Se llama Rodr¨ªguez y no es de Ronda
Navarro / Luguillano, Rodr¨ªguez, S¨¢nchezCuatro novillos de Concha Navarro, discretos de presencia, escasos de cabeza, flojos, manejables. 4? y 5? (sobrero) de Caridad Cobaleda, bien presentados, con genio. Luguilliano: bajonazo descarado trasero (silencio); estocada corta descaradamente baja (bronca). Miguel Rodr¨ªguez: estocada y cuatro descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada tendida atravesad¨ªsima que asoma y seis descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Sergio S¨¢nchez: pinchazo bajo, pinchazo, estocada y rueda de peones (silencio); pinchazo hondo, descabello y pinchazo hondo muy bajo (silencio).
Plaza de Las Ventas, 12 de mayo.
Tercera corrida de feria. Cerca del lleno.
JOAQUIN VIDAL
Nada m¨¢s recibir Luguillano a su primer novillo se pudo apreciar que, lo de torear, ya se ver¨ªa. Nada m¨¢s recibir Miguel Rodr¨ªguez a su primer novillo, lo de torear, se vio. No es por hacer comparaciones pero aquella forma de empezar fue muy significativa. Luguillano compon¨ªa posturas aflamencadas distanciando con el capote al novillo, mientras Miguel Rodr¨ªguez lo reun¨ªa en el percal con torer¨ªa, y sin necesidad de llamarse Cayetano, ni ser de Ronda, ni nada; que es de los madriles.
Los madriles tambi¨¦n dan buenos toreros y Rodr¨ªguez podr¨ªa ser uno de ellos; por lo menos eso quiere, o eso pareci¨®. El llamado Rodr¨ªguez pis¨® el ruedo vente?o con mucha autoridad, como si tuviera una veteran¨ªa de siglos. De manera que cuando le sali¨® el novillo boyante tore¨® sobrado de quietud y repertorio, y cuando le sali¨® el novillo ¨¢spero, se faj¨® con ¨¦l en una pelea de poder a poder.
No todo result¨® tan maravilloso, naturalmente, pues si se analiza mediante instrumentos de precisi¨®n taurom¨¢quica -ahog¨®metros, carg¨®metros, templ¨®metros, lig¨®metros y restante arsenal-, las pruebas concluyentes dictaminar¨¢n que al novillo manejable el llamado Rodr¨ªguez le ahog¨® la embestida, no siempre le templ¨® o le carg¨® la suerte y la ligaz¨®n se produjo de forma desigual a lo largo de la faena. Ahora bien, el conjunto fue dominador, valiente, estilista, y estos valores, esenciales para ejercer con propiedad el ministerio del toreo, son los que un novillero debe demostrar si quiere tener futuro.
Era importante comprobar si Miguel Rodr¨ªguez ser¨ªa capaz de demostrar lo mismo con el novillo dif¨ªcil y se constata que lo demostr¨®. Incierto el novillo por el pit¨®n izquierdo, lo convirti¨® en cierto a base de consentir y obligar en el transcurso de un emocionante trasteo. Hubo desajustes y enganchones en los pases, claro, porque el novillo punteaba, pero Miguel Rodr¨ªguez acab¨® dominando la situaci¨®n.
Miguel Rodr¨ªguez domin¨® la situaci¨®n tambi¨¦n en banderillas. Reun¨ªa asom¨¢ndose al balc¨®n y un par al sexto le sirvi¨®, adem¨¢s, para darle un ba?ito en agua de calidad a su compa?ero Sergio S¨¢nchez, que es un banderillero voluntarioso y pare usted de contar. En realidad, ni uno ni otro son Pepote Bienvenida, pues cuartean los pares y ah¨ª se las den todas, mas dentro del cuerteo vulgar uno se asoma al balc¨®n y el otro mira por detr¨¢s de los visillos.
El de los visillos, Sergio S¨¢nchez, tuvo dos novillos muy aplomados y los pases que porfi¨® pundonorosamente casi se perd¨ªan en el aire. A Sergio S¨¢nchez, torero recio, le faltaron toros. En cambio a Luguillano, torero aflamencado, le sobraron. Luguillano desaprovech¨® la encastada nobleza de su primero porque en vez de torearlo compon¨ªa posturas, y al correoso cuarto se lo quit¨® r¨¢pidamente de en medio con mucho asco.
Estas inhibiciones no parec¨ªan propias de quien se desped¨ªa de novillero. Luguillano toma hoy la alternativa en su tierra natal, Valladolid, que tampoco es Ronda, ni importa demasiado para que salga de all¨ª un buen torero. Porque para ser buen torero lo que hace falta, de verdad, es querer serlo. Y Luguillano, ayer, no parec¨ªa estar por la labor...
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.