Secularizaci¨®n
LAS ELECCIONES que se han celebrado en Siria para designar a los 250 diputados que integrar¨¢n el nuevo Parlamento refuerzan el papel de este pa¨ªs en la corriente laica del mundo ¨¢rabe. Siria tiene una historia turbia de relaciones con Ir¨¢n y L¨ªbano y de tiran¨ªa en el interior. Por ello, su actual esfuerzo democratizador es loable, aun cuando haya que tomarlo con el escepticismo derivado tanto de la estructura de poder (un partido pansocialista cuasi ¨²nico, el Baaz, que, adem¨¢s, ha resultado aplastante triunfador) como de la misma configuraci¨®n social del pa¨ªs.Resulta interesante constatar c¨®mo toda la regi¨®n -heterog¨¦neo conjunto de pa¨ªses de habla y cultura ¨¢rabes y de reg¨ªmenes m¨¢s o menos autocr¨¢ticos- lucha ¨²ltimamente por librarse del espectro del integrismo isl¨¢mico, al tiempo que parece darse cuenta de que este esfuerzo pasa por la introducci¨®n de las libertades individuales y pol¨ªticas en sus respectivas sociedades. La muerte de Jomeini despoj¨® a Ir¨¢n de mucha de su virulencia expansionista. Un pa¨ªs considerado maldito en todo el mundo necesitaba moderarse para recuperar la respetabilidad. Y as¨ª ha intentado hacerlo en las ¨²ltimas semanas.Sin embargo, la simiente de la intolerancia llevaba a?os sembrada. Una vez que Ir¨¢n, poco despu¨¦s de la expulsi¨®n del sha, se convirti¨® en rep¨²blica isl¨¢mica, intent¨® exportar su revoluci¨®n a los pa¨ªses cercanos, especialmente a Kuwalt y Bahrein, y sembrar el desconcierto pol¨ªtico-religioso en su n¨¦mesis, Arabia Saud¨ª. No lo consigui¨®, pero s¨ª impuls¨® en todo el mundo ¨¢rabe una d¨¦cada de proselitismo y miedo, durante la que cobr¨® auge la reforma integrista shi¨ª de aquella sociedad.
El movimiento se basaba en una interpretaci¨®n inflexible del Cor¨¢n sustentada en su universalidad secular en tanto que norma de conducta social. Encerraba, por consiguiente, la formidable capacidad expansiva asociada con la posibilidad de propalar su mensaje desde el ¨²nico sitio en el que, en los pa¨ªses ¨¢rabes, es imposible entrar a combatirlo: las mezquitas. Se trataba de radicalizar un mensaje en el que la sociedad civil y, por ende, el sistema pol¨ªtico aparecen como subordinados al religioso, como meras expresiones imperfectas de una organizaci¨®n social teocr¨¢tica; de hecho, gran parte de las normas por las que se rigen aquellas sociedades est¨¢n tomadas directamente del libro sagrado. S¨®lo en Ir¨¢n, cuna de este integrismo, existe adem¨¢s una Constituci¨®n que consagra a un Estado teocr¨¢tico y que lo pone expresamente en manos de los int¨¦rpretes religiosos.
La secularizaci¨®n de las sociedades ¨¢rabes ha empezado por aquellos Estados que m¨¢s cerca est¨¢n del laicismo y de una revoluci¨®n seudosocialista. Es interesante constatar, adem¨¢s, que los movimientos civiles de protesta en algunos pa¨ªses ¨¢rabes en el pasado a?o -las llamadas revueltas del pan en Marruecos, T¨²nez, Argelia y Jordania- han tenido repercusiones de distinto signo, pero generalmente liberalizadoras y antiisl¨¢micas. En Jordania forzaron al rey Hussein a convocar elecciones parlamentarias por primera vez en 20 a?os. En Argelia, la marea integrista produjo una reacci¨®n laica de grandes proporciones; ni siquiera necesit¨® del impulso oficial: antes de que se produjera la manifestaci¨®n del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN), los partidos de la izquierda argelina hab¨ªan convocado el 10 de mayo a 100.000 manifestantes. M¨¢s duro ha sido el tratamiento reservado por Egipto a los integristas: persecuci¨®n y c¨¢rcel. Aunque tambi¨¦n es cierto que tienen en este pa¨ªs -cuna de la Hermandad Isl¨¢mica, cuyos integrantes mataron, entre otros, a Anuar el Sadat- una larga historia de radicalismo. En Kuwait, el emir considera seriamente el restablecimiento del Parlamento. En resumen, una evoluci¨®n lenta y general hacia un nuevo concepto en las relaciones sociales y pol¨ªticas: la tolerancia.
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