Un coleccionista del siglo XX
La exposici¨®n Cubismo en Praga. Obras de la Galer¨ªa Nacional, que se inaugura ma?ana en la Fundaci¨®n Juan March de Madrid, muestra parte de la colecci¨®n que perteneci¨® al historiador de arte Vincenc Kram¨¢r (1877-1960). La exposici¨®n se present¨® antes en el Museo Picasso de Barcelona y consta de 76 obras de 10 artistas: Picasso, Braque, Derain, Vincenc Benes y Josef Capek, entre otros.
Un simple repaso a la procedencia de las obras pertenecientes en la actualidad a los museos o colecciones p¨²blicas basta para inducirnos a una seria reflexi¨®n de cu¨¢n decisiva es la figura del coleccionista en la creaci¨®n y desarrollo de nuestras instituciones muse¨ªsticas.El conjunto de obras cubistas que integran la exposici¨®n Cubismo en Praga, Obras de la Galer¨ªa Nacional, que ma?ana se inaugura en la Fundaci¨®n Juan March de Madrid, y que anteriormente se ha exhibido en el Museo Picasso de Barcelona, es un claro exponente de hasta qu¨¦ punto el esp¨ªritu del coleccionismo que anid¨® a principios de siglo en algunos sectores de la burgues¨ªa europea jug¨® una baza esencial en la formaci¨®n de las colecciones de arte del siglo XX. Los hermanos estadounidenses Gertrude, Leo y Michel Stein, afincados en Par¨ªs; el modisto Jacques Doucet, tambi¨¦n en Par¨ªs; Sergei Scchuckin e Ivan Morozov en Mosc¨², Vincenc Kram¨¢r en Praga y Llu¨ªs Plandiura en Barcelona, junto con algunos marchantes, como Ambroise Vollard, Daniel-Henri Kahnweiler, Wilhelm Udhe, entre otros, propietarios de peque?as galer¨ªas en aquel entonces, tuvieron un papel important¨ªsimo en el esclarecimiento y afianzamiento de los nuevos c¨¢nones y valores est¨¦ticos propuestos por los artistas m¨¢s rupturistas.
Praga tuvo en la figura de Vincenc Kram¨¢r (1877-1960) el puntal que consolid¨® su rico patrimonio de arte moderno. Su s¨®lida formaci¨®n de historiador de arte lo distingue de la mayor¨ªa de los coleccionistas. Los estudios sobre arte realizados en Praga los complet¨® con cursos en M¨²nich y en Viena. Su paso por la Osterreichisches Institut f¨¹r Geschichtesforschung de Viena, donde se doctor¨® con una tesis sobre la influencia del arte g¨®tico en la Francia moderna, le proporcion¨® una metodolog¨ªa rigurosa que hab¨ªa de marcar toda su labor como historiador de arte. Disc¨ªpulo de Alois Riegl y de Franz Wickoff y compa?ero de Max Dvor¨¢k, compagin¨® su gusto por el arte medieval y el barroco con una inclinaci¨®n hacia las corrientes m¨¢s vanguardistas de su tiempo, convencido de "que solamente queda el arte que no es realista ni idealista, sino ambas cosas a la vez y cuyas formas son inagotables".
Era pues ineludible que en 1910, cuando viaj¨® a Par¨ªs por primera vez, fuese al encuentro de esos galeristas y artistas que defend¨ªan y practicaban una apuesta por el movimiento m¨¢s innovador: el cubismo. Los contactos con Ambroise Vollard y muy especialmente con Daniel-Henri Kahnweiler (con quien estableci¨® una s¨®lida amistad) dieron como resultado la adquisici¨®n, entre 1911 y 1915, de varias obras cubistas de Pablo Picasso dos de Georges Braque y dos de Andr¨¦ Derain. Su preferencia por la pintura de Picasso, ampliamente representada en su colecci¨®n particular, estuvo refrendada en una serie de art¨ªculos y escritos sobre los or¨ªgenes del cubismo franc¨¦s y muy especialmente sobre el pintor malague?o, a quien atribu¨ªa la paternidad de este movimiento: "Picasso, antes que nadie, ha creado nuevas posibilidades de evoluci¨®n de la pintura y del arte en general y en esto consiste su importancia atemporal".
Discurso museol¨®gico
Las circunstancias hist¨®ricas, que motivaron su nombramiento como director de la Pinacoteca de la Asociaci¨®n Patri¨®tica de Amigos del Arte (actualmente una secci¨®n de la Galer¨ªa Nacional), en 1919, hicieron que sus conocimientos como historiador del arte se aplicaran a un clarividente discurso muscol¨®gico. Este planteamiento no s¨®lo consideraba la buena conservaci¨®n y tratamiento cient¨ªfico de las colecciones, sino tambi¨¦n la imperante necesidad de que el arte antiguo no tuviera un tratamiento estanco y que se conviniera en el antecedente natural del arte moderno. Esta idea presente en toda la l¨ªnea profesional de Kram¨¢r hall¨® su colof¨®n con la creaci¨®n de la Galer¨ªa Nacional, en 1945, que reuni¨® en una unica instituci¨®n las colecciones de arte antiguo y moderno.
La visi¨®n progresista de Kram¨¢r sobre las corrientes art¨ªsticas es, sin lugar a dudas, un factor esencial en la configuraci¨®n de un movimiento cubista en Praga. En efecto, entre 1910 y 1918, coincidiendo con las exposiciones de arte moderno extranjero que se celebraron en la capital checa, los j¨®venes artistas m¨¢s avanzados se inclinaron hacia el modelo cubista, que abr¨ªa ante ellos unas nuevas estructuras de expresi¨®n pl¨¢stica, aunque conservando las referencias expresionistas tan arraigadas en la cultura centroeuropea. La labor de Krarn¨¢r fue decisiva en la formaci¨®n de un cubismo checo, primero como coleccionista, al ser el introductor de las primeras obras cubistas en Praga, y, posteriormente, como director de la Pinacoteca. Su total apoyo a las generaciones m¨¢s jovenes y progresistas de artistas checos y eslovacos se manifest¨® incluso en los arduos a?os de la ocupaci¨®n nazi, en los que seg¨²n refiere el profesor Kotal¨ªk, actual director de la Galer¨ªa Nacional, "gustosamente invitaba a los j¨®venes historiadores de arte y a artistas a su modesta villa de los alrededores de Praga, donde se encontraba su valiosa colecci¨®n. En la ¨¦poca en la que las universidades estaban clausuradas, los j¨®venes estudiosos y los artistas noveles encontraron all¨ª su universidad particular".
La donaci¨®n de su colecci¨®n a la Galer¨ªa Nacional de Praga, en 1960, es el ¨²ltimo eslab¨®n de una vida dedicada al arte y a las instituciones muse¨ªsticas que no s¨®lo supuso el incremento cuantitativo y cualitativo del patrimonio art¨ªstico checo, sino que constituye un testimonio perenne de la personalidad de uno de los coleccionistas m¨¢s excepcionales de la Europa de nuestro siglo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.