimo en ordenadores para jugar: una m¨¢quina tan peque?a que cab¨ªa en un zapato y era capaz de proporcionar m¨¢s de un 33% de ganancias en las mesas. Cu¨¢nto consigui¨® ganar el equipo en las mesas es algo que no est¨¢ claro. Thomas Bass dice que el equipo no est¨¢ preparado para revelar sus beneficios, aunque gan¨® dinero.
"Demostramos que pod¨ªa hacerse, y ¨¦sa era la verdadera motivaci¨®n del proyecto"., explic¨®, a?adiendo que uno de los jugadores profesionales de hoy podr¨ªa estar trabajando en los casi nos del mundo armado con poco m¨¢s que un zapato electr¨®nico y mucha audacia.
Ciertamente que los legisladores de Nevada se tomaron el proyecto en serio. Cuando en 1985 surgieron noticias del plan, elaboraron severas leyes prohibiendo cualquier "dispositivo" capaz de "proyectar el resultado del juego", sancion¨¢ndolo con hasta 10 a?os de c¨¢rcel y una multa de 10.000 d¨®lares. Ahora, la mayor¨ªa de los j¨®venes promesas que participaron en el proyecto hace mucho que est¨¢n ocupando puestos cient¨ªficos importantes en Estados Unidos. Por ejemplo, Doyne Farmer es jefe de grupo en la divisi¨®n de Te¨®rica del prestigioso laboratorio Los Alamos, en Nuevo M¨¦xico.
Las lecciones aprendidas intentando derrotar a las mesas se est¨¢n aplicando ahora a objetivos m¨¢s acad¨¦micos, como la vida artificial, la biolg¨ªa de la poblaci¨®n y otros temas centrados en las teor¨ªas del caos.
Un par de zapatos
"Doyne sale del coche y se pone de pie con los dedos gordos situados sobre los microconmutadores que hay en sus zapatos izquierdo y derecho", explica Bass refiri¨¦ndose al proceso empleado una vez que se colocaron microprocesadores escondidos en los zapatos. Su dedo izquierdo es un experto en dirigir al ordenador entre las subrutinas de su programa. Su dedo derecho est¨¢ adiestrado para teclear los datos. Con el ordenador de Doyne en marcha y haciendo predicciones, otro radioenlace lo conecta al ordenador y los solenoides de mi zapato derecho.Mi papel se limita a recibir las se?ales radiadas desde el ordenador de Doyne al m¨ªo y a colocar las apuestas en el tapete. Yo soy el delantero de la operaci¨®n, el que resalta, un simple int¨¦rprete de las se?ales tatuadas en las plantas de mis pies.
No es por predicci¨®n matem¨¢tica, sino f¨ªsica, por la que uno gana al juego de la ruleta. Tienes que saber las fuerzas exactas que act¨²an sobre la bola y el rotor en cada momento del juego. Esto exige un ordenador programado con un algoritmo -una ecuaci¨®n general que describe la f¨ªsica de la ruleta- al que puedes conectar todas las variables que gobiernan. la rueda. Si la rueda est¨¢ inclinada, localizas la zona alta y la sombra de la pista. Calculas la velocidad media a la que la bola tiende a caer. Calculas el ¨ªndice al que el rotor central pierde velocidad. Con estos par¨¢metros generales -que difieren significativamente seg¨²n ruletas-, el ordenador y su algoritmo pueden empezar a predecir.
Pases de la bola
Pero para ello necesitan m¨¢s informaci¨®n recogida en el curso del juego. ?sta la proporciona un recogedor de datos que suena cada dos pases del rotor ante un punto de referencia fijo de la estructura de la ruleta, y cada dos o m¨¢s pases de la bola ante el mismo punto. Ahora es cosa f¨¢cil para un ordenador calcular la posici¨®n y velocidades relativas, el tiempo proyectado de ca¨ªda de la bola, su trayectoria sobre los lados inclinados de la ruleta y su colapso final sobre el disco giratorio de n¨²meros.Para ajustar el programa del ordenador a una ruleta concreta, Doyne mantiene una especie de di¨¢logo entre sus dos dedos gordos. Una rutina de golpecitos que combina al dedo izquierdo y al derecho altera los propios par¨¢metros. Conseguir pellizcar el algoritmo a las condiciones existentes exige una buena vista y reflejos instant¨¢neos. El proceso puede durar cualquier espacio de tiempo entre 10 minutos y media hora.
Doyne apuesta a pares: mi se?al para apostar. Me siento en la silla y le doy 300 d¨®lares al crupier. Aplaude, y el jefe de sala contempla c¨®mo se guardan mis billetes en una caja de dinero con lo que parece un cuchilla de carnicero de madera. El crupier aplaude de nuevo y empuja por encima del fieltro tres pilas de fichas rojas, valoradas ahora, seg¨²n el disco de cobre que hay delante de la banca, a cinco d¨®lares la pieza. El jefe de sala me echa una buena Ojeada.
La bola gira suavemente por la pista y va frenando para sus ¨²ltimas revoluciones. Los recipientes que hay debajo giran y son sucesivamente rojos, negros y verdes. Espero a que Doyne introduzca los datos y transmita una predicci¨®n de su ordenador al m¨ªo. Como m¨¢quinas del tiempo acelerando el presente, nuestros ordenadores van a echar una ojeada al futuro y predecir la trayectoria del juego unos pocos segundos cruciales antes.
Recibo una vibraci¨®n de alta frecuencia en el solenoide delantero. Un tres. El tercer octante. ?ste incluye los n¨²meros 1, 13, 24 y 36. Me estiro sobre el tapete y cubro con fichas los tres primeros n¨²meros. Me salto el 36, que est¨¢ al final del tapete, y lo sustituyo por el 00, que est¨¢ pr¨®ximo al mismo en la ruleta y cerca de mi asiento. Igual que un jugador de baloncesto contempla c¨®mo un tiro libre se eleva y, entra en la cesta, yo me apoyo para atr¨¢s sobre mis talones y espero. Ni siquiera estoy mirando al crupier cuando canta el n¨²mero 13 coloca su pir¨¢mide sobre mi apuesta.
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