Un liberal de derechas para salvar a Colombia
El presidente electo, Gaviria, afronta el futuro con el respaldo de los caciques de su partido
, Lo que m¨¢s gusta a los colombianos de C¨¦sar Gaviria, el presidente electo, es, tal vez, su juventud y el hecho de ser un hombre que, como ¨¦l mismo se?ala, proviene de una "familia del com¨²n, sin curnia ni riqueza". Esta imagen la, completan su esposa, Ana Milena, una mujer sencilla, t¨ªpica madre-profesional, y sus dos peque?os hijos. Con su sonrisa amplia y espont¨¢nea, Gaviria parece m¨¢s un pr¨®spero profesional que un fr¨ªo estadista.
Nacido hace 43 a?os en la cafetera ciudad de Pereira, C¨¦sar Gaviria no ha perdido el t¨ªpico acento de los hombres de esa regi¨®n monta?osa colombiana ni ha perdido la costumbre de utilizar palabras que s¨®lo utilizan los hombres de esa provincia. Todo esto hace que los colombianos crean que, en el palacio de Nari?o -sede del Gobierno- vivir¨¢, a partir del pr¨®ximo 7 de agosto, un hombre que siente como ellos y que tal vez piensa como ellos. Y hay algo m¨¢s que lo hace sentir cercano. Con Gaviria llegar¨¢ al r¨ªgido palacio de gobierno el sonido estruendoso del rock. El nuevo presidente y su familia son fan¨¢ticos de los Toreros Muertos, de Mick Jagger y de todos los grandes de la m¨²sica rock.Pero as¨ª como se conocen detalles de su vida personal, como hombre p¨²blico C¨¦sar Gaviria es inescrutable. Se afirma que ni sus inmediatos seguidores saben a ciencia cierta qu¨¦ es en verdad lo que piensa el jefe de Estado elegido el domingo por los colombianos. Pero hay ya una especie de consenso: C¨¦sar Gaviria es dentro del liberalismo un hombre de derechas en lo pol¨ªtico y en lo econ¨®mico. Y aunque el pasado 11 de marzo, cuando obtuvo una apabullante votaci¨®n en la consulta popular que lo eligi¨® como candidato del liberalismo, se ve¨ªa la sombra del asesinado Luis Carlos Gal¨¢n detr¨¢s de ¨¦l hoy parece estar m¨¢s claro que Gavina no representa lo que represent¨® Gal¨¢n.
El candidato asesinado tuvo el valor, durante 11 a?os, de salir de las tolvas del oficialismo l¨ªberal para fundar un movimiento renovador y cr¨ªtico. Gaviria siempre ha sido un hijo fiel de la casta de su partido. Ha demostrado, a pesar de su juventud que es un experto encuestiones de maquinaria y clientelismo. A la presidencia llega rodeado y apoyado por los m¨¢s reconocidos caciques de su partido.
La carrera de Gaviria ha sido brillante y marat¨®nica. Es un verdado ni?o prodigio de la pol¨ªtica. A los 23 a?os fue concejal, a los 25 representante en la C¨¢mara, a. los 26 alcalde de su ciudad natal. Con el presidente Julio C¨¦sar Turbay fue viceministro de Desarrollo y con el actual jefe de Estrado, Virgilio Barco, ministro de Hacienda y de Gobierno. Fue este ¨²ltimo cargo el que convirti¨® a Gaviria en figura nacional. Seis veces tuvo que asumir, por ausencia del pa¨ªs de Barco, funciones presidenciales; y en estas seis oportunidades tuvo que enfrentar graves crisis.
Pero tambi¨¦n por su labor en la cartera de Gobierno ha recibido las m¨¢s duras cr¨ªticas. Fue Gaviria quien, en el Congreso de la Rep¨²blica, en el m¨¢x¨ªmo debate sobre la guerra sucia, denunci¨® la existencia de 140 grupos paramilitares en el pa¨ªs. Los denunci¨® ?pero por qu¨¦ no hizo nada para desarticularlos?.Esta pregunta la formul¨® siempre la izquierdista Uni¨®n Patri¨®tica (UP). Bernardo Jaramillo, candidato a la presidencia por la UP y asesinado el pasado 22 de marzo, era uno de los convencidos en Colombia de que con Gaviria en el poder la guerra sucia se agudizar¨ªa.
