Futuro
Colgada como un pato laqueado en la consulta de mi ginec¨®logo, inm¨®vil en la postura de una bailarina de can-can inmortalizada por la tarde de ocio de un taxidermista, pens¨¦ en lo vano de esta vida y pr¨¢cticamente de la otra. No s¨¦ ustedes, pero cuanto m¨¢s indefensa estoy, m¨¢s reflexiono. Sometida al g¨¦lido instrumental y con la necia esperanza de que el tipo me hiciera descuento a cambio de deshacerme los ovarios, record¨¦ una noticia le¨ªda en la sala de espera. Este mundo est¨¢ creciendo demasiado en poblaci¨®n y, como sigamos as¨ª, dentro de unos a?os vamos a tomar el vermut como en Blade runner. Va a ser espantoso, porque, adem¨¢s, ni Harrison Ford ni yo estaremos ya entonces para muchos trotes.Ha llegado el momento de admitir que la cultura esterilizadora que hemos ido repartiendo por el Tercer Mundo no sirve. Cualquier ind¨ªgena, del Amazonas sabe que la monta a pelo sigue siendo una actividad mucho m¨¢s distra¨ªda que la antena parab¨®lica, que s¨®lo tiene el m¨¦rito de permitirnos comparar con la nuestra la estupidez de las televisiones ajenas. Fracasada la doctrina Rockefeller de control de la natalidad -vale m¨¢s gastar cinco d¨®lares ahora en preservativos que ma?ana 50 en armamento-, un sentimiento de natural modestia deber¨ªa hacernos dirigir la mirada hacia el ¨²nico Estado del planeta que ha conseguido mantenerse dentro de los l¨ªmites tolerables de la reproducci¨®n.
Volvamos nuestros ojos hacia el Vaticano, cuyo ¨²ltimo censo arroja una cifra aleccionadora: tan s¨®lo 1.088 habitantes, y adem¨¢s un ¨ªndice de natalicios menos que cero. Cierto que la curia nada de nada por prescripci¨®n pontificia, pero ?c¨®mo se las arreglan los servicios terciarios, vendedores de souvenirs, lustradores de m¨¢rmoles, expendedores de bulas? Sobre todo, ?cu¨¢l es el secreto de la Guardia Suiza?
He aqu¨ª un enigma que hemos de resolver para asegurarnos el futuro.
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