Empieza la fiesta del impermeable

La corrida de ayer en Las Ventas, s¨¦ptima de la Feria de San Isidro, no pudo celebrarse a causa de la lluvia y qued¨® aplazada para el 5 de junio pr¨®ximo, con el mismo cartel: toros del marqu¨¦s de Albayda para Jos¨¦ Luis Parada, Curro V¨¢zquez y Pepe Luis V¨¢zquez. A la hora fijada para comenzar el festejo, siete de la tarde, se anunci¨® que se retrasaba 15 minutos para acondicionar el ruedo, muy mojado por la lluvia que hab¨ªa ca¨ªdo una hora antes, y transcurrido este tiempo se produjo el aplazamiento definitivo, pues en aquellos momentos ca¨ªa una verdadera tromba de agua.

A las cinco de la tarde llovi¨® torrencialmente en Madrid y parte del p¨²blico lleg¨® al coso provisto de paraguas y todo tipo de ropajes para guarecerse de la lluvia. Lo m¨¢s utilizado por la otra parte del p¨²blico que no lleg¨® provisto de nada -pues el d¨ªa hab¨ªa sido soleado hasta que se produjo el aguacero-, eran pl¨¢sticos, que diversos vendedores ofrec¨ªan por los alrededores de la plaza y en el propio grader¨ªo. Vestidos con estos pl¨¢sticos, los aficionados parecen pescadores del bacalao.Las Ventas recobraba as¨ª su fisonom¨ªa tradicional en los sanisidros, tan lluviosos ¨²ltimamente, y empezaba la fiesta del impermeable en su segunda edici¨®n. La primera tuvo lugar la temporada ¨²ltima, pues llovi¨® durante casi toda la feria y se llegaron a suspender cuatro corridas, una de ellas cuando se hab¨ªan lidiado tres toros.

Los vendedores de pl¨¢sticos, que llamaban impermeables para que no hubiera duda acerca de su utilidad inmediata, hicieron negocio pues la gente se los quitaba de las manos, sin necesidad de vocearlos. Aunque hab¨ªa quien los voceaba a pesar de todo, y adem¨¢s con gran potencia pulmonar y mucho salero. "?Impremiables, impremiableeees!," gritaba, y un aluvi¨®n de gente se le ven¨ªa encima.

El impremiable es un pl¨¢stico tubular que el usuario viste por la cabeza (si intenta vestirlo por los pies lo m¨¢s probable es que se rompa). Se ha visto en Las Ventas quien no tom¨® esta precauci¨®n y los vecinos de localidad hubieron de avalanzarse a practicarle el agujero, pues se estaba poniendo verde y les iba a asfixiar.

La corrida de ayer hab¨ªa despertado tanta expectaci¨®n como todas las de la feria; es decir, que hab¨ªa un lleno de "no hay billetes". Los toreros quer¨ªan torear y el p¨²blico quer¨ªa que toreasen, a pesar de la lluvia. La torer¨ªa y la afici¨®n se a¨²nan en la heroicidad. De manera que cuando avisaron por megafon¨ªa que el comienzo de la corrida se retrasaba 15 minutos para acondicionar el ruedo, a todo el mundo le pareci¨® bien. Lloviznaba, y daba igual, pues para eso estaban los paraguas, las gabardinas y los impremiables.

Sacaron sacos terreros en carros, unos operarios los esparcieron afanosamente por el ruedo, rastrillaron... Fue in¨²til, sin embargo. Antes de que transcurrieran los 15 minutos, rel¨¢mpagos cruzaron las negras nubes que hab¨ªan oscurecido el coso, rugi¨® el trueno, cay¨® una tromba de agua. Los toreros y la autoridad hicieron una salida al ruedo testimonial: aparecieron apresurada mente en compacto grupo, mira ron, apretaron a correr para adentro. Despu¨¦s se anunci¨® el aplazamiento definitivo de la funci¨®n y la gente abandon¨® los grader¨ªos tan precipitadamente como si en vez de agua estuviera cayendo napalm.