'Litrona' para j¨®venes
Los vecinos de la Mahou protestan por el mal olor que desprende la f¨¢brica
Este a?o la Mahou cumple 100 a?os en medio de un crecimiento que alcanza los 200.000 clientes, con una sola f¨¢brica y las protestas de los vecinos por el ruido, contaminaci¨®n y mal olor que les regala la empresa, cercana con sus enormes dep¨®sitos plateados al estadio Vicente Calder¨®n. Treinta recursos, un sinf¨ªn de denuncias y llamadas al 092, para la rubia favorita de los madrile?os, que nac¨ªa en una peque?a f¨¢brica en la calle de Amaniel.
La empresa en sus or¨ªgenes tambi¨¦n dedicada al hielo, lleg¨® a producir, en 1955, 100.000 hectolitros de cerveza. Semejante crecimiento, entre otras causas, oblig¨® al traslado a la que hoy es su sede en el paseo Imperial. Todos hemos visto esos enormes dep¨®sitos plateados junto al Vicente Calder¨®n, y muchos creen que Madrid no ser¨ªa igual sin ver nacer desde tan cerca su cerveza, aunque los m¨¢s vecinos la cambiar¨ªan por un espacio verde o un complejo residencial sin ajetreo.
Como una mancha de aceite
?scar Fern¨¢ndez de Pinedo es gerente de cervezas Mahou. "Seguiremos haciendo una buena cerveza y eso es bastante", declaraba. "Estos 100 a?os prueban el acierto de nuestra estrategia de la mancha de aceite. Consiste en seguir al madrile?o por sus lugares habituales de veraneo y distribuir sobre todo en las playas de Levante.En 1989 Mahou se apunta 4.355.000 hectolitros, situ¨¢ndose en el segundo lugar, despu¨¦s de Aguila, que a nivel nacional produce 4.810.000 hectolitros (datos de la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Cerveza). Y, con todo, no habr¨¢ fiestas. Pero, aunque el primer siglo llegara a celebrarse superando las bodas de Canaa, hay quien por nada del mundo aceptar¨ªa la invitaci¨®n. La pol¨¦mica no es nueva y coincide con la expansi¨®n de la f¨¢brica y la construcci¨®n de viviendas a su alrededor.
Vecinos de las calles de San Epifanio, paseo de los Melanc¨®licos y calle de Toledo observan con pavor la actividad de esos 61.557 metros cuadrados que amenazan con crecer. Tuercen el gesto s¨®lo de pensar que las dichosas cinco estrellas no les dejan ver el cielo desde sus balcones.
Luis Miguel Gil es presidente de una de las comunidades afectadas y de la comisi¨®n de medio ambiente en la Junta de Arganzuela. Treinta recursos, un sinf¨ªn de denuncias, llamadas al 092, medici¨®n de ruidos -aseguran que se llegan a superar de noche los 60 decibelios-, "pero nadie se hace responsable de que en mitad del pasillo verde haya una f¨¢brica de esta envergadura. Los d¨ªas de invierno no podemos ni asomarnos. Hay residuos de cebada en las terrazas, el ambiente se hace irrespirable, no tienen depuradora, el olor a boniato es nauseabundo, y no digamos el traj¨ªn de camiones. Han prometido tomar alguna medida, pero s¨®lo eso, promesas".
Los responsables de imagen de la empresa comienzan por sorprenderse ante la protesta vecinal, pero acaban confesando que existe un plan de inversi¨®n de 300 millones para insonorizaci¨®n. "La f¨¢brica no es trasladable", dice el gerente. "Adein¨¢s, no arrojamos humo, sino vapor no contaminante". Pronto intervendr¨¢ la Comisi¨®n de Comunidades Europeas en materia de medio ambiente para buscar un final feliz, y que, seg¨²n los vecinos, la cerveza de Madrid no sea mala para Madrid".
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