Vincent Scorsese

Vincent van Gogh, como buen suicida, es parte de las pesadillas de Akira Kurosawa. Para interpretar al gran pintor loco, el cineasta eligi¨® a su colega neoyorquino Mart¨ªn Scorsese. "Un d¨ªa", cuenta Scorsese, "con gran sorpresa por mi parte, me lleg¨® una carta muy larga de Kurosawa, en la que me propon¨ªa encarnar a Van Gogh. Le contest¨¦ con un telegrama dici¨¦ndole que s¨ª e inmediatamente cog¨ª un avi¨®n y me fui al Jap¨®n"."Mi parte en el rodaje de Sue?os dur¨® cuatro d¨ªas. Y se resumi¨® en cuatro planos. En la escena del campo de trigo todo me fue f¨¢cil. Recuerdo que ten¨ªa que decir: 'El sol me obliga a pintar, no puedo perder m¨¢s tiempo'. Y lo dije. Todo, repito, fue f¨¢cil. Me sent¨ª libre actuando con Kurosawa y no puedo decir que ejerci¨® conmigo su fama de director desp¨®tico".

"En realidad", a?ade Scorsese, "nunca llegu¨¦ a saber cu¨¢ndo estaba rodando en plano general o cu¨¢ndo tomaba solamente mi rostro. Kurosawa pon¨ªa siempre a la c¨¢mara un zoom [lente que permite filmar desde muy lejos], y yo sospecho que lo hac¨ªa aposta, para que yo y los otros actores no nos enter¨¢semos de nuestra situaci¨®n en la imagen".

Tres horas de maquillaje

"En cambio, no me sent¨ª tan libre cuando hab¨ªa que componer el rostro del personaje. All¨ª Kurosawa fue realmente inflexible: me tuvo tres horas seguidas en el sal¨®n de maquillaje, un maquillaje violento, con rasgos muy pronunciados y sombr¨ªos, que recuerdan a los de los actores del teatro japon¨¦s. Ese d¨ªa, cuando ya estaba maquillado, fue cuando Kurosawa me explic¨® realmente lo que yo ten¨ªa que hacer. Antes, mis ideas eran muy vagas acerca de la imagen, y lo ¨²nico que conoc¨ªa era mi di¨¢logo, en realidad muy corto. Pero fue cuando vi los dibujos con que hab¨ªa dise?ado el sue?o cuando realmente comprend¨ª cu¨¢l era mi funci¨®n en la pel¨ªcula".

No es f¨¢cil reconocer a Scorsese, con el rostro ani?ado, sin barba: "Me la afeit¨¦ hace cuatro d¨ªas, y ha sido hoy, aqu¨ª, en Cannes, cuando he vuelto a descubrir desde hace tantos a?os el placer de la brisa. Por lo visto, en Hollywood han descubierto que soy un actor, y all¨ª me voy, afeitado, a interpretar otro personaje.