El 'Libro de estilo' de EL PA?S, a la venta
EL PA?S acaba de poner a la venta la nueva edici¨®n del Libro de Estilo, el principal instrumento profesional de sus periodistas. Las anteriores versiones (de 1977 y de 1980) fueron editadas solamente para uso interno, por lo que su adquisici¨®n se hab¨ªa convertido en un verdadero calvario para las personas interesadas; incluso, con el tiempo, para los propios redactores. Una primera tirada -5.000 ejemplares, 524 p¨¢ginas- ha sido distribuida ya a las librer¨ªas, donde se puede adquirir al precio de 2.000 pesetas.
El estilo de un peri¨®dico se configura por una serie de elecciones. Es posible escoger entre diversas formas de actuaci¨®n profesional, de estructura informativa, de tipograf¨ªa y titulaci¨®n, de vocabulario, de escritura, de tratamiento fotogr¨¢fico. La coherencia entre cada peque?a decisi¨®n y las que la rodean conforma un buen estilo; por el contrario, la desconexi¨®n entre unas opciones y otras ofrece un producto incoherente. El Libro de estilo de EL PA?S intenta establecer esa l¨ªnea homog¨¦nea -que no uniforme- de describir la realidad.El Libro de estilo es fundamentalmente, por tanto, un compendio de elecciones concretas que asume este peri¨®dico. No se trata, pues, de un diccionario de espa?ol, ni de un c¨®digo de ¨¦tica period¨ªstica, ni de un libro de texto, ni de una gram¨¢tica. Su validez concluye en las p¨¢ginas de EL PA?S. Tal vez algunas de las normas recogidas en ¨¦l resulten de utilidad a traductores, escritores, ling¨¹istas, profesores, estudiantes y periodistas en general, pero eso ser¨¢ por a?adidura.
Este manual de la Redacci¨®n consta de tres partes: la primera recoge los principios eticos y los criterios profesionales; la segunda, un diccionario de palabras y otro de siglas; y la tercera, cuatro ap¨¦ndices de aran utilidad.
Principios ¨¦ticos
La primera parte -precedida de un pr¨®logo del director, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa- enumera 41 principios ¨¦ticos. Uno de ellos se?ala, por ejemplo, que "el periodista transmite a los lectores noticias comprobadas", y que se evitar¨¢n, por tanto, expresiones como: podr¨ªa, al parecer, no se descarta y otras similares que s¨®lo sirven para enmascarar rumores.
Los criterios profesionales :se reparten en los siguientes cap¨ªtulos: G¨¦neros period¨ªsticos; Elementos de titulaci¨®n; Tipograf¨ªa; Fotos y gr¨¢ficos; El uso de la firma; Tratamientos y protocolo; Nombres; Abreviaciones; N¨²meros; Signos ortogr¨¢ficos; Normas gramaticales, y Errores m¨¢s frecuentes. Este ¨²ltimo apartado contiene los 52 errores m¨¢s frecuentes en el vocabulario de los periodistas, as¨ª como normas precisas para evitar otras dos equivocaciones habituales: el mal uso del estilo directo mezclado con el indirecto, y los la¨ªsmos, le¨ªsmos y lo¨ªsmos.
Toda esta primera parte -fundamentalmente te¨®rica- es la que incluye el mayor n¨²mero de aportaciones de la presente edici¨®n, y entre ellas figuran las normas para la correcta transcripci¨®n de los nombres propios de idiomas con alfabeto distinto del castellano (ruso, hebreo, griego, ¨¢rabe, chino).
Vocabulario
El segundo bloque del libro est¨¢ formado por los diccionarios de palabras y siglas, que constituyen la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de los enunciados de la primera parte. Aparecen aqu¨ª algunas novedades en el vocabulario de EL PA?S, puesto que en el tiempo transcurrido desde la anterior edici¨®n han ido cambiado tanto la sociedad como el idioma. Por ejemplo, la expresi¨®n sida -como sus derivados s¨ªdico y sidoso- se toma ya como una palabra de uso com¨²n, escrita en min¨²sculas igual que otras tantas palabras procedentes de siglas que se han hecho de dominio p¨²blico (radar, t¨¦lex, l¨¢ser, ovni...); se admiten en redonda vocablos que antes tomaban forma en cursiva (porro, canuto, etarra...); se modifican expresiones -normalmente, procedentes de otros idiomas- que este peri¨®dico ha defendido con escaso ¨¦xito (elite pasa a ser ¨¦lite, se acepta surrealismo en lugar de suprarrealismo, es posible escribir ciencia ficci¨®n y no fantas¨ªa cient¨ªfica...), y se deshacen errores ancestrales: Ceausescu y no Ceaucescu, el Milan y no el Mil¨¢n (aunque s¨ª la ciudad de Mil¨¢n), cartel de Medell¨ªn y no c¨¢rtel. En cada vocablo, el libro explica generalmente -salvo obviedades- la raz¨®n por la que se ha tomado la opci¨®n correspondiente.
Todo el Libro de estilo est¨¢ concebido bajo el criterio de respetar al m¨¢ximo el idioma castellano, desterrando los extranjerismos con equivalentes claros en espa?ol. No obstante, se admiten, escritas en cursiva, diversas palabras extranjeras que implican connotaciones muchas veces imprescindibles (ikastola, strip-tease...).
El fin ¨²ltimo de estas reglas es facilitar la comunicaci¨®n con los lectores potenciales, entendiendo como tales a millones de personas que hablan el espa?ol y que son quienes conforman el idioma. Por tanto, se huye a veces de las normas que agradar¨ªan a pol¨ªticos o economistas, a algunos acad¨¦micos y ling¨¹istas, a abogados o m¨¦dicos. Incluso a los propios periodistas: por ejemplo, se establecen criterios restrictivos con el uso de las siglas.
Estatuto profesional
La tercera parte (los ap¨¦ndices), incluye el Estatuto de la Redacci¨®n (que regula los derechos profesionales de los redactores de EL PA?S); tablas con equivalencias de pesos, medidas y distancias, y la manera correcta de escribir cerca de 500 nombres propios de graf¨ªa dudosa.
Todo ello configura un instrumento para los periodistas que ahora, por vez primera, queda al alcance de todos los lectores.
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