5.000 marroqu¨ªes duermen a la intemperie en las afueras de Madrid para eludir a la polic¨ªa
Desperdigados por los campos que hay alrededor de Madrid, 5.000, de los 12.000 trabajadores marroqu¨ªes que hay en la capital, viven a la intemperie, en nidos ocultos entre las matas y los ¨¢rboles. Su situaci¨®n les causa una profunda verg¨¹enza. La culpa la tienen la xenofobia, dicen, que emana de la ley de extranjer¨ªa y las autoridades de su pa¨ªs, a las que acusan de no facilitarles la documentaci¨®n necesaria para legalizar su situaci¨®n e incluso de enviarles chivatos que, ante el temor de que desarrollen actividades opositoras al r¨¦gimen de Hassan II, denuncian sus posiciones a la polic¨ªa espa?ola.
Al o¨ªr el coche que se aproxima por un camino, una cabeza asoma entre las ruinas de un caser¨®n situado en lo alto de una colina. Uno de los reci¨¦n llega dos le saluda en bereber y el centinela avanza hacia los visitantes para pronunciar el habitual "salam maleikum" de bien venida y saludar llev¨¢ndose la mano hacia el coraz¨®n.El sol est¨¢ ya alto. Ha pasa do el momento m¨¢s peligroso de su rutina cotidiana. "La madrugada suele ser el momento favorito de la polic¨ªa para llegar", afirma el hombre. "Pero no hay que confiarse: ahora tambi¨¦n vienen en pleno d¨ªa", a?ade sin perder de vista el ho rizonte, mientras avanza hacia la explanada.
Manifestaci¨®n
Es d¨ªa de fiesta. Del bosque que bordea un arroyo surgen como fantasmas m¨¢s hombres de tez morena dispuestos a acudir a la reuni¨®n promovida por algunas asociaciones creadas por sus compatriotas legales para la de fensa de los derechos de los tra bajadores marroqu¨ªes en Espa?a. El objetivo es afinar los pre parativos para la manifestaci¨®n de inmigrantes prevista para las 5 de la tarde de hoy en la plaza de Espa?a contra la Ley de Extranjer¨ªa.
Los marroqu¨ªes cuentan con ser un peso fuerte de este acto, pues su comunidad, con 100.000 individuos, es la m¨¢s numerosa del conjunto de 600.000 extranjeros -legales y clandestinos- que se calcula residen en Espa?a. El 80% de los marroqu¨ªes est¨¢n de forma irregular en nuestro pa¨ªs.
No quieren que se haga p¨²blico el nombre de la zona en la que habitan, porque "cada vez que sale algo en la prensa la polic¨ªa entra a saco". En ese bosque son m¨¢s de cien. Pero, seg¨²n los c¨¢lculos de Atime, una de las asociaciones de inmigrantes marroqu¨ªes, desperdigados por el campo de las afueras de Madrid hay unos 5.000 m¨¢s que malviven en condiciones similares.
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Inmigrantes marroqu¨ªes acusan a compatriotas de delatarles a la polic¨ªa
Viene de la primera p¨¢ginaEl escenario es similar al de algunas poblaciones africanas acosadas por el ej¨¦rcito y la guerrilla. Ya no se atreven ni siquiera a construir chabolas con el fin de no facilitar su posici¨®n al enemigo. Llaman nidos a los lugares donde duermen, porque en algunos casos se limitan a una estera sobre un hueco entre los matorrales.
En los casos de mayor lujo, cuatro ramas atadas de cualquier forma, cubiertas por un pl¨¢stico de embalaje, constituyen la protecci¨®n contra la intemperie. Sin embargo, a primera vista, nadie podr¨ªa ni siquiera imaginar la existencia de tantos habitantes por ese bosque. Los miserables ensamblajes est¨¢n casi colgados entre el follaje o semienterrados en hondonadas que s¨®lo puede localizar quien conoce bien el terreno.
"?Es que hay derecho en el mundo que justifique esta persecuci¨®n", increpa con pasi¨®n Ahmed, uno de los asistentes, mientras un compa?ero sirve caf¨¦ caliente para todos. Desde hace dos a?os trabaja como pe¨®n en Espa?a. Junto a ¨¦l descansa la bolsa de deportes en la que se hallan todos sus haberes. "El viernes hubo redada. A pesar de que establecemos turnos de vigilancia por la noche, pillaron a seis de los que estaban aqu¨ª", explica. ?l era uno de los habitantes de las chabolas de Boadilla del Monte que hace un a?o fueron asaltadas por la polic¨ªa. "Se llevaron a la gente tal como la cogieron en sus camas, incluso desnuda. Yo tuve suerte porque me escap¨¦. Pero perd¨ª todo lo que ten¨ªa cuando quemaron las chabolas para que no volvi¨¦semos all¨ª", explica.
Desde entonces vive, al igual que sus compa?eros de ese bosque, en un nido oculto entre los matorrales que se?ala a lo lejos y sobre los que ahora, aprovechando la tregua, ha tendido la colada. Duerme todas las noches a la intemperie, vestido como si fuera a salir al trabajo, "por si acaso".
Al pedir, a trav¨¦s de un int¨¦rprete, a otro de los inmigrantes de nombre Hamid que ense?e su guarida, se resiste: no quiere que la cristiana -como designan a las personas extra?as- lo vea, porque le da demasiada verg¨¹enza exhibir sus miserias. Por fin accede y hace de gu¨ªa hacia el nido de lujo de un compa?ero que fue apresado en una redada.
"Ojal¨¢ les parta un rayo", dice con vehemencia. No se refiere a la polic¨ªa ni a la Guardia Civil. "La pena es que nuestros principales enemigos son nuestros propios compatriotas, los representantes que deber¨ªan defendernos. Pero, en lugar de proteger nuestros intereses, nuestra Embajada en Madrid no nos da pasaportes ni nos hace la inscripci¨®n que nos exigen, entre una infinita lista de papeles, para hacer la solicitud de permiso de trabajo. Y encima nos env¨ªan chivatos: cuando ven que nos juntamos con las asociaciones sindicales democr¨¢ticas formadas en Espa?a, nos denuncian a la polic¨ªa espa?ola, porque creen que estamos haciendo pol¨ªtica contra el rey Hassan", dice.
"Siempre que algunos de esos elementos han estado por aqu¨ª y han logrado que alg¨²n incauto les invite a tomar el t¨¦, despu¨¦s hay redada. Eso le ocurri¨® al chico que viv¨ªa aqu¨ª. Si no, la polic¨ªa no habr¨ªa encontrado su nido", a?ade Mohamed al retirar las ramas que ocultan la guarida.
Mohamed tambi¨¦n trabaja como alba?il. Est¨¢ muy contento con su patr¨®n. Dice que le paga incluso m¨¢s que a sus compa?eros espa?oles, porque le da el dinero de Ja Seguridad Social, en la que no se puede inscribir por su situaci¨®n ilegal. "?l me ha hecho un contrato para que intente arreglar mis papeles, porque no encuentra peones espa?oles suficientes para la obra. Pero hace dos a?os que ped¨ª el pasaporte en mi pa¨ªs y no me lo dan. Entre la Ley de Extranjer¨ªa y nuestro Gobierno, as¨ª estamos: obligados a vivir como mendigos".
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