Los toreros del arte
Poco a poco, esta denominaci¨®n de "toreros del arte" -no demasiado acertada- que sol¨ªa emplearse para distinguir a los toreros que resaltaban por su buen "hacer art¨ªstico" ha ido tomando en determinado sector cr¨ªtico y aficionado un cierto tufillo ir¨®nico, en el mejor de los casos Se quiere dejar en el aire la impresi¨®n confusa de que los "toreros del arte" son aquellos que torean "bonito", que se colocan "art¨ªsticamente" delante de los toros para satisfacer a los estetas y, por qu¨¦ no decirlo si ya se ha dicho, a los cuatro intelectuales cursis de turno. Pero tambi¨¦n se dice que estos toreros suelen desconocer las m¨¢s elementales normas de la t¨¦cnica lidiadora, que su valor anda siempre demasiado justo, en los l¨ªmites del p¨¢nico dicen otros.En estas mismas p¨¢ginas y a principio de temporada, como t¨ªtulo de una acertada cr¨ªtica, le¨ªamos: El toreo y lo otro. En aquel comentario quedaba todo perfectamente claro, a poco que se barruntara algo de este misterioso arte torero. Sin embargo, nunca viene mal intentar una vez m¨¢s burlar la embestida de algunos t¨®picos que se cuelan con sospechosas intenciones, como cualquier marrajo de turno.
Por lo pronto, conviene se?alar algo tan casual como exacto. Se produce la extra?a coincidencia de que los llamados "toreros del arte" son los que hacen el toreo y no "lo otro". Y para hacer el toreo -?qu¨¦ casualidad!- hay que saber torear: adelantar el enga?o en el cite encontrando la distancia que pida el toro, cargar la suerte en su centro, vaciar hacia dentro... y por bajo, quedarse en el sitio natural -que no forzado- para ligar el pase siguiente si el toro repite, cosa poco frecuente en el toro de hoy, raz¨®n por la que a los toreros que de verdad torean se les acusa de abusar frecuentemente del unipase, cuando en realidad es el toro actual el que lo impone.
Porque otra cosa bien distinta a ligar es la moda reciente de hilvanar, moda ojedista (insoportable sin la personalidad de Ojeda) que consiste en dar puntadas sin hilo, convirtiendo el toreo en vulgar remiendo o remedo de pases continuos. Para torear as¨ª basta colocarse en la pala del pit¨®n..., echar el pico por delante y empezar..., zas... zas... zas.... hasta cansarse. Con el m¨ªnimo riesgo y todas las ventajas.
La llamada "torpeza" de los "toreros del arte" suele consistir en que no saben torear mal porque no aceptan ser remendones aunque sean conscientes de que el "hilv¨¢n el¨¦ctrico" enloquece hoy al respetable..., llena el faj¨ªn de billetes y hace figuras de ¨¦poca. Ellos tienen que esperar un toro que meta la cabeza y a ser posible repita; esta espera muchas veces es poco rentable, aunque casi siempre el coste y el valor del toreo verdadero sea su aut¨¦ntico precio. Muchas veces tambi¨¦n ese "respetable" desespera de esperar y se convierte en la verdadera fiera de la plaza. Cosas de los tiempos.
Adem¨¢s de torear como torean los "toreros del arte", que es torear con el m¨¢ximo riesgo y valor, suelen ser ellos los que a?aden al toreo dos pilares esenciales: el temple y la naturalidad, algo fuera ya de normas y c¨¢nones. Y a?aden tambi¨¦n lo ¨²ltimo y m¨¢s esencial de todo, porque sin ello todo lo dem¨¢s no es nada o nada dice: el m¨¢gico don del sentimiento, que nos llega a trav¨¦s de la gracia en unos, de la hondura desgarrada en otros, de la impresionante sobriedad... y de tantas otras formas misteriosas con las que el torero creador expresa su personal¨ªsimo decir. Por eso son estos toreros -aunque a muchos les parezca parad¨®jico- los toreros de la emoci¨®n, emoci¨®n del sentimiento, la que Sartre defin¨ªa como "la brusca ca¨ªda de la conciencia en lo m¨¢gico". A los pocos que a¨²n nos quedan..., toreros de esa emoci¨®n como Rafael de Paula, Curro Romero, Julio Aparicio, Curro V¨¢zquez, Fernando Cepeda, Parada, Sand¨ªn y pocos m¨¢s, como a los que llegan por ese camino, Fernando C¨¢mara, Pareja Obreg¨®n, S¨¢nchez Mej¨ªas..., ?por qu¨¦ no llamarlos simplemente toreros? Desde el inolvidable recuerdo de Rafael El Gallo, de Jos¨¦ y Juan, de Chicuelo, Curro Puya y Cagancho, de Pepe Luis y Antonio Bienvenida, del inefable Antonio Ord¨®fiez, de Anto?ete... y de muchos m¨¢s. Como ellos, simplemente toreros. En la tarde grande y en la desdichada, siempre creadores del toreo.
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