Los planes de realojo han atra¨ªdo a Madrid a cientos de nuevos chabolistas
En el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) aseguran que el plan de realojo de 1986 ha atra¨ªdo a nuevos chabolistas de Portugal, Marruecos y Extremadura que creen que en la capital "dan piso". Como consecuencia de ello, el Ivima ha demolido 500 chabolas ?legales en tres a?os y a¨²n tiene otras 300 por derribar, al tiempo que el oleaje de buscadores de casa amenaza con agravar el problema.
Los aspirantes a pisos siguen llegando con la esperanza de que el Ivima les otorgue un piso de protecci¨®n oficial y con el convencimiento de que pasar¨¢ m¨¢s de un a?o antes de que les destruyan sus chabolas. El Ivima, por su parte, tiene claro que s¨®lo va a realojar a las 1.703 familias que permanecen a¨²n sin casa de las 2.000 registradas en 1986. "Los pisos ser¨¢n para las familias censadas en 1986, y no habr¨¢ sitio para las que han llegado desde entonces", asegura el gerente del Ivima, Miguel ?ngel Pascual.Hasta el momento han realojado a 601 familias, apenas una tercera parte de lo que supone la ejecuci¨®n de todo el Plan de Realojamiento.
Mientras tanto, los expedientes de demolici¨®n de chabolas penden desde hace meses sobre los techos de los extranjeros y espa?oles repartidos por casi todos los n¨²cleos marginales de Madrid.
Volver al pueblo
En el asentamiento de Pitis hay 60 familias portuguesas; en La Veguilla, 28 marroqu¨ªes; en la calle del Comercio, otras 38 familias de origen portugu¨¦s, y en la zona. de La Latina, otras 10 portuguesas. Las familias espa?olas con chabolas ilegales tambi¨¦n abundan. En Los Focos de Vic¨¢lvaro, por ejemplo, uno de los n¨²cleos con mayor ¨ªndice de delincuencia, existen 30 expedientes de desalojo desde hace un a?o. En total son 362 familias las que vinieron al olor del Plan de Realojamiento y que se ver¨¢n sin chabola dentro de poco tiempo.
Lo que ocurra despu¨¦s de los derribos no parece preocupar demasiado a nadie. El inspector del Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginal, Tom¨¢s L¨®pez, cree que despu¨¦s los desalojados vuelven a los pueblos de donde vinieron. "En la mayor¨ªa de los casos suele ser gente que ya tiene otra vivienda en su pueblo, o gente que ten¨ªa una vivienda de protecci¨®n oficial y la vendieron". En el ¨²ltimo caso el problema es m¨¢s complejo. "Los ¨²ltimos desalojados han amenazado con navajas a los que viven ahora en las casas que les vendieron hace siete a?os", afirma Tom¨¢s L¨®pez.
El inspector del Ivima cree que si se dejan crecer los asentamientos chabolistas pueden convertirse en aut¨¦nticos guetos de delincuencia. "Adem¨¢s, es muy dificil controlar num¨¦ricamente la poblaci¨®n que vive en estos sitios. Las chabolas de los portugueses, por ejemplo, enga?an porque son muy peque?as pero con muchas habitaciones y en ellas viven una media de 10 personas".
Antes y despu¨¦s de la demolici¨®n ya existe un mercado negro inmobiliario al que no escapan ni las parcelas p¨²blicas.
24 vendedores, algunos de ellos revendedores, enga?aron al consorcio. "Podernos recuperar las viviendas despu¨¦s de que las vendan porque las cedemos en r¨¦gimen de alquiler", aseguran varios responsables del ¨¢rea social.
Dentro del Ivima no dejan de o¨ªrse voces optimistas. El inspector del Consorcio se?ala que la oleada de nuevos inquilinos puede desviarse en los pr¨®ximos meses hacia la Comunidad Valenciana. "All¨ª tienen pensado hacer un plan similar al nuestro y es muy posible que cuando se enteren comience el aluvi¨®n en Valencia".
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