Circunstancias ¨²nicas
Las circunstancias que transformaron a Gaviria de un ex ministro con prestigio a candidato a la presidencia son ¨²nicas en la historia de Colombia. En un pa¨ªs donde los candidatos son elegidos por los jerarcas de los partidos es un hecho ins¨®lito que fuera un muchacho, de apenas 17 a?os, quien asumiera esta funci¨®n. Y fue lo que ocurri¨® con Gaviria. Por eso se dice que adem¨¢s de la astucia, de la capacidad y del olfato pol¨ªtico, a la carrera pol¨ªtica del nuevo presidente de Colombia lo ha acompa?ado una buena dosis de suerte. Nadie olvidar¨¢ el emotivo instante en que Juan Carlos Gal¨¢n, ante la tumba de su padre asesinado el pasado 18 de agosto, pidi¨® a Gaviria asumir las banderas de Gal¨¢n. "Salve usted a Colombia", le dijo el joven.
Y ¨¦ste es el reto al que se enfrenta el presidente electo: salvar a Colombia de la m¨¢s grave. y negra crisis que ha sufrido en la historia. Terminar con el flagelo del narcoterrorismo (no del narcotr¨¢fico, porque como Gaviria ha dicho esto es una lucha internacional, no una tarea exclusiva de Colombia); lograr la paz con los grupos armados, y no frustrar la esperanza de millones de colombianos que ven en la convocatoria a una Asamblea Nacional Constitucional una esperanza de renovaci¨®n del pa¨ªs, son los tres grandes desaf¨ªos del nuevo presidente.
De las tres, la tarea m¨¢s urgente es frenar el narcoterrorismo. Gaviria ha repetido hasta el cansancio que no har¨¢ concesiones a los violentos; pero tambi¨¦n ha dejado entrever que podr¨ªa llevar a consulta del Congreso o a un refer¨¦ndum el espinoso tema de la extradici¨®n. Gaviria, indiscutiblemente, no puede hablar de negociaci¨®n; sobre ¨¦l recae toda la presi¨®n internacional y la amenaza del castigo por parte de Estados Unidos. La gran inc¨®gnita es si Gaviria se enfrentar¨¢ abiertamente a los narcotraficantes o si tratar¨¢, sin hablar de negociaci¨®n ni di¨¢logo, de llegar a ciertos acuerdos que pongan fin a las bombas y al terrorismo del que ya est¨¢n hastiado los colombianos.
En materia de orden p¨²blico Gaviria se inclina m¨¢s por el pulso firme que por la mano tendida, que fueron las dos herramientos que mezcl¨® Virgilio Barco. Siempre ha dicho que hablar¨¢ con los guerrilleros, pero tambi¨¦n ha afirmado que jam¨¢s dejar¨¢ que los aplausos de las reformas sociales o econ¨®micas del pa¨ªs se los lleve un grupo insurgente.
La Constituyente es otro punto ¨¢lgido. Gaviria ha prometido que la convocar¨¢. apenas asuma el poder. Pero no ha di cho c¨®mo la convocar¨¢ ni con qui¨¦n. Est¨¢ entre la espada y la pared. Por un lado, debe complacer al pueblo que pidi¨® una Constituyente amplia y el derecho a una democracia participa tiva. Por otro lado, debe complacer a los caciques de su partido que no quieren perder sus privilegios. ?Qu¨¦ le espera en tonces a Colombia con el nuevo Gobierno? Muchos se aventuran a afirmar que la peor violencia est¨¢ por ver. Que con Gavir¨ªa, unido al m¨¢s claro representante de la derecha colombiana, ?lvaro G¨®mez, quien qued¨® en segundo lugar en las elecciones y a quien por Constituci¨®n le corresponde participar en el Gobierno, el futuro de Colombia no parece muy esperanzador. En este caso, es v¨¢lido echar mano a la fiase que le sirve de muletilla al presidente Virgilio Barco para eludir las preguntas dificiles: "Amanecer¨¢ y veremos".
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