Estreno de 'Fiesta', de Luis de Pablo

Antoni Ros Marb¨¢, ese director de alta musicalidad, nos ofreci¨® al frente de la Orquesta Nacional de Espa?a un interesante programa basado en dos ¨²nicos autores: Luis de Pablo y Franz Schubert.Del primero conocimos Fiesta, estrenada en Francia en 1988, para percusi¨®n y orquesta de cuerda, protagonizada por los superexcelentes Percusionistas de Estrasburgo.

Nunca mejor aludido tal protagonismo, pues la obra de nuestro compositor puede prescindir de las cuerdas sin que pierda nada sustancial como lo demuestra la versi¨®n que el grupo franc¨¦s lleva en su repertorio.

Desde hace alg¨²n tiempo suele insistirse sobre la mayor serenidad de las ¨²ltimas producciones de Luis de Pablo, cuesti¨®n que, sea cierta o no, carece de otro valor que no sea el anecd¨®tico.

Lo importante de una obra musical es su valor intr¨ªnseco s¨®lo evidenciable a trav¨¦s de una buena artesan¨ªa. En el caso de Fiesta, lejanamente inspirada en vivencias del m¨²sico Luis de Pablo durante la noche de San Juan en su pa¨ªs, Euskadi, tanto la idea como la realizaci¨®n poseen calidad y logran una directa comunicatividad, quiz¨¢ por una vertebraci¨®n r¨ªtmica flexible pero real que facilita la percepci¨®n.

Buena prueba es la excelente acogida que le dispens¨® el p¨²blico de abono del Auditorio Nacional, tras la responsable, desentra?adora versi¨®n del maestro Antoni Ros Marb¨¢ para el que dirigir es, por lo pronto, explicar una partitura, conectarla con el ¨¢nimo expectante del p¨²blico.

Fraseo natural

Una sinfon¨ªa como la Novena de Schubert conviene bien a las caracter¨ªsticas sensibles de Antoni Ros Marb¨¢, maestro que sabe hacer cantar a la orquesta a trav¨¦s de un frasco tan natural como minuciosamente trabajado.En esta ocasi¨®n, el fino receptor de la versi¨®n escuchada podr¨ªa advertir la relatividad del pensamiento del maestro Antoni Ros Marb¨¢ con la realizaci¨®n musical.

Y es que esta Novena de Schubert se trata de una partitura dif¨ªcil donde las haya, exaltadora de un lenguaje preciso, cual es el schubertiano, no demasiado practicado por nuestras formaciones sinf¨®nicas, tan singular en su visi¨®n estructural fundamentada en lo l¨ªrico, en la innumerable riqueza de detalles y en el lenguaje pleno de estilemas originales.

La considerableinterpretaci¨®n, que estuvo plena, abundante en bellezas, vali¨® al director Antoni Ros Marb¨¢ y a la Orquesta Nacional de Espa?a largos aplausos por parte del p¨²blico